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Ángela Serna
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Ángela Serna

Entrevista a la poeta salmantina Ángela Serna: "Aprendo a mirar escribiendo y que lo que escribo me ayuda a entender y a entenderme mejor"

lunes 02 de septiembre de 2024, 08:47h
Ángela Serna nace en Salamanca. Vive en Vitoria-Gasteiz. Profesora Titular de la Universidad del País Vasco. Es directora y editora de la revista TEXTURAS.- Nuevas dimensiones del texto y de la imagen. Traductora, poeta, poeta visual y rapsoda. Desde 2010 preside la Asociación de Creadores Literarios de Alava- KRELIA.a. Desde 2006 organiza las CITAS CON LA POESÏA que se celebran en la Casa de Cultura de Gasteiz, igualmente coordina la actividad A LA SOMBRA DEL BAOBAB (música y poesía).

Poemarios publicados: Vocaníbales/Voyelles cannibales (in Antilogía poética, Arteragin, 1997); Poétrica visualizable, Gala Naneres, 1996; Alfahar, Pliegos de la visión, nº 15, Ed. Babilonia, 2001; Del otro lado del espejo, (accésit del premio Ciutat de Benicarló 1999), Ed. Grupo poético Espinela, Benicarló, 2000; Fases de Tumiluna, Arte Activo, 2002; Luego será mañana (en otra habitación), Serna-Basoa, 2006; Vecindades del aire, Arte Activo, Colección Menhir, 2006; De eternidad en eternidad, Ediciones La Palma, Colec. Ministerio del aire, Madrid, 2006; Apuntes para una melodía futura, Ediciones del 4 de agosto, Planeta clandestino nº 42, Logroño, 2007. Variaciones /Variazioni, la stanza del poeta, Gaeta, Italia, 2007. Traducción de Giuseppe Napolitano; Trampantojo, en colaboración con el artista Juan López de Ael (poesía + fotografía), Texturas, col. Escritos en el aire, 2008. Tiene varios poemarios inéditos: Pasos.- El sueño de la piedra / Urrastsak.- Harriaren loa (euskera-español), con traducción de Juan Garzia Garmendia; La Démesure du cercle /La desmesura del círculo, con ilustraciones gráficas del artista Claude Abad; etc. Parte de su poesía ha sido traducida al italiano y al francés… Participa en Festivales de poesía de reconocido prestigio: Voix de la Méditerranée (Francia), Voci del Mediterraneo (Italia), etc.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

Ángela Serna.- Pasé mi infancia en un pueblo de Salamanca, ciudad en la que nací. Siendo adolescente llegué al País Vasco, donde resido desde entonces. Desde que tengo recuerdos, me veo unida a la escritura, ya sea porque “montaba” mis propias revistas que yo emborronaba, coloreaba y escribía, ya sea porque ver a mi padre leer producía en mí el deseo de hacerlo. Muy pronto empecé a escribir “poemas”, o eso creía yo, sobre los afectos y desafectos de adolescente: los chicos, la pobreza, el hambre, los chicos. En fin, esas cosas que nos preocupaban siendo adolescentes, en aquella época en la que un día queríamos de mayor ser enfermeras, maestras, o simplemente, geniales. Así me recuerdo ahora. Más tarde sucedió mi acercamiento a la poesía a través de las lecturas, el estudio, la lectura, la lectura… y, cómo no, la escritura. En realidad, siempre he pensado que la poesía se acercó a mí, me atrapó y no tuve otro remedio que vivir con ella, vivirla por pura necesidad, ya sea desde la escritura, la lectura o la recitación… La poesía, que empecé a amar gracias a un profesor (Francisco Gallego y sus clases sobre Góngora), es hoy energía para mí.

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron ?

Mis primeras lecturas no fueron en realidad lecturas, sino la escucha de poemas como “Volverán las oscuras golondrinas…”, “¿Qué es poesía….?, Bécquer; “Una tarde parda y fría de invierno”, Machado “Con diez cañones por banda…”, Espronceda; “Qué es la vida? Una ilusión….”, Calderón de la Barca; “Poderoso caballero…”, Quevedo, “verde que te quiero verde”, Lorca; “Andaluces de Jaen…”, Hernández; “No es verdad ángel de amor…”, Zorrilla, etc. Más tarde fueron llegando otros, y otras, autores que me influyeron y me influyen, aquellos a los que vuelvo una y otra vez, a los que sigo leyendo. Unos son clásicos, otros contemporáneos, todos necesarios para crecer: Valente, León Felipe, los poetas franceses de finales del XIX, Sor Juana, Teresa de Ávila, Ángela Figuera, Dionisia García, Caballero Bonald, José Corredor-Matheos, Juana Castro, Chantal Maillard, Juan Cobos Wilkins, Béatrice Bonhomme, Eloy Sánchez Rosillo, Fernando Pessoa, Alejandra Pizarnick, Emily Dickinson, Claude Esteban, Sophia de Mello, César Vallejo, Juan Ramón Jiménez, Cortázar, María Jesús Silva, Ada Salas, Ángel Guinda, … y un largo etcétera.

¿Cómo definiría a su poesía?

No creo que sea la persona más adecuada para responder a esta pregunta, aunque pueda parecer que sí. Podría decir que mi poesía ha ido pasando de la necesidad de decir todo a la necesidad de silenciar casi todo. Me gustaría creer que, como dijo un día la poeta Dionisia García hablando de uno de mis poemarios, mi poesía es “depositaria de Verdad y Belleza, como todo aquello que nace de la necesidad.” Creo que es una poesía meditativa, introspectiva, desnuda, despojada, sincera, que mira extramuros e intramuros de la piel para no olvidar que hay un mundo y un inframundo en cada uno de nosotros. Los lectores opinarán. Yo sólo sé que aprendo a mirar escribiendo y que lo que escribo me ayuda a entender y a entenderme mejor.

¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

El tiempo, el paso del tiempo, hace que la poesía vaya desnudándose más, despojándose, adoptando formas distintas en función de cada propuesta, de cada libro: más prosaica o más vertical, sin por ello perder la necesidad de plasmar con las palabras justas aquello que sucede “entre un ahora y un tal vez nunca”, porque poesía y vida son inseparables.

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

Nunca tengo la sensación de que un poema esté terminado. Nunca está terminado. En ocasiones corrijo incluso en el libro ya publicado. Suelo invertir mucho tiempo en la revisión de lo escrito: cambiar una palabra por otra, desplazarla, prescindir o mantener un signo de puntuación, decidir qué adjetivo, buscar aquella palabra que se resiste, encontrar la melodía, el ritmo más adecuado, etc. son cuestiones que me preocupan y que ocupan mucho tiempo, a veces más tiempo que el empleado en escribir los versos en el papel.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poesía?

¿El fin? Me interesa el camino, el viaje… Seguir caminando, amando, como decía Machado, los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón. Me gustaría que alguien, en algún momento, encontrara un lugar en mis palabras donde sentirse reconfortado o, si fuera preciso, espoleado, cuestionado. Que la poesía se ajustase a la medida de la necesidad de algún lector, en algún momento. También, cómo no, espero que la poesía, la mía y la de los demás, me siga enseñando cada día que soy mortal.

¿Qué lugar ocupa, para un poeta como usted, las lecturas en vivo?

Amo tanto leer para mí, como necesito leer en vivo para otras personas. Leer para un público, leer en voz alta supone un disfrute indescriptible (para el lector y para el receptor). Algo comparable a la emoción que supone escuchar música clásica ante una orquesta.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs etc.?

Los tiempos cambian y también la manera de relacionarse. No podemos ir en contra de la evidencia. Es algo que afecta también a la poesía, al arte en general. Las nuevas tecnologías ofrecen una mayor difusión (también una mayor confusión) y eso es interesante. Sea cual sea el medio, lo único que importa es la calidad. Las páginas, foros, blogs, revistas… sirven de puente, juegan un papel importante para la difusión de la palabra…

¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho?

Son más de uno, son demasiados para citarlos aquí, pero hay poemas que se quedan pegados a la piel… Entre esos poemas hay uno de Mario Cuenca Sandoval, “Miedo a volverme de hielo” que me acompaña siempre, por ese temor a volverse una indiferente. También “Entre dos luces” de Caballero Bonald, o esos versos de Claudio Rodríguez: “Como si nunca hubiera sido mía / dad al aire mi voz y que en el aire/ sea de todos y la sepan todos/ igual que una mañana o una tarde.” O “Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón…” de Juana Inés de la Cruz; o “Exodo”: una mujer corría…”, de Ángela Figuera…Son muchos los poemas, los versos que, según el momento, se quedan a vivir con una para siempre.

¿Qué libro está leyendo en la actualidad?

Acabo de terminar Biografía del silencio, de Pablo d´Ors y estoy leyendo varios sobre Emily Dickinson: Archivo Dickinson, de María Negroni, La dama Blanca, de Christian Bobin, las Poesías completas (Visor), etc. (debido a un proyecto sobre esta autora que estoy preparando)

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?

Pues le diría algo parecido a lo que Rainer Maria Rilke le dijo a aquel joven poeta: si necesita escribir, que escriba…, que lea, que lea todo lo que pueda. El tiempo, y la formación, le ayudará a encontrar su propia voz, su lugar, su aliento.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

¡Tratándose de poesía…! No conozco el sector lo suficiente, pero ciertamente se observan algunos movimientos más propios de unos grandes almacenes que de una empresa relacionada con los libros. Y, en contrapartida, esos maravillosos oasis a los que acudir aunque sólo sea para consumir-consumar, disfrutar, aquello que publican.

¿Qué libros ha publicado?

He publicado hasta la fecha algo más de una docena de libros, entre los que citaré: De eternidad en eternidad (Editorial La Palma); Luego será mañana (en otra habitación), Definitivamente polvo, Editorial Corona del Sur; PASOS.- El sueño de la piedra (Ed. Olifante); Vecindades del aire, La desmesura del círculo, Solitudine (Editorial ArteActivo); Máscaras para no enloquecer (Ed. Celya)… Y tengo tres poemarios a la espera de editor: Como un tiovivo de pintados caballos; Cómo salir del palimpsesto (retrato de un poeta); No todo es haiku (entre el haiku y el senryu, candilejas).

¿Como es tu vida dia a dia?

En esencia, mi día a día es siempre igual y siempre diferente. Los desayunos en Calipso, la Poesía (lecturas, proyectos, ensayos, recitales, con suerte “atrapar un verso o una idea en la libreta”…) y un ratito con las personas que amo.

¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?

¿Puedo yo, Miguel Esteban Torreblanca, leerle un poema?

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