Bemelmans trabajó en el Hotel Splendide, un lujoso hotel que se asemeja el Ritz de Nueva York, durante los años previos al crac del veintinueve. «Todas las noches estábamos en una habitación distinta, pero todas las noches comíamos caviar. Yo me lo comía en la cama con una cuchara sopera, bebía champán y escribía obras de teatro.»
En sus memorias ya publicadas en 1914, Ludwig Bemelmans inmortaliza a los miembros del personal del hotel y a la alta sociedad neoyorquina, a través de personajes inolvidables como Monsieur Victor, el autoritario maître d’hôtel; Mespoulets, candidato a «peor camarero del mundo»; y Kalakobé, el alegre friegaplatos que evoca las leyendas de su África natal. La obra nos presenta a un observador discreto que toma notas mientras el mundo a su alrededor se llena de música y champán.
Ludwig Bemelmans (19891962) nació en Merano, antiguamente ciudad de Austria-Hungría y actualmente de Italia. La conexión del autor con la industria hotelera se remonta a su niñez, la cual pasó en hoteles y describió como una experiencia solitaria. En 1914, emigró a Nueva York, donde vivió hasta el final de sus días. Durante quince años, trabajó en la industria hotelera antes de dar un giro a su carrera y convertirse en ilustrador y escritor. Trabajó como guionista para la Metro Goldwyn Mayer y dibujó numerosas portadas para el New Yorker y Town and Country. Entre sus obras más reconocidas se encuentra la serie de libros infantiles protagonizados por la niña Madeline, que publicó entre 1939 y 1961.
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