Invitación al diálogo histórico, al conocimiento como viaje, y en ello la advertencia necesaria: “Tres miradas y tres viajeros –Trajano, Gan ying y Sahaveda, personaje de la épica india-, servirán en este libro para corporeizar en toda su plenitud una esfera compartida que canta a muchas voces, tan diversas como las fuentes documentales utilizadas para escribirlo: estatuas, tesoros, monedas, contratos, discursos, debates, poemas, manuales sobre el Estado, la buena vida o la salud, reflexiones sobre la condición de las mujeres, intentos de medir el mundo…” Como escribe el propio Wulff “en estas páginas están los habitantes de una única bola contenida en una improbable burbuja que surca el espacio. Nuestra historia no es que refleje esa unidad, es que es esa unidad”. Todo un viaje, pues, espera al lector como ejercicio de curiosidad griega, como principio de armonía. Herodoto elevado a la moderna potencia: “Como he señalado, en el continente eurasiático no hay obstáculos serios que impidan la comunicación por tierra, en particular en sus zonas septentrionales en contraste, por ejemplo, con América o África. En este sentido, se ha relacionado este componente y otro no menos importante, la posibilidad de experimentar en la adaptación de plantas y animales domésticos, y de hacerlo entre Lisboa o Hamburgo y Pekín, digamos, con el desarrollo temprano de grandes culturas y otros factores que han contribuido a convertirlo en el protagonista más destacado de la historia del mundo” He aquí un trasunto de viaje cultural amplio, dinámico, poniendo en relación elementos que define, más o menos explícitamente, el bien de la interrelación y, por extensión, una forma de invitación al progreso, a la formación de una cultura englobadora. El libro en sí, considero, no es sino una invitación a la comunicación –sea del tipo que fuere- como vehículo de socialización, como vinculo de futuro. A sabiendas de que el animal-hombre ha tomado posesión de las tierras habitables, hoy todas ellas prácticamente conocidas, el libro, este libro, es un propiciador, véase por donde se viere dentro de sus postulados, de acercamiento del hombre al paisaje y del hombre entre sí, favorecido todo ello por individuos que, por su carácter o formación o perspectiva de futuro han contribuido como elementos aglutinadores de conocimiento y socialización. No como utopía, sino como forma constructiva de entender la realidad. “La Odisea se abre con el héroe retenido en la isla de Calipso y con su enemigo Poseidón ausente del banquete de los dioses. Cuando finalmente sale de allí, el dios lo ve en el mar por casualidad y lo hace naufragar. Pero la diosa Ino Leucotea lo salva cuando lo ve flotando agarrado a los restos de la embarcación y tras una conversación, aunque al principio él no le haga caso en lo que le indica. Con ayuda de Atenea llegará a la orilla” Y a continuación, un comentario preciso y explicativo del discurso traído hasta aquí: “Me interesa rendirle el homenaje que merecen a las historias y su papel. La creación del mundo unificado de Eurasia es también la creación de un mundo participado de narraciones. Algo común atrae a todos los humanos cuando comparten y repiten una historia”. Tal como se señaló al inicio, “este libro tomará como guía tres miradas que se cruzaron en el océano Índico hace casi dos mis años. Basta seguirlas y nos llevarán, esperemos, hasta buen puerto en un momento excepcional de la historia del planeta: la primera globalización de los viejos continentes. Es el encuentro de tres mundos y sus respectivas miradas, pero también de mucho más”. La bienvenida le sea dada al hombre y la palabra, al bien de la relación establecida con la naturaleza, y al libro como un referente de comunicación y destino. Puedes comprar el libro en:
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