El autor ha publicado una docena de libros sobre estos textos, un Diccionario de Hebreo bíblico y una Guía de la Biblia. Todo lo cual le ha convertido en uno de los mayores expertos mundiales en esa materia. En la entrevista, nos explica el porqué de sus investigaciones y nos descubre la increíble historia del descubrimiento de los manuscritos y la disputa que se originó. Su libro es el resultado de una ardua y extensa investigación, de muchas horas de trabajo. ¿El resultado final cubre las expectativas que se planteó al iniciar la obra? Escribir este libro ha sido una oportunidad para poder decir cosas que muchos historiadores y arqueólogos saben que sucedieron, pero no se atreven a poner por escrito. En el mundo académico cualquier afirmación requiere, en la mayoría de las ocasiones, su demostración. Pero hay cosas que no se pueden demostrar. Todos tenemos en nuestra memoria recuerdos de acontecimientos que sucedieron pero que no podemos demostrar, ni contamos con testimonios o crónicas que los confirmen. Mi objetivo era encontrar la fórmula para hacer creíble unos hechos que sucedieron hace setenta y cinco años, muchos de los cuales se han transmitido de forma oral. El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto está lleno de leyendas, historias que se han ido transmitiendo de palabra a lo largo de estas décadas. Recuerdo un venerable profesor en Jerusalén, protagonista de los descubrimientos medio siglo antes, que nos decía a los estudiantes que si nos queríamos creer las historias que nos contaba, estupendo. Y si nos las creíamos, que buscáramos las versiones de otros hasta que encontrásemos la que nos convenciera. Como indica en el prólogo, el descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto son relevantes tanto para judíos, cristianos, arqueólogos, historiadores, sociólogos, antropólogos, juristas como para filólogos o teólogos. ¿Qué colectivo ha sabido aprovechar mejor este hallazgo? El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto fue uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX. Para los judíos es un testimonio histórico, cultural, religioso y en este libro demuestro que también lo fue político. Para los cristianos, una descripción del contexto en el que nació el Cristianismo. Los arqueólogos lo consideran uno de los descubrimientos más importantes de la historia. Los historiadores sostienen que los manuscritos contienen la crónica de cómo era el Judaísmo durante la época del Segundo Templo. Sociólogos y antropólogos encuentran en estos manuscritos respuestas a preguntas por el sentido de la vida, creencias, formas de conducta, maneras de actuar, rituales y liturgias que se habían perdido. Los juristas analizan una legislación judía fundamentada en la Ley de Moisés y su convivencia con el Derecho Romano impuesto por el Imperio en Jerusalén. Filólogos y teólogos han encontrado en estos manuscritos las versiones más antiguas de los textos originales de la Biblia hebrea, el Antiguo Testamento Cristiano. Todos han descubierto la importancia de estos rollos y fragmentos. Describe su obra como un “ensayo literario”, como una novelización de la historia, que a priori es bastante similar a las características que definen la novela histórica, tan en boga, en estos momentos. ¿Qué licencias diferencian a ambos “géneros”? como manifiesta el autor, ¿son más creíbles los hechos que detalla? Si es verdad que la novela histórica es un género literario, la novelización de la historia sería un subgénero de éste. Lo cual, utilizando un lenguaje más preciso, me permitiría hablar de ensayo literario o ensayo novelado. La recreación de la vida de un personaje del pasado puede convertirse en una novela, pero eso no hace que los hechos que se narran hayan sucedido tal y como se describen. El grado de ficción en la novela histórica puede ser muy alto. Sin embargo, en un ensayo novelado, los hechos que se describen son verídicos, los escenarios reales y los protagonistas personajes del pasado. El grado de ficción en el ensayo novelado es mínimo y se reduce a hechos intrascendentes y descripciones representativas. En este libro aparecen más de un centenar de personajes. Todos son históricos. Solo uno es presentado bajo seudónimo. Hay más de una veintena de escenarios, todos son reales y descritos como eran en el momento de los hechos. Además, el ensayo novelado permite elaborar introducciones más académicas que ponen en contexto al lector. Estas introducciones son explicativas y ayudan a comprender mejor el mensaje. ¿Está un poco anticuada la divulgación histórica en nuestro país? En absoluto. La narrativa española es, junto a la narrativa norteamericana actual, una de las que mejor está desarrollando la divulgación de la historia. Además de una buena cantidad de revistas especializadas, contamos con numerosos formatos, soportes y plataformas para difundir la historia en general y la nuestra en particular. Incluso contamos con editoriales especializadas como la editorial Arzalia en donde el ensayo histórico y la divulgación de la historia son garantía de calidad haciendo de ellas un referente en el mundo editorial en lengua española. ¿Qué tiene más peso en su libro, los datos históricos o la ficción que recrea la vida de los personajes? El noventa por ciento de lo que narro en este libro son hechos históricos. Solo algunos detalles, como la hora exacta en la que sucedió algún acontecimiento, que puede ser aproximada, o si el café que se toman los protagonistas era con leche o solo, podríamos considerarlos elementos de ficción. Los hechos son históricos, aunque estén narrados en tercera persona. Los detalles recreados son consecuencia de la lógica y el sentido común, lo que eleva el grado de credibilidad. “Los autores de los manuscritos muestran su reacción no violenta ante el caos y la crispación que se vivía en Jerusalén”Los manuscritos están redactados por judíos esenios y justifican la lucha de estos, en una guerra que dura ya muchos años, por recuperar su tierra; al no existir otras fuentes, ¿en algún momento pensó que podría existir un afán partidista por los que dejaron constancia de estos hechos? Los autores de los manuscritos eran judíos ortodoxos del siglo I a.C. – I d.C. que habían roto con el Judaísmo oficial del Templo de Jerusalén porque las autoridades religiosas habían pactado con los romanos. Uno de los rollos encontrados y que está en muy buenas condiciones se titula “Libro de la guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas”. Este título, que parece una llamada a la violencia es, en realidad, el primer tratado de pacifismo de la historia de la humanidad. En esta obra, los autores de los manuscritos muestran su reacción no violenta ante el caos y la crispación que se vivía en Jerusalén. Su opción por retirarse al desierto para vivir en paz y armonía con la naturaleza es prueba de su opción por la no violencia y por crear una sociedad alternativa que ellos llaman Nueva Jerusalén, al margen de cualquier conflicto o enfrentamiento. Los autores de los manuscritos estaban convencidos de que ellos eran el verdadero pueblo elegido por Dios y se autodenominaban Hijos de la Luz. Los Hijos de las Tinieblas eran los otros grupos representados en Jerusalén que se habían corrompido y transigido a la dominación romana. ¿Cómo se consigue transformar en historia documentos plagados de leyendas, diferenciar la crónica de la fábula? Salvo en el caso del Rollo de Cobre que describe de forma alegórica los lugares en donde fueron enterrados los tesoros del Templo de Jerusalén, los manuscritos del Mar Muerto no contienen leyendas ni fábulas. La clasificación de la literatura de Qumrán nos permite establecer de tres tipos de escritos: A) Los textos bíblicos, en donde encontramos todos los libros de la Biblia judía (Antiguo Testamento cristiano). B) Los textos parabíblicos, que contienen comentarios, interpretaciones, actualizaciones (Targumim, Pesharim) y muchos libros apócrifos. C) Los textos extrabíblicos, formados por literatura legal (Reglas, Constituciones, Códigos normativos y legales), textos litúrgicos, escatológicos y astronómicos. Dentro de cada una de estas categorías encontramos múltiples referencias a hechos históricos, a la situación política, social y religiosa que se vivía en el Judaísmo de la época de dominación romana, al momento en el que surge el Cristianismo. Han pasado setenta y cinco años desde que salieran a la luz estos manuscritos, ¿se ha contado todo? ¿Faltan muchos aún por analizar? ¡No! No se ha contado todo. Queda mucho por hacer. La arqueología y la paleografía han dominado la primera etapa de la investigación con el descubrimiento y la identificación de rollos y fragmentos. Todos los grandes rollos están identificados, transcritos y traducidos, pero quedan muchos fragmentos menores, trozos de muy reducidas dimensiones con pocas letras, que todavía no han sido identificados, muy difíciles de reconstruir. Muchas veces, cuando los medios de comunicación salen a la calle diciendo que se han encontrado nuevos manuscritos del Mar Muerto, lo que en realidad quieren decir es que textos que se encontraron hace muchos años, ahora, sobre todo y gracias a las nuevas tecnologías, han sido identificados. En esta historia el verbo “descubrir” y el verbo “identificar” se han confundido en muchas ocasiones. ¿Cuánto tiempo le ha llevado escribir una obra tan rigurosa con tantas bifurcaciones como tiene esta historia? Créeme que la he escrito en seis meses. No exagero. Llevo más de veinticinco años trabajando estos manuscritos. No tuve que documentarme para presentar a los personajes. No necesité viajar para describir los escenarios porque he vivido durante años en ellos. No necesitaba leer los manuscritos porque he trabajado con los originales. Para mí fue un reto. Mi editor, Ricardo Artola, confió en mí desde el primer momento. He disfrutado escribiendo este libro. Espero que el lector sienta lo mismo leyéndolo. ¿Cuáles han sido las principales dificultades con las que se ha topado en la creación de su libro? La única dificultad que tuve al principio fue encontrar el momento en el que se unían las dos historias, la historia del descubrimiento de los manuscritos (1947) y la historia de la creación del Estado de Israel (1948). Dos historias que discurren de forma paralela pero que en un momento determinado se unen para convertirse en una única. Esa dificultad duró unos días. Luego todo fue muy rápido.
¿Qué el conflicto entre árabes y judíos haya provocado tanto dolor y no se haya resuelto todavía hace que su libro tenga un interés fundamental en estos momentos? Por desgracia, así es. Este año se conmemora el 75 aniversario de la creación del Estado de Israel (1948-2023). En estas páginas tenemos algunos de los indicadores del origen de este conflicto. Las guerras de los países árabes contra el Estado judío han sido una permanente durante todos estos años. Y las reacciones del ejército israelí tampoco han pasado desapercibidas. Aunque no han cesado los intentos de acuerdos de paz con mediación internacional, tantos años de enfrentamiento dificultan la convivencia entre los dos pueblos. En cierto sentido este libro es un recordatorio de la desgraciada actualidad de este conflicto. ¿Se solucionará en el futuro este conflicto que late en el Medio Oriente? El conflicto palestino-israelí es noticia con demasiada frecuencia. Algunas veces pienso que no tiene solución. Otras veces creo que hay muchos intereses internacionales que hacen que el enfrentamiento siga vivo. De lo que estoy convencido es de que este conflicto, además del dolor que provoca en los habitantes del lugar, repercute en el resto del mundo mucho más de lo que nos imaginamos. Hablamos de un conflicto que situamos en Oriente pero que también afecta a Occidente. Soy de los que piensa que la radicalización islamista que llega a Europa es una prolongación de este conflicto. ¿Da su obra por concluida o se puede todavía seguir investigando? Nooo. Esto no tiene fin. Todavía queda mucho por estudiar en estos manuscritos y mucho que decir sobre su contenido y lo que aportan para conocer un momento tan importante para la historia de la humanidad como fue el cambio de era. Esta literatura aporta mucha información sobre el Judaísmo de época romana y sobre los orígenes del Cristianismo. Los manuscritos del Mar Muerto, la literatura bíblica y otros escritos apócrifos de la época son una fuente inagotable de estudios. Supongo que esa es una de las razones por la que muchos consideran algunos de estos textos literatura sagrada o Palabra de Dios. Puedes comprar el libro en:
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