Durante todos estos años, la valenciana María Asunción Mateo ha mantenido vivo el legado de Alberti. Ha tenido que superar muchos problemas para hacerlo y también tuvo que luchar con su ética para decidirse a contar todo lo que ha escrito en el libro. Es, pues, un libro necesario para conocer la intrahistoria de un genio de las letras, polémico para algunos por su posición política, genial para otros por luchar siempre por la democracia y la libertad. En la entrevista, la autora nos desvela algunos secretos que nos harán conocer en profundidad a Rafael Alberti. Todas las resistencias que se planteaba a la hora de contar su vida con Alberti se vinieron abajo cuando se cae la carpeta que él decoró con dibujos y le golpea la cabeza. ¿Le dolió más el corazón al recordar los momentos compartidos o el golpe que recibió? Mi corazón se alegró al revivir momentos de mi vida tan hermosos, aunque reconozco que se me saltaron las lágrimas…En ocasiones el dolor por la pérdida produce una extraña felicidad. Había incumplido un mandato del poeta a pesar de que varias personas le decían que debía compartir los recuerdos, ¿teme que ahora se produzcan críticas contra la memoria de una viuda, como temía entonces? En absoluto. Soy muy consciente de que al leer un libro cada uno tiene derecho a opinar sobre él. Una cosa es la crítica y otra el descrédito gratuito impulsado por la envidia o el rencor… ¿Tienen derecho a la privacidad los que conviven con personas preeminentes y admiradas por tantos miles de personas, lectoras o no? Por supuesto. Creo que Rafael y yo podemos ser un ejemplo de ello, al menos hasta la publicación de este libro. ¿Siente, de alguna manera, que se va a invadir su intimidad? He sido yo quien ha decidido hacerla pública a través de un libro, lo cual no significa en ningún momento que deje de ser dueña de ella. También existe una intrahistoria de nuestra intimidad que solo nos pertenece a Rafael y a mí y que nunca trascenderá. De todas las facetas que conformaban la manera de ser del poeta, ¿cuáles destacaría de su auténtica personalidad? Su amor a la vida, su tolerancia y comprensión con los defectos de los seres humanos, al igual que reflejaron Cervantes o Galdós en sus personajes literarios ¿Pesó más su compromiso político, su rebeldía o su honestidad? Todo eso, entre otras muchas cosas, formó parte de un comportamiento ejemplar a través de una vida legendaria. Su frase “un carné de partido no es un carné de conducta” lo deja muy claro. Al tratarse de un personaje tan público, ¿sintió que siempre tuvo su sitio junto a él como compañera necesaria e imprescindible? El que Alberti fuera un personaje público no quiere decir que nuestra relación lo fuera. Yo era lo suficientemente sensata para saber lo que significaba en su vida y el lugar que en ella ocupaba. Pero nunca dudé de la trascendencia histórica de la persona con la que compartía mi vida. También tengo que reconocer que para vivir –no para alcanzar la felicidad- no hay nadie imprescindible. “Siempre he tenido por Rafael Alberti una admiración sostenida hasta el último momento de su vida”¿Es fácil compartir un amor que lo llena todo sin sentir celos? Se sentía muy amada en la intimidad, pero ¿qué ocurría en situaciones públicos cuando él era el centro de todo? Me resulta incomprensible, casi una locura el que alguien pueda creer que haya sentido alguna vez celos de Rafael…Todo lo contrario: una admiración sostenida hasta el último momento de su vida. Era y soy muy consciente de su calidad literaria y también de la mía. ¿Cómo cambió su vida cuando conoció al poeta? ¿Tuvo que renunciar a muchas cosas para ganar otras?Estar a su lado me hizo ganar una felicidad no siempre al alcance de cualquiera, por lo que las renuncias resultaron insignificantes, ni me las planteé.
¿Cuánto había de idealización mutua en su relación? Cuando ponemos a una persona en un pedestal, la alejamos de la realidad… Ambos éramos de carne y también de verso, tan reales como para ser capaces de compartir la realidad cotidiana y sublimarla en el amor a la poesía que ambos compartíamos. La diferencia de edad -más de cuarenta años-, la experiencia, las vivencias, cambian los puntos de vista ante las distintas situaciones a las que nos va enfrentando la vida. Todos estos factores ¿influyeron mucho en su convivencia? Jamás nuestros cuarenta y dos años de diferencia sirvieron para separarnos, sino para enriquecer más nuestra relación. Rafael escribió: “vendrá otra edad, vendrá / pero antes se tendrá que morir la primavera.” Y nunca se murió. Hubo muchos detractores de la pareja que han intentado denigrarlos, ¿es el momento de saldar cuentas y ponerlos en su sitio? Es el momento de contar la verdad. El lamentable lugar que esas personas ocupan en nuestra historia es el que les corresponde y refleja a la perfección sus intereses apócrifos. ¿Cómo se siente tras la publicación de "Mi vida con Alberti"? Me siento serena, muy confortada y acompañada por Rafael, con la sensación de haber escrito un libro imprescindible para acercarse a su auténtica personalidad y completar así su figura para la historia. Puedes comprar el libro en:
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