En 1869 se comienza a instalar en los parques de Madrid bibliotecas públicas en forma de estanterías, fabricadas en ladrillo y cerámica que contaban solo con tres o cuatro estantes para libros, Estos quioscos se construyeron basándose en el estilo modernista imperante en la época y eran de acceso libre y totalmente gratuitas. La iniciativa llegó de la mano de Ángel Osorio, abogado y político. quien se inspiró en otras prácticas similares en ciudades como Sevilla y otras urbes europeas. Se trataba de colocar pequeñas estanterías en los parques para que los niños y los no tan niños pudieran coger un libro y pasar la tarde leyendo al aire libre o incluso llevárselo a casa. En la capital de España primero se instalan, en el Parque del Oeste y más tarde en el Retiro.
El Retiro contaba con tres, de las cuales hoy solo se conservan dos restauradas en 1994 por la Feria del Libro de Madrid. Una se localiza en los Jardines de Herrero Palacios, antes Casa de Fieras, La otra, la Biblioteca Popular Pérez Galdós, se encuentra cerca de la fuente del Ángel Caído. Son los propios lectores los que dejan libros y recogen aquellos que van a leer.
La Biblioteca Popular del Parterre de El Retiro era la más grande, además de libros también se compartían juguetes. En su día, era muy común ver a los niños, con menos recursos, a sus puertas cuando la navidad se acercaba.
No se encuentran muy lejos una de otra. En la actualidad La de la Glorieta de Benito Pérez Galdós se puede visitar. La que se encuentra en los Jardines de Antonio Herrero Palacios, cerca de las instalaciones de la antigua Casa de Fieras, en la Puerta 12 de octubre se usa como lugar de intercambio de libros.
Las Bibliotecas Populares vivieron su época de mayor esplendor en los diez años que van de 1926 a 1936. Con la llegada de la II República, en estas bibliotecas también se depositaban libros de bachillerato para que los estudiantes pertenecientes a familias menos pudientes pudieran aprovecharlos.