¿Hay razones que justifiquen por qué los seres humanos llevan más de cuarenta siglos matándose los unos a los otros? Según La Biblia Cristiana el primer hombre nacido de mujer fue un asesino. Llevamos miles de años mirándonos a la cara, estudiando nuestros comportamientos, elaborando teorías, adoctrinando con infinitas falsedades y echando a la cara de los dioses la culpabilidad del desastre que somos.
De eso va esta novela, de los infinitos matices con los que pretendemos ser lo que no somos, enmascarar la naturaleza del rencor, disimular la realidad. Nacemos, tenemos una vida corta y fallecemos tan ignorantes como cuando aparecimos en este mundo. Matamos o nos dejamos matar de infinitas formas. Y mientras, hablamos, no paramos de hablar. Vivimos media existencia despiertos y dormimos la otra media. Y cuando estamos en plena vigilia, inventamos historias, tan inexistentes como la nuestra, para distraernos. Siempre, a pocos kilómetros de distancia, hay gentes matando, arrasando naciones, huyendo de la nada hacia otras nadas semejantes. Y todo se repite, una y otra vez, sin que consigamos extraer de los hechos una razón válida que justifique nuestros deseos de supervivencia. Flotamos en lo desconocido. De eso trata esta novela.
De la absurda manera en que los seres humanos se mienten a sí mismos, día tras día, año tras año, huyendo de la eternidad. Y por tanto, esta obra va de la falsedad de ese cuento virtual al que llamamos, pomposamente, nuestra historia.
Según el autor, ahora que se ha estrenado la película Oppenheimer de Christopher Nolan, sin rozar apenas las consecuencias de aquel hecho; ahora que se están matando a innumerables seres humanos -jóvenes, mujeres, niños, ancianos-, ahí cerca, tanto en Gaza, como en Ucrania; ahora que podemos ver de cerca, en alta resolución, desde nuestras propias casas, las tripas cerebrales de algunos dictadores, fuera aún de los tratados de historia, es el momento de hacer literatura más allá de las anécdotas, los juegos intelectuales de entretenimiento, los traumas de tres al cuarto, y enfrentarnos con lo que vemos en los espejos cuando nos miramos, con cierto detenimiento, cada mañana.
Puedes comprar el libro en: