Monika Zgustova nació en Praga al igual que la protagonista de la novela, quizá por esa razón la interesó tanto su vida. “Desde mis años de estudiante en EE.UU., cuando leí el primer libro sobre Milena, el de Margarete Buber-Neuman que lleva por título “Milena, la amiga de Kafka”, de alguna manera me enamoré de ella. Me interesó muchísimo y quería saber más y más, entonces leí todo lo que pude; se han publicado bastantes cosas sobre ella en distintos idiomas y, además, fui a visitar a gente que la conoció. Tuve acceso a los archivos de Praga, los archivos literarios. Allí había muchas notas y mensajitos a su hija; utilicé todo esto para el libro. Durante décadas he estado impregnada de Milena, pero solo como interés personal”, expone la autora. Hace un par de años, se produjo el detonante para escribir el libro. “Mi editor, me dijo, mira, el 2024 es el año Kafka y quisiéramos un libro sobre Milena. Me pareció muy bien y pedí una beca para ir a Estados Unidos para trabajar allí y bien, me la dieron. He tenido mucha suerte porque pude entrevistarme con personas que la conocieron, gente más joven que ella. Por cierto, su hija murió joven, con cincuenta y seis años. Disfruté ese tiempo investigando y leyendo a Milena, para mí siempre fue como un personaje”, desgrama la escritora nacida en Praga. “Milena se ha convertido con el tiempo en un mito, una mujer mítica” afirma Monika Zgustova y añade “me llama la atención toda su vida; pero, sobre todo, me maravilla que todo el sufrimiento que padeció no consiguió nunca asolar el ánimo que tenía, siempre conservó las ganas de vivir, incluso al final. Fue una mujer tremendamente vital. Un ser excepcional”. En opinión, de la autora de esta singular biografía novelada, “Milena fue una persona muy libre y vital, ambas características eran como las fuerzas motoras para poder superar las dificultades, sobre todo desde el momento en que se separó de su primer marido, antes no era así. Tardó muchísimo en darse cuenta de que no podía dejarse humillar y que realmente aquellas relaciones que tuvo, en especial con ese marido, fueron muy tóxicas, como diríamos hoy”, sostiene. “Sufrió muchas humillaciones, porque era jovencita e inexperta, no podía imaginarse su vida sin, Ernst Pollak. Hasta entonces siempre había sido una chica mimada, no le cabía en la cabeza cómo era posible esa situación, pero de todas maneras creo que en el fondo le fue bien porque se dio cuenta de lo que tenía que evitar a partir de entonces. Aun así, creo que esa incapacidad fue una de las causas de por qué no le funcionó su relación con Kafka. Éste, sufría muchísimo y lo hacía por el triángulo que vivían. Al principio lo toleraba, pero cada vez lo soportaba peor y, al final, realmente ya no podía asumir su propio sufrimiento”, explica Monika Zgustova. Según la autora de “Soy Milena de Praga”, “había muchos factores en el juego. Con su segundo marido, el checo Jaromír Krejcar, eran una pareja ideal, como idílica. Muchas personas pensaron que ellos eran la pareja definitiva, pero luego resultó que no, la deja él a ella, se sintió engañada. Yo creo que lo que pasaba es que los hombres de aquella época eran muy machistas y patriarcales. Ella dejaba a quien podía, como hizo con su padre”. “Kafka era demasiado exigente para ella, exigía a todo el mundo vivir en la verdad absoluta”Su relación con Kafka podría haber funcionado mejor, pero “sabía que Kafka era demasiado exigente para ella, en el sentido de que Kafka exigía a todo el mundo vivir en la verdad, que Kafka realmente practicó, para ella era muy difícil, porque era una verdad absoluta, no era como cuando decimos mentiras piadosas y tal, pues no, Kafka no aguantaba esto. Ella sabía que esto sería muy difícil, más que para cualquier persona; sería muy difícil vivir con Kafka. En el fondo Kafka no vivió con nadie, al final un poco tiempo con Dora, que era una jovencita que más que nada le cuidaba”.
“Milena sufrió una metamorfosis para bien cuando conoció a Kafka, ella estaba perdida, era una chica bastante frívola antes de conocerlo, no sabía qué hacer con su vida, leía mucho, sabía idiomas, pero no perfectamente y es a partir de empezar a traducir a Kafka y luego conocerlo, cuando se dio cuenta de que lo suyo era la traducción lo que realmente le gustaba y la llenaba muchísimo; empezó a escribir sus propios artículos y Kafka siempre alabó todo lo que ella hacía. Es lo que ella necesitaba. Cuando regresó a Praga ya sabía lo que quería”, apunta la autora. La época en que Milena vivió en Viena fue muy truculenta. Acababa de realizarse la desmembración del Imperio Austrohúngaro, la crisis económica era enorme y la ciudad estaba llena de personas que lo habían perdido todo. Era el fin de una época. De ahí, que la novela sea, también, una crónica social de cómo se vivía en la ciudad. “La vida literaria se movía alrededor de los cafés. Su primer marido era alguien muy fascinante, alguien que debía de ser creíble porque todos los grandes escritores del momento, como Robert Musil, Hermann Broch, Karl Kraus y otros absolutamente míticos, estaban seducidos por él, por eso ella también lo estaba desde hace demasiado tiempo”, expone Monika. Su vida se trastoca aún más cuando se produce la Segunda Guerra Mundial y la terminan encerrando en el campo de concentración de Ravensbrück, donde conoce a Margarete. “Allí conoció a los dos sistemas, tanto el soviético como el nazi; para Milena era como una fuente de información increíble, y lleva siempre un cuaderno para anotar cosas, desgraciadamente, se perdió, no se sabe nada de él. Probablemente, ella hubiera sido la primera persona que habría escrito sobre los totalitarismos, antes de Hannah Arendt”, supone Monika Zgustova. “Soy Milena de Praga”, está escrita en primera persona. “Era algo lógico, como he convivido con ella durante décadas, sentí que circulaba por mis venas, la tengo tan integrada… Con otra persona, quizá no me hubiera atrevido con la primera persona, si fuera una poeta, pero una periodista, sí. La verdad es que ella escribía de una manera absolutamente excelente, era precioso lo que ella hacía. Me atreví y por eso le di la forma del comienzo del campo de concentración”, señala. Para finalizar, Monika Zgustova nos habla sobre la técnica del libro. “Una obra siempre contiene observaciones. En la escritura hay autoconocimiento y conocimiento del ser humano y de la sociedad”, considera. Lo que sí cree con fuerza es que “si no llega a ser por Kafka, quizá no la hubiésemos conocido nunca”. El destino que siempre juega buenas y malas jugadas. Puedes comprar el libro en:
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