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Hotel Mónaco
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HOTEL MÓNACO

Un personaje (in)quieto
domingo 08 de septiembre de 2024, 15:14h

Un edificio silenciado, un hotel venido a menos, las historias de lo que ocurrió dentro, dormidas. Pero aún se mantiene en pie este viejo personaje de ladrillo y ventanas, el Hotel Mónaco, en la calle Barbieri, en pleno barrio de Chueca.

Hotel Mónaco
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Mas, hete aquí, que llegan dos locos de la escena, de la dramaturgia, de la interpretación, del rescate de lo que sucedió, y en forma de teatro documento, investigan, entrevistan a protagonistas del barrio, indagan, y van construyendo su historia, la del Hotel Mónaco, desde sus inicios. Desde que el rey Alfonso XIII lo usaba para sus fiestas y escarceos amorosos y sexuales.

La dramaturgia corre a cargo de los mismos que la interpretan, Laura López y Miguel Ángel Bueno, bajo el buen criterio de dirección de Max Ilzarbe, que no les hace perder ritmo, al contrario, va contagiando en los espectadores el interés por descubrir, por saber más, por conocer cuáles fueron y han sido las vicisitudes de este emblemático hotel, hoy casi en ruinas, desahuciado, avergonzado en algunos casos, sometido a especulación, callado, pero que los autores se encargan de darle voz. Con sus propios comentarios, diálogos, explicaciones, y con imágenes rescatadas de años otrora, con músicas, con símbolos, y donde todo se desarrolla en una misteriosa sinfonía de recuerdos, de memoria histórica, de transición, que te va envolviendo y que hace que, cuando salimos de la sala teatro AZarte, nos acerquemos a ver la fachada del hotel y la presentemos nuestros respetos.

Cuando algo merece ser contado, rescatado, da igual cómo se cuenta, si se hace bien, claro. Y esta compañía de Laura López, de Miguel Ángel Bueno, de Max Ilzarbe, lo expresan con el debido respeto, con el debido humor, con el debido rigor de documento, con el debido drama y con los necesarios sentidos, en todos los aspectos.

Comienzan poniéndonos en situación sobre el hotel abandonado. Después vendrá el rey en persona a escenificar sus tropelías o aficiones, luego la Movida, no podía faltar, el orgullo de estar en el barrio en el que está y los prejuicios que ello supone, la especulación antes de la gran crisis económica, el recuerdo olvidado y un futuro incierto.

No dejan nada por contar, con testimonios incluidos de gente próxima que tiene el edificio como algo cotidiano y como hecho reivindicativo. Nos transportan a un mundo no tan alejado en el tiempo. Hay alegría y sombras, pero no es lo comúnmente establecido. Sentimos esa sensación de que algo se ha perdido y nos remueven a querer recuperarlo.

Sociedad que avanza tan lentamente que, algunas veces, todavía nos llevamos las manos a la cabeza, al cuello, a la boca, a los oídos, para que no nos cause dolor tanto estrépito.

Hoy vas por Chueca y todo aparece con sosiego, pero hay que estar atentos a lo que sucedió y a lo que puede ocurrir si no ponemos coto a ciertas ideas que vuelven a un pasado aciago y oscurantista, sobrecogedor y limitado en libertades.

Por eso, Hotel Mónaco, en su denuncia, en su arte, en su testimonio, en su teatro, clama por la paz, por el conocimiento, por la cultura, por la serenidad, por lo que está silenciado, tenga voz de nuevo.

Ahora vemos las ventanas del Hotel Mónaco desde fuera, ¿cuándo podremos mirar desde dentro?

FICHA ARTÍSTICA

HOTEL MÓNACO

Dirección - Max Ilzarbe

Dramaturgia - Laura López y Miguel Ángel Bueno

Reparto - Laura López y Miguel Ángel Bueno

Diseño de Iluminación - Andrea Burgos

Diseño Gráfico - Alejandro Gallardo

Audivisuales - Guillermo Mascaró

Voz en Off - Pablo G. Freire

Espacio – Teatro Azarte

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