Emoción e identidad se entrelazan en las obras escogidas para la última edición de «Mapa de las Lenguas» lunes 27 de noviembre de 2023, 12:00h
Trece novelas de Argentina, Chile, Colombia, España, México, Perú y Uruguay integran la última colección de «Mapa de las Lenguas», una iniciativa que, con lanzamientos simultáneos en España y Latinoamérica, pretende apostar por la internacionalización de la mejor literatura en lengua española. A continuación, haremos un breve recorrido por las trece historias que componen el catálogo. Este año, el mapa se abrirá en febrero con Tierra de campeones del chileno Diego Zúñiga (Iquique, 1987). Zúñiga, periodista y editor, se ganó un puesto entre los veinticinco mejores narradores jóvenes del 2021 de la revista Granta.Tierra de campeones, su tercera novela tras Camanchaca (2012) y Racimo (2015), narra la historia de Martínez, un niño que crece en el norte de Chile, a mediados del siglo XX. Martínez posee un talento y una resistencia respiratoria inusuales que lo llevan a sobresalir en las competiciones de caza submarina y a lucirse en un mundial que se organiza en el país. Todo esto mientras se dejan sentir las agitaciones políticas y sociales que traerían las décadas del 60 y 70. «Me interesaba mucho indagar en esos años, en esos momentos en que políticamente Chile estaba muy movido […] Me motivó mucho darle vueltas a cómo construir ese Chile que yo no conocí» El siguiente libro Historia de los vertebrados, que Millas tildó como «el libro del año» pertenece a la filóloga y exdiputada española Mar García Puig (Barcelona, 1977). La novela narra la historia personal de cómo la autora sucumbió a la locura tras ser madre. «El 20 de diciembre de 2015 me convertí en madre y enloquecí. [...] Ese mismo día, España votaba en las primeras elecciones en las que participaba un nuevo partido. [...] Al anochecer, cuando yo contaba contracciones en la sala de dilataciones, el país contaba escaños. Y ambas cuentas confluyeron en una nueva vida para mí, porque uno de esos escaños iba a ser mío. El mismo día del nacimiento de mis hijos, me convertí en diputada del Congreso». Sin embargo, la novela vincula la historia de la autora con la historia de muchas mujeres que antes que ella sucumbieron a la locura: «Al final, se convierte en una especie de indagación de la relación entre feminidad y locura». Para concluir el mes de marzo llega la novela Inacabada, de la chilena Ariel Florencia Richards (Santiago, 1981), novela que Jorge Volpi catalogó como «la gran novela trans». Una hija anhela poner fin al silencio que se ha instalado entre ella y su madre a propósito de su tránsito de género. Necesita expulsar de sí misma esas dos palabras -soy mujer- que definen un renacer y también un duelo por quien ha sido durante treinta y siete años. Aunque la novela es sin duda una novela sobre el tránsito, también es una novela sobre la maternidad, sobre ser hija y sobre la imposibilidad de decir las cosas: «En ese sentido, el título de la novela hace referencia a obras de arte que no han sido terminadas y funciona como metáfora de una identidad que está en construcción». Además, Ariel quiso que el COVID no fuese ajeno a la novela, por lo que la situó en un confinamiento involuntario de la madre y la hija que quedan atrapadas en un hotel. La mexicana Gisela Leal abre el mes de abril con su cuarta novela La soledad en tres actos, una obra que narra «la historia de una familia que nace de los restos de errores pasados y que, como la mayoría de las familias, se gesta con la mejor de las intenciones, pero que, conforme va avanzando, se van perdiendo, ya sea por malas decisiones o por grandes ambiciones». En ella, el lector será testigo del dolor y la angustia de Antonia, quien sintiéndose intelectual y físicamente inferior a todos, creerá, por momentos, que hay salidas luminosas. El rechazo y la indiferencia de su madre, así como el poder, las adicciones y las enfermedades que ya se van instalando en su joven cuerpo serán su constante y obligada vuelta a la realidad. Sabe que está, estuvo y seguirá estando sola, salvo por la permanente presencia del narrador, esa voz del futuro y del pasado, intrusiva, a veces divertida y siempre trágica. Para terminar el mes de abril llega la segunda novela de la colombiana Susana Esquivel. Según Pilar Quintana, Contradeseo es «una novela sobre la cara más oscura de la amistad, los complicados caminos del deseo y las miserias domésticas; claustrofóbica e intensa». En ella, se narra la historia de Silvia, una migrante sin papeles, que se instala en la casa de los únicos amigos que le quedan, Javier y Teresa, a cambio de trabajar como empleada doméstica. Entonces, comienza a tejerse en el trío una tensión que perturbará los límites del trabajo y el sexo, a tal punto que será imposible para el lector quitarles los ojos de encima. La propia Esquivel comenta cómo la novela le permitió tratar algunos de los temas que más le interesan, como la maternidad o la fantasía doméstica del matrimonio heterosexual: «Creo que va sobre la cara más oscura del consumismo, de esas cosas que nos han dicho que debemos desear». En mayo, bajamos al sur, a Argentina, con la novela Ese tiempo que tuvimos por corazón, de Marie Gouiric (Bahía Blanca, 1985), especializada en la enseñanza de las artes audiovisuales. La historia habla de una maestra que se instala en una gran ciudad en busca de «una suerte mejor». Con su llegada, cambia su vida, pero también la vida de los niños a los que enseña, ya que, para la maestra, «enseñar no solo supone compartir un conocimiento o aprender una letra, sino también supone ocuparse de las necesidades profundas de las existencias». Además, la novela está contada en primera persona, de manera que la maestra sea la escritora de su propia historia. Ese tiempo que tuvimos por corazón hará que el lector se pregunte hasta dónde se puede educar, hasta dónde se puede forjar el destino de una persona o incluso hasta qué punto existe el libre albedrío: ¿somos dueños de nuestras decisiones? Ahora, cruzamos el Atlántico hasta España con la autobiografía de Laura Ferrero (Barcelona, 1984), Los astronautas,que Héctor Abad Faciolince describió como «un viaje a los confines del espacio familiar del que no sabemos si podemos volver y, si lo logramos, ya no seremos los mismos que se fueron». Todos sabemos qué personas forman nuestra familia y cuáles son los lazos que nos unen. Todos menos la protagonista, a quien nunca contaron que ella también, en algún momento de su vida, había tenido una. En Los astronautas, una fotografía encontrada fortuitamente alumbra la realidad de su familia con treinta y cinco años de retraso. Pero alumbra, sobre todo, las carencias y los silencios sobre los que se vio obligada a conformar su identidad: «Esta novela se llama así porque muchas veces la realidad, lo que nos cuentan, no nos sirve para acercarnos a la auténtica realidad». Abre el mes de junio el escritor, abogado e historiador peruano Rodrigo Murillo (Arequipa, 1986) con su obra No juzgarás. Su primera novela, Los héroes sentimentales, ganó el premio José Ángel Mañas a la mejor ópera prima publicada en España. En este thriller político, el fallido robo a una iglesia y la abrupta desaparición de una mujer dan comienzo a un entramado de historias donde distintos personajes buscan vengar el pasado, combatir la impunidad o restablecer la justicia. Sin embargo, la realidad es que políticos, empresarios, jueces, militares, policías, sacerdotes participan en una red de crimen y corrupción que reduce al silencio la voluntad de una sociedad que además debe lidiar con sus prejuicios de clase, raza y género. Es, por tanto, «una historia narrada desde la perspectiva de diversas generaciones que, por momentos, sin embargo, pareciera ser el relato de la vida de un mismo individuo». Junio se cerrará con la publicación de la novela Aranjuez del escritor colombiano Gilmer Mesa (Medellín, 1978). Según Fernanda Melchor, no hay nadie mejor para «escribir con ternura y crudeza la espina clavada en el corazón de Colombia, el corazón de nuestra América» que Mesa. Aranjuez comienza con una llamada de teléfono. El narrador escucha a su hermano anunciar que su padre está de camino al hospital. El hombre, admirado y amado por su hijo, había ido perdiendo la cabeza a manos de la ingrata vejez, lo que despierta en el protagonista la necesidad de contar la historia de ese trabajador humilde. «Una vez logré reposar esa rabia empecé a escribir sobre los recuerdos que tenía con él». Sin embargo, la historia no se puede contar sin la del barrio que vio crecer a Gilmer y a sus hermanos, y la de sus habitantes que lograron eludir la fatal cuadra y sus devenires, tan cargados de realidad colombiana como ningún otro. El mes de septiembre se abrirá con la publicación de la novela debut del escritor mexicano Hiram Ruvalcaba (Zapotlán el Grande, 1988): Todo pueblo es cicatriz. «La trama está basada en tres crímenes reales que me afectaron durante mi desarrollo espiritual y emocional». En 1996, Sagrario murió baleada en la entrada de su casa; los disparos alertaron a los vecinos, incluyendo al autor, de apenas ocho años. Poco después, Rocío fue también asesinada de forma violenta en su casa. En 2005, su tío Antonio fue baleado por un asesino en serie en una carretera. El Jalisco rural y semiurbano se había convertido en una tolvanera de cadáveres. «Escribí esta novela porque me parece que la violencia ha alcanzado el punto de no retorno los homicidios las desapariciones forzadas la violencia de género constituyen una realidad cotidiana». En resumen, es una novela que se pregunta cómo nos afecta vivir en medio de una sociedad tan brutal. La publicación de la primera novela de actor y dramaturgo argentino Iván Hochman (Buenos Aires, 1994), Por qué te vas, cerrará las publicaciones del mes de septiembre. El también dramaturgo Mauricio Kartun dijo que la novela era «como una bici: movediza, portátil y capaz de hacerte viajar a la más personal y preciosa tracción a sangre». De hecho, tanto es así, que el abuelo del autor la terminó literalmente «de una sentada», ya que la empezó al sentarse en la baño y no se levantó hasta que la terminó. En la novela, Milo vive con sus padres y su hermana, pero se quiere independizar. Mientras recorre la ciudad en bicicleta, alguien le va dejando pistas que no llevan a ningún lado, notas en las que se repite la pregunta «¿por qué te vas?». Se trata, pues, de una obra polifónica donde diferentes voces se preguntan por qué irse, por qué algunos ya se fueron y por qué otros nunca se irán. La peruana Rosario Yori (Lima, 1982) se estrenará con Infértil en octubre. A los casi cuarenta años, Rosario, una mujer que con esfuerzo ha logrado estabilidad en su vida, se enfrenta al dilema postergado de la maternidad. Tras recibir un diagnóstico que reduce sus posibilidades, se embarca, junto a su pareja, en un proceso médico extenuante que modifica la cotidianidad y los proyectos que han construido juntos. Sin embargo, no es solo el impedimento de concebir un hijo lo que intensifica esta etapa de su vida, sino el examen de sus motivaciones personales, de sus recuerdos, y del mandato familiar y social que la compelen. La novela tiene una estructura muy fragmentada que refleja la fragmentación de la protagonista: «está constituida a partir de entradas cortas a través de las cuales la narradora habla del proceso médico, pero también introduce recuerdos de su infancia, de la relación con sus padres, de su historia con su pareja…». El «Mapa de las Lenguas 2024» finaliza con la publicación, en el mes de noviembre, de El cielo visible, del escritor uruguayo Diego Recoba (Montevideo, 1981). La novela, tal y como detalla la escritora Nona Fernández, se pregunta sobre lo que supone ser latinoamericano y, sobre todo, lo que significa ser uruguayo. La obra cuenta la historia de un escritor que intenta llenar los huecos de su árbol genealógico y la historia cartográfica de su barrio, Nuevo París, lo que le lleva tras una escritora desconocida y perdida en Francia. En resumen, es la historia de las obsesiones del narrador: de dónde venimos, qué nos rige y cómo escapamos, dónde están nuestras historias ocultas, las olvidadas, quién es esa escritora auténtica y misteriosa que, viva o muerta, es nodo y motor de este tejido. De esta manera, Diego Recobacompone una novela híbrida, documentada y delirante, que por momentos es también un ensayo sobre arte y política. Noticias relacionadas+ 0 comentarios
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