- ¿Volverán las oscuras golondrinas, Puri?
-… Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!
- ¡Joder, tía, que Bécquer era un triste y las golondrinas van buscando la primavera!
- ¿Ahora que empiezan a caer las primeras pavesas blancas?, tu sueñas, Vani. La primavera está lejos para hablar de golondrinas y aves migratorias.
- Es que esta mañana, en el parque, entre la niebla, en el cielo, me pareció ver un pájaro de color negro con reflejos azules metálicos por arriba, en la frente y la garganta parecía llevar un babero de color rojo, y era crema en la parte inferior. Pensé que solo podía ser una Hirundo rustica, mayormente conocida como golondrina común. Una de las aves más estudiadas en la antigüedad, y querida en todos los tiempos. Y me saltó el corazón porque yo las he visto en mi pueblo cuando, después de una tormenta, volaban como si nada hacia el futuro cargadas de esperanza.
- No seas teatrera, Vani, que todavía no es tiempo de que regresen, aunque estés tan positiva. Estas aves llevan implícito, desde siempre, el significado de vuelta a casa, de lealtad y de fidelidad; del regreso feliz, después del largo viaje… Y tú estabas volviendo del parque con un frío que helaba las orejas a la par que las ideas. Fin de la ensoñación sin estar colocada, bonita. Y mira que tatuarte una en el pecho sin ser marinero… ¡manda güevos, que diría aquel!
- Siempre quise un tatu, y el simbolismo de las golondrinas se remonta a miles de años. En la Antigua Grecia, las golondrinas se asociaban con Afrodita. Además, eran portadoras de buena suerte. Los griegos, supuestamente, creían que los dioses podían tomar una nueva forma como golondrinas; por lo que dañar a una de esas aves, podría traer mala suerte.
- Todavía hay que irse un poco más atrás, Vani, porque los egipcios estaban convencidos de que eran las golondrinas las que guardaban las almas de los muertos. Una creencia que arraigó en los marineros, que no vuelan pero surcan los mares una y otra vez. Llegó a ser símbolo de estatus entre ellos a la vez que de buena suerte. Un marinero con más de 5.000 millas sobre las olas se ganaba el derecho a tatuarse una golondrina. A las 10,000 millas, podía agregar otra... En el peor de los casos, si morían en alta mar, las golondrinas serían las encargadas de llevar sus almas al cielo.
- Cien por cien, Puri. Estamos ante un amuleto volante, presaguio de buena suerte, de libertad y, cuando aparece, los campos comienzan a florecer y traen felicidad vaticinando que es época de cosecha, de fertilidad y de crecimiento. La golondrina que llevo en el pecho está conectada con la curación, la esperanza y la prosperidad. Lo que me jode de verdad, Puri, es que es un ave que va y viene, como el Sterna paradisaea (charrán ártico), el Circus pygargus (aguilucho cenizo), el Apus apus (vencejo común), el Cuculus canorus (cuco común), o la Platalea leucorodia (espátula común), por decir sólo unos pocos.
- Claro, pequeño saltamontes, te gustaría que las golondrinas fueran como las Ciconia ciconia (léase, cigüeñas blancas), que han decidido establecerse en España cuando antes sólo representabamos para ellas una escala en su viaje; ahora somos un destino.
- Pero tía, entonces ¿por qué hay tanto vencejo que va de un sitio a otro como pollo sin cabeza, si nosotros ya tenemos calefacción y seguimos la dieta mediteránea?
- La migración de las aves es una estrategia de pura supervivencia; son capaces de desplazarse miles de kilómetros buscando alimento cuando éste empieza a escaseas en su lugar de origen; se anticipan a los cambios estacionales evitanto las condiciones metereológicas extremas y así crían a la prole tan ricamente, siempre con calorcito. Con el cambio climático y las filomenas de turno continúa el trasiego.
- Es decir, tía, que las golondrinas se van a otro sitio porque en este no encuentran lo que quieren aunque las quieran: viandas y ardor, un suponer.
- Visto así, podría ser. Y te diré que donde las quieren aún más que nosotros es en Portugal, y las llaman andorinhas; para ellos es un símbolo y está representado de manera tan sutil, que a veces ni somos capaces de percibirlo; aunque de allí, también se acaban marchando a pesar de que acuden por las mismas razones que nosotras, que nos gusta tanto: clima cálido y buena comida. Se largan al sur cuando cambian las tornas.
- Estoy hecha un lío, Puri. Si las golondrinas migran dos veces al año (léase viaje de ida y otro de vuelta, como si comprasen dos billetes) buscando la primavera, ¿dónde tienen realmente el nido, es decir, su hogar? ¿Aquí o allí?
- Tía, ni puta idea… No abandonan el nido hasta que no lo han hecho sus crías, y siempre vuelven. Consideran el nido como su patría, su hogar. ¿Tienen dos hogares? Tal vez… Además, el periodo de cría es variable, normalmente realizan dos puestas, y a veces tres… Pero te diré algo que tal vez no sabes, y es que las golondrinas elijen a su pareja para siempre; cuando encuentran su alma gemela ya nunca se separan de ella y viajan juntas.
- ¿Y crees que alguna, desorientada, en vez de irse al sur se va a tierras frías buscando el invierno en vez de la primavera? ¿Qué en lugar de querer calor prefiere el aire gélido? Y, si en vez de migrar dos veces al año, lo hicieran cada mes, ¿dónde tendrían su hogar? ¿Qué se pierden cuando se van? ¿Las que dan vueltas y más vueltas es que no encuentran lo que buscan? ¿Para qué se van si van a volver? ¿Se recuperan los momentos no vividos? ¿Nosotras también nos iremos?
- ¡Me estás levantando dolor de cabeza con tanto pájaro, Vani! ¡Que no soy ornitóloga, joder! Creo que son fenómenos paranormales y la respuesta sólo la puede tener Iker…
.- ¡Ahí lo dejo, tía!, ¡ahí lo dejo!