En más de una ocasión y, dentro de nuestra vida cotidiana y anodina, nos hemos tenido que ver en ciertas situaciones límites. Llámese, por ejemplo, no poder más en un atracón de comida y seguir, a pesar de ello, comiendo. O tener que correr al límite, con el corazón desbocado saliéndose del pecho, para que no se nos escape el autobús y tener que esperar después más de diez minutos al siguiente. E, incluso, y este es el caso al que vamos, quedarnos encerrados, por un tiempo que a nosotros nos parece una eternidad, en un espacio más o menos infranqueable: un ascensor, nuestra propia vivienda, en un aula, en el hospital, en un garaje donde no encontramos el coche, en el rellano de la escalera, (sabiendo que, al menos, tres mirillas nos están observando), en el estudio de un “pódcast”, en un tren o, más allá, en un búnker. Que todo puede suceder.
Oniria Teatro no es que nos plantee estas situaciones, Gente encerrada en sitios, sino que nos las da preparaditas e interpretadas por Colette Casas y Lourdes García en un numerable número de casos, aunque en este momento no sabría decir en cuántos. Con un ritmo trepidante de cambio de personajes y lugares donde podría quedarse encerrada cualquier hija de vecina, Enrique Montero lo dirige y, digo yo, que ya podría haberlas dirigido hacia la salida, pero no.
En estos tiempos actuales donde lo que pretendemos es evadirnos de la vida, llegan los de Oniria y nos dicen que no podemos. O que no pueden ellas. De esta manera, mientras ellas quedan encerradas en situaciones al borde del colapso o de un ataque de nervios, los espectadores sí que nos salimos por la tangente riéndonos y sonriéndonos, que es parecido, pero no es lo mismo.
La verdad es que, visto así, de esta manera, nos damos cuenta de que se le puede sacar sarcasmo, burla, crítica amable o ácida, jocosidad, divertimento, chistosidad, a cualquier hecho que nos suceda. Porque bien puede pasar que oigamos la sirena de alarma y tengamos que bajar deprisa y corriendo al búnker que todos tenemos debajo de casa y cuando nos hayamos encerrado allí nos demos cuenta que no nos quedan provisiones, ni ropa, ni medicinas, ni agua siquiera, porque lo hemos ido sacando, sin darnos cuenta de reponerlo posteriormente, para otras fiestukis y necesidades previas, aunque fueran perentorias. ¡Qué angustia!, más divertida.
Todos, (y todas), la gente en general, hemos pasado por estas circunstancias de no poder salir cuando queremos. Y qué mal lo pasamos y qué risa cuando lo recordamos.
El ascensor, pongamos por caso, siempre nos toca alguien que siente claustrofobia o con una mujer que está a punto de parir un repollo. O en un hospital donde no viene a darnos el relevo, y cómo voy a dejar a mi madre agonizante, sola.
Pues en eso están las de Oniria en el teatro, para que nos demos cuenta de ello y mostrarnos el más difícil todavía, y hacernos sentir que a todos nos ha pasado algo semejante, aunque ellas lo exageren porque, al fin y al cabo, hacen teatro y se lo pueden permitir, por su experiencia.
Por cierto, cuando les pase algo similar a ustedes, no se olviden nunca del cepillo de dientes, quién sabe, quizás abra cerraduras o cierre bocas, pero mientras tanto, manténgalas abiertas para reírse un rato.
GENTE ENCERRADA EN SITIOS
(Ahora con un 20% más de sitios)
de ENRIQUE MONTERO
Intérpretes: COLETTE CASAS Y LOURDES GARCÍA
Producción: ONIRIA TEATRO
Dirección: ENRIQUE MONTERO
Desde el 5 de agosto de 2023,
Sábados, 20’15h., y domingos 18.15h.
en el Teatro Lara, c/ Corredera Baja de San Pablo 15