Esta edición del Centinela que sale a la calle esta revisada ¿en que difiere de la anterior?
Bueno, al estar corregida por un corrector profesional, siempre es una ventaja porque sus ojos ven lo que los demás ni intuimos. Hemos trabajado mucho en el texto para que no se cambiara nada de la historia, pero no hubiera ningún fleco suelto. Y, además, se ha incorporado al texto un cuadernillo de trabajo con supuestos prácticos para trabajar el libro en el aula si se quiere. Con la ventaja de que, cualquier lector, aunque no se encuentre en clase, pueda ponerse en situaciones cotidianas que derivan en acoso escolar y sepa detectarlas; es muy dinámico.
Esta novela salió en el 2018 con 8 ediciones, ¿espera que tenga tanto éxito esta edición revisada como la primera?
En realidad, llevaba diez ediciones, jajaja. Ahora el centinela, con una editorial tan potente y comprometida como HarperCollins, estoy segura de que tendrá un recorrido mayor. Todo depende de mi trabajo y el de la editorial y, sinceramente, creo que eso es una garantía, porque veo a mi equipo trabajar en este libro como si fuera el único en el mundo, al igual que hago yo. El éxito sería que se tomara conciencia de una vez sobre esta lacra social que es el acoso escolar, no que el libro se venda más o menos.
¿Para qué tipo de lectores escribió la novela?
El libro está pensado para la transición del colegio al instituto. Es una idea muy generalizada la de que nuestros jóvenes comienzan demasiado pronto esta segunda etapa de su educación, muchos de ellos (la mayoría) son inmaduros tanto física como emocionalmente y les cuesta mucho dar ese salto. Lo escribí pensando en estos jóvenes, para que nunca perdieran su esencia, esa que solo se tiene de niños, y sean capaces de ver lo mismo por muchos años que cumplan. Me atrevería a decir que la historia está recomendada de los 11 a los 111 años.
También pensé en los jóvenes menos lectores, a los que les cuesta más sacar tiempo para leer. Por eso ideé esta historia en la que los capítulos son muy cortos y contienen cierto misterio, para que no les resultara tedioso leer de vez en cuando un poco sin quedarse a medias de un capítulo.
Tiene en torno a diez obras destinadas a distintos segmentos de población, ¿para qué tipo de lector se encuentra más cómoda escribiendo?
Cuando publiqué El centinela tenía diez novelas en el mercado, ahora tengo dieciséis. La verdad es que yo escribo según mi estado de ánimo, no es que me sienta más cómoda en un género que en otro, es que lo necesito. Cuando estoy muy tranquila o me va todo bien, escribo para niños y adolescentes, pero cuando estoy muy irritada o tengo una época de estas en las que te planteas todo en la vida, escribo novela negra porque “necesito matar y no quiero ir a la cárcel”. Es una terapia estupenda para soltar.
Sí que es verdad que, como lectora, la novela negra es mi favorita y eso hace que las historias se agolpen en mi cabeza con más facilidad. Además, el público infantil es implacable.
¿En qué género literario encajaría esta novela?
Siempre es difícil catalogar en un solo género. Se trata de una novela basada en hechos reales, en la que la realidad supera a la ficción, como suele ocurrir; contiene misterio… Creo que el contenido es variado y, en muchos capítulos, sorprendente. Podríamos decir que es ficción contemporánea juvenil, suspense.
¿Se refleja en la novela algún rasgo de usted o de su entorno?
Sí, todas mis novelas hablan de algo que he visto o he vivido o quiero denunciar de alguna manera. Esta novela en cuestión está basada en un caso real ocurrido en un instituto de Gijón y, aunque el instituto en el que he ambientado la historia no existe, ni los personajes tampoco, tienen mucho de lo que los verdaderos protagonistas vivieron.
Quise hacer bastantes cambios porque, en realidad, lo que cuento en El centinela ocurre absolutamente en todos los centros educativos del mundo, no en ese en concreto, así que puede llegar a ser cualquiera.
Compagina su trabajo en un hospital con la escritura, ¿recoge experiencias de su hospital para escribir?
Un hospital es una fuente inagotable de información. Cada vez que un paciente me cuenta algo que me fascina o cada vez que se produce una situación inusual o cuando algo ocurre con demasiada frecuencia, me siento en la necesidad de darle forma. Y cuando mi cabeza empieza a trabajar, no hay quien la haga parar.
Pero no solo compagino el trabajo en el hospital con la escritura, mi labor de madre y ama de casa, me ha dado lugar a más historias que mi experiencia laboral.
A través de las voces de unos alumnos investiga el acoso escolar, ¿cree que se pone el énfasis necesario para que este se acabe?
Sin temor a equivocarme, NO. Durante estos años y, sobre todo basándome en la experiencia, veo que cada vez hay más gente involucrada en la lucha contra el acoso. Cada vez se ponen más medios y hay más material. Pero la sociedad no está cambiando lo suficiente. Creo que, hasta que no entendamos que el acoso escolar no es cosa de dos figuras (el acosador y el acosado) y en ocasiones tres, cuando se implica al profesorado, no llegaremos a ningún sitio. Las familias tenemos la misma responsabilidad que cualquiera y los famosos espectadores, aquellos que saben que está ocurriendo algo y miran hacia otro lado porque no quieren problemas, son tan culpables como cualquiera. TODOS podemos poner nuestro granito de arena, yo lo he hecho escribiendo esta historia, es mi manera de luchar contra el acoso, la tuya puede ser otra, y todo suma. Hace falta más conciencia social. No sirve lo de “mientras no me salpique…”. En este libro he querido demostrar que te puede salpicar en cuanto te des la vuelta.
En 2011 publica su primera obra, ¿con el paso de los años ha visto una evolución literaria a la hora de escribir sus libros?
Sí, claro, si no pensara así, mejor sería dejarlo. Creo que cada historia que escribo es un aprendizaje para la siguiente. En cada libro he podido ver en lo que he fallado (para lo que es fundamental aceptar las críticas, por muy mal que te sienten) y, además, me puse en manos de mi profesor del taller literario (Ramón Alcaraz) que se preocupó de señalarme mis errores y me enseñó a evitarlos. Sigo cometiendo muchos, por supuesto, pero eso es porque aún no he dejado de escribir, en el siguiente libro habré mejorado un poquito más y así, siempre.
Compagina su labor como madre y ama de casa, con su trabajo en un hospital y su pasión por la escritura, ¿de dónde saca tiempo?
Cuando acudo a un encuentro con alumnos de algún centro educativo, siempre sale esta pregunta. Y es que, soy consciente de que llama mucho la atención que una persona con tres hijos, llevando una casa y, con un trabajo a turnos, mucho tiempo libre, no parece que tenga. Y siempre les digo lo mismo. Cuando alguien siente pasión por algo, encuentra tiempo para hacerlo. Yo intento evitar decir (y pensar) dos expresiones: NO PUEDO y NO TENGO TIEMPO.
¿Por qué? Porque cuando decimos NO PUEDO, el cerebro, que es muy listo, se lo cree y te impide hacer cosas. Pero si no le ponemos en preaviso, no lo sabe y no nos limita. Y cuando decimos NO TENGO TIEMPO, en realidad estamos diciendo “No tengo tiempo para…”. Mientras mis hijos eran pequeños y demandaban de mí todos mis minutos libres, aprovechaba la noche para escribir, me quitaba horas de sueño para poder sentarme ante el papel, así que, en realidad, no tenía tiempo para dormir, sí para escribir. El tiempo se saca de las piedras, si es que de verdad se quiere hacer algo.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Siempre tengo un par de novelas empezadas, por aquello de que escribo según mi estado de ánimo. Ahora mismo estoy trabajando en una novela negra, ambientada en Gijón, que sería segunda parte de otra que ya tengo lista para publicar.
Y al mismo tiempo estoy con una novela para adolescentes centrada por completo en el ciberacoso, que me parece el mayor problema que hay en estos tiempos para nuestros jóvenes. Internet es una gran herramienta para buscar información, pero al mismo tiempo es demasiado fácil caer en estafas, en redes de mentiras y manipulación. Y el anonimato que permite la red, es muy peligroso. Así que, no será una continuación de El centinela pero seguirá en esa línea.
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