La palabra manual ya es cuestión de detención, más si viene acompañado de “modelado de corazones”. Implica que este libro, si nos ceñimos a la definición de la RAE, compendia lo más sustancial de una materia. Es decir, que no es un manual de instrucciones. Esto implica que acoge los elementos más importantes para saber cómo modelar un corazón.
Es aquí donde entro en análisis de la palabra “modelar”: dar forma a una figura o adorno o ajustarse a un modelo. Esto implica que el corazón, por un lado, ha de construirse: que las personas no vienen con un manual de instrucciones sobre qué es el sentir y el afecto. El corazón ha de figurarlo. Por otro lado, podría considerarse que ha de ajustarse a un modelo; el social.
El autor juega con estas ambigüedades significativas de las palabras para que el lector sea un lector activo y ya desde la entrada al poemario dude de aquello que se va a encontrar. Manual de modelado de corazones – la primera parte del título – es, por tanto, desde mi lectura, un libro que recoge los modos en que el autor ha configurado los aspectos sustanciales del mundo emocional y afectivo.
Pero ahora hay que terminar de hablar sobre el título: “para hombres de hojalata”. Tenemos, por un lado, una clara referencia al Mago de Oz. De hecho, encontraremos al final de los cinco apartados, en los cuales se divide el poemario, un poema titulado “Baldosas amarillas”. Esto implica varias cosas, la primera que el punto final de cada apartado termina en las baldosas amarillas, es decir, en el camino: el cual es el final y el principio para los siguientes apartados.
El hombre de hojalata por no tener un corazón físico (o de eso estaba convencido) es capaz de elaborar una configuración de los afectos de su vida que le permiten conformar un conocimiento sobre el mundo interior del ser humano. Esta es la gran paradoja, al no tener uno ha de construir y se instruye para alcanzar aquello que no tiene.
Me baso en la máxima de Sócrates, expresada en El Banquete de Platón, para sostener este argumento: “también éste y cualquier otro que sienta deseo, desea lo que no tiene a su disposición y no está presente, lo que no posee, lo que él no es y de lo que está falto. ¿No son éstas, más o menos, las cosas de las que hay deseo y amor?”
Por lo tanto, para centrar la cuestión que quiero exponer sobre este magnífico poemario es lo siguiente. El lector que decida adentrarse en la lectura de este poemario encontrará los cuestionamientos, el recorrido y la sagacidad que se necesita para poder configurar algo del orden del amor y el deseo. Para ello uno ha de indagar en su propia experiencia de vida y darse cuenta de los sucesos significativos que van dando lugar a la construcción de uno mismo: su propia identidad frente al amor y al deseo.
Pablo Llanos consigue que asuntos arduos y dolorosos puedan leerse de tal forma que la pregunta sea lo primero que acude y deja en suspenso la respuesta. Es decir, invita a las personas a sopesar la imperfección como motor necesario para seguir deseando y buscando las respuestas respecto al amor y a la propia vivencia del amor.
Al fin y al cabo, todos tenemos que modelar un corazón que está por latir al ritmo de nuestras vidas. Esta es la enseñanza, en mi propia lectura, que extraigo del poemario.
Arriésguense a leer este poemario.
Iván Navarro Lluesma (Valencia, 1987). Psicólogo Social, Investigador y Psicoanalista. Socio de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis de Valencia. Ha escrito diferentes artículos de divulgación psicoanalítica y de psicología a nivel nacional. Es autor de los poemarios “Necesaria subjetividad” (2021) publicado con Cuadranta Editorial y “Porque nadie sabía cómo llamarte” publicado con Olelibros y coordinador de Mínyma.
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