dicen las malas lenguas y los lenguaraces que con la edad se avanza en sabiduría, que el haber vivido la historia permite ver tras los telones que oscurecen la historia presente, que el sabio puede decir: la historia se repite
sin embargo, la historia se aleja, se esconde; donde antes marchaba, el anciano camina de lerdos pasos en busca de una historia y su lugar en esa nueva historia
la mortal enfermedad se anuncia a través de la tozudez, del deseo no confesado de vivir eternamente o al menos ser una partícula de la nueva historia, o una letra en el nuevo libro de historia
el amor se deshoja al transcurrir el otoño y cae como las hojas anunciando el “polvo eres...”, seguido de un fuerte estornudo; alergias, te dices
la ajada piel se esconde bajo una ropa que irradia juventud
las cremas y rellenos buscan desesperadamente crear un puente colgante entre los canales de arrugas
la enfermedad avanza y la compasión la acelera
hasta que un día, en lugar de un “buenos días” te saludan con un “¿cómo te encuentras?”
la muerte, desde la espalda, sonríe
la ocupación anoche de Columbia University por la policía, y a pedido de su presidenta, le arrojó a la cara el rostro de la historia
y, el ayer rebelde, se alejó caminando de lerdos pasos buscando en sus recuerdos otro momento de esos que por su infamia ganan su puesto en la historia universal de la ignominia derrotando la muerte y el olvido
mientras la enfermedad avanza
* Escritor, poeta, dramaturgo y hombre de teatro chileno, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Reside en los EE. UU.