Juan Peña, autor de este libro, presta atención tanto a los momentos de calma en la vida, donde esta se muestra noble y sagrada, como a las manchas y heridas que la misma vida va dejando en su camino. A pesar de las dificultades, el poeta proyecta una mirada afectuosa hacia la naturaleza y los seres vivos, especialmente hacia lo más pequeño y humilde, como las hierbas del campo, así como hacia objetos que nos acompañan y se cargan de alma. En palabras de Juan Peña: "La vida es noble y buena y sagrada".
Por otro lado, se experimenta una divinidad que se percibe más como una intuición que como una sensación, la cual es aceptada y experimentada a nivel emocional y cultural. A su vez, se lamenta la pérdida y el reemplazo de los antiguos pilares de nuestra sociedad ―la razón, la ciencia, el espíritu crítico, la defensa de la dignidad humana― por nuevas doctrinas ideológicas.
En el libro titulado "El último poema", el autor hace referencia a tres finales: el de su obra eventual, el de toda una época apuntada ―la milenaria civilización de Occidente― y uno imaginario pero no descartable a la luz de las tensiones actuales. La poesía de Juan Peña es honda, sobria y desprovista de retórica, pulcra en la forma y esencial en el contenido. Aquí se percibe un cierto balance o recuento, abordado desde una serenidad que resulta compatible con el desconcierto.
Juan Peña es autor de los libros de poemas La edad difícil (1989), Viviendo con lo puesto (1995), Días cansados (1997), Los placeres melancólicos (2006) y Dura seda (2011), recogidos en la antología La misma monotonía (2013). Posteriormente ha publicado los libros Destilaciones (2016), Palo cortado (una selección de sus letras flamencas, 2018), El poema extranjero (una recopilación de sus traducciones, 2018) y Yacimiento (2021). Con El último poema ha ganado el XIV Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado.
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