- ¿Tu cole era mixto, Puri?
- Tía, ni de coña. Yo me eduqué enfrente de uno de monjas, ¿no lo notas? Y era solo de señoritas; unas venidas del mundo rural, con pocos recursos, pero listas porque casi todas tenían becas del régimen y estaban internas, y otras de la jet de la city; las mediopensionistas. Y eso que fue en 1970, cuando la Ley General de Educación impulsada por el ministro José Luis Villar Palasí, inició tímidamente el proceso por el que los centros educativos irían, poco a poco, convirtiéndose en mixtos.
- ¡Lo que te has perdido por no desbravarte con los mozos de mi pueblo! Todos en la misma escuela, jugando en el recreo al balón prisionero, subiendo a los árboles a buscar nidos o montando a pelo en las yeguas de algún amigo. Ahí forjé mi carácter duro y rebelde y aprendí a pelear y tirar piedras. No cortábamos troncos como Koldo, pero sí jugábamos a la pelota en el frontón destrozándonos las muñecas, porque allí no se llevaba la mariconada de la paleta de goma y menos la de cuero.
- ¡Qué dura!, pequeño saltamontes. Ahora se lleva la mezcla de infantes de distinto sexo y están todos revueltos, que no juntos, en las escuelas públicas, mientras los coles religiosos defienden que la segregación de sexos es mejor porque las féminas distraen y tienen intereses distintos. Mixto es el modelo predominante ya, porque la tropa se forma en igualdad utilizando los mismos recursos educativos, favorece el respeto a la desemejanza, les hace más tolerantes y da visibilidad a la mujer, escondida hasta ahora en una sociedad masculinizada y unos hogares de machirulos y, ¡qué coño! en la vida real estamos siempre mezclados, ¿por qué no hacerlo desde el principio? Los coles diferenciados o se ponen las pilas o dejarán de financiarse con dinero público si mantienen tal segregación como detestaba la Celaá.
- Me gusta la mezcla, tía. Es un buen invento y la mejor manera de putearlos desde chicos. ¡Qué se ha creído el sexo débil! ¿Qué pueden con nosotras? Que se jodan y sepan lo que se les viene encima si se casan y, más, si se divorcian. Pobres animalitos acojonados, que ya hasta en el ejército se cambian de sexo registral sin tocarse un pelo de donde tú sabes, como “la cabo Roberto” que afirma que por dentro se siente lesbiana, aunque por fuera tenga toda la pinta de un tío hetero buenorro.
- ¡Hasta 37 funcionarios!, todos ellos policías y militares, han pedido el cambio en la ciudad de Ceuta en menos de un año. Pero no seas mal pensada, joder, que no tiene nada que ver con que la mujer, hoy día, consiga antes un ascenso o sea la puta ama. Seguro que, si su escuela hubiera sido mixta, a estas alturas ya sabrían en realidad cuál era su mismidad y su sentir. ¡Viva lo mixto! ¡Viva la educación sin segregación!
- No te vengas arriba, bonita, que la RAE dice que la definición de “mixto” es un adjetivo formado por varios elementos que se mezclan para componer otro. Si vamos a “mixta”, Mixtlán significa, en náhuatl, lugar de nubes, aunque algunos autores lo han traducido como junto a los leones. Hablando de animales o vegetales, tiene que ver con mestizo…
- ¿Qué estamos en las nubes? ¿Qué esto es la jungla? ¿Quieres decir que lo que sale de las mezclas es otra cosa distinta a los elementos individuales iniciales? Desarrollando la reflexión, es lo que pasa en las cocinas. Pones en un bol harina, azúcar, leche, güevos… ¡Tachán! ¡Te salió un bizcocho! Que puede estar exquisito, duro como una piedra, soso, poco hecho, repugnante… ¡Ya te digo!
- Ya andamos con las extrapolaciones, tía. ¡Dale con meter el dedo! Encima, ni entiendes, ni te gusta la política y ahora quieres hablar de las mezcolanzas congresiles, léase grupo mixto, homo, hetero, etc.
- Pues eso me preocupa visto el panorama hediondo del momento, un suponer. Con niños es una cosa, con mastuerzos adultos resabiados de distinto pelaje, otra, mayormente.
- Pues sí, porque los pobres que componen el susodicho grupo mixto del Congreso de los Diputados, en general, no tiene desperdicio. Unidos a la fuerza y revueltos en la adversidad porque no cumplen los requisitos esenciales para formar un grupo parlamentario propio, según la Constitución española, la ley española, o el reglamento interno del Congreso de los Diputados, vaya usted a saber. Menuda criatura podría salir si se mezclan parejas… son ocho. Pares. Rosquillas, pestiños, perrunillas, borrachos, sobaos, yemas de la Santa si se tocan los homólogos…
- Pero, tía, ¡si no se ajuntan ni se pueden ver. ¿Qué cojones tienen en común para tener el pupitre junto Cristina Valido García, de la Coalición Canaria; Alberto Catalán Higueras, de Unión del Pueblo Navarro; la ex ministra Ione Belarra Urteaga, Javier Sánchez Serna, Noemí Santana Perera, y Martina Velarde Gómez, de Podemos; Néstor Rego Candamil, diputado de A Coruña y la última adquisición, el ex, ex José Luis Ábalos, ex-Partido Socialista Obrero Español y ex ministro de Transportes del PSOE? ¡Ahí lo dejo!
- Me da que no están juntos porque se caigan bien, sino porque los ha puesto ahí la maestra, un suponer, y eso me lleva a otra definición de mixto: cerilla, fósforo, cerillo, velilla. Mezcla inflamable que se usa para los artificios incendiarios, explosivos o de iluminación; lo que no asegura que a estos “mixtos” les gusten las fallas y estén por quemar hasta al Ninot indultat que se salva siempre. No, bonita.
- Pero seguro que se avecinan tracas. La venganza es un plato que se sirve frío. Solo hay que saber esperar sentado a tu puerta, tranquilito, para ver pasar el cadáver de tu enemigo…
- Nosotras, a darle a las perrunillas con Quina Santa Catalina, por eso de recordar el colegio.
- Y brindamos por todas las mujeres que no tienen rostro, por las reprimidas, explotadas, esclavizadas, ninguneadas, no amadas como se merecen y no sigo, porque aún quedan muchos adjetivos que todos conocemos. ¡Por todas las mujeres! Hasta por las descarriadas que no me caen bien. ¡Viva el día de la mujer!
- ¡Cien por cien, tía! ¡Cien por cien!
Si (
No(
