Una voz compleja, peculiar, en una palabra, única como comprobaremos al leer sus respuestas o al leer el poema final que ha tenido a bien compartir con todos nosotros.
¿Qué momento del día sueles preferir para escribir?
Preferentemente por la tarde, cuando puedo, si no hay intervenciones de otra índole. Aunque las mañanas, según días, me aportan otro matiz y escribir por la noche me encanta, ya que el silencio apacible me subyuga, no obstante, soy capaz de escribir con gran alboroto a mi alrededor. Me enajeno completamente, me prende la creación y me aíslo, a veces durante bastante tiempo y sin tregua como en un rapto. En ocasiones, me despierto por la noche, palpo un lápiz a oscuras e intento reconquistar lo soñado o imaginado en ese instante donde el subconsciente ejerce su reinado. Soy muy disciplinada, no tanto en horarios, sí en regularidad de acción. Intento escribir a diario, recrearme en la escritura, lectura, corregir lo hecho. Creo que son aspectos muy importantes. No es la musa de afuera la que marca mi labor sino la musa que hay en mí, voluntariosa e infatigable.
¿Qué es lo que has querido transmitir en tu último poemario?
En primer lugar, quise transmitir el recorrido y las vivencias de varias etapas psicológicas. El armazón del poemario, de base amorosa, se fraguó entre 1987-1989. Siempre dejo transcurrir un espacio entre lo escrito y su publicación. Durante ese paréntesis mi vida se llenó de experiencias. En este tramo tan largo, el original reclamó en presente continuo mi atención, pero no quedaba del todo satisfecha tras las continuas revisiones. Finalmente, retomé el trabajo en el año 2021 (durante la pandemia). Relaboré los poemas. Recordé las teorías del neocriticismo americano (Eliot) y de la deconstrucción (Derrida). Así que, descoyunté el poemario, seleccioné y analicé los poemas bajo un nuevo prisma. Le di al libro un enfoque radicalmente distinto. El título de mi poemario Isómero de Sol-inocuo me dio la clave: un recorrido alquímico según la metamorfosis de mis estados psíquicos. Las partes de la alquimia organizaron mi creación. Pensamientos, acciones y recuerdos se unieron y me transportaron al Sol entendido como esencia (Ser) y sus isómeros que son para mí: el cuerpo, el alma y la sombra. Un discurso donde los yoes se conforman, se contradicen, se dicen, viven e interactúan y en este recorrido de transformación de vivencias, propósitos, intertextualidades, goces, anhelos y decepciones describo estados reales e imaginarios bajo la luz plena de mi vida y de la lírica.
¿A qué se debe tanta riqueza en el lenguaje?, ¿se debe a que eres una gran lectora?
Siempre me ha gustado, aparte de escribir y recitar, todo lo relacionado con la literatura y en especial con la poesía. Desde mi infancia la lectura imperó en mi vida. Estuve enferma y mi familia me apoyaba en esa actividad. Tenía mucho tiempo para leer cuentos, escuchar relatos y música, jugar con las palabras, inventar situaciones (ser actriz, presentadora de actividades teatrales o radiofónicas). De hecho, participé en varias obras teatrales en mi juventud. No había tantas oportunidades como ahora y el medio más interesante era la lectura. Me fascinaban los mundos maravillosos y mágicos, de aventuras, todo lo relacionado con el universo, el cosmos… héroes y heroínas se cruzaban en mi vida y deseaba ser como ellos: prodigiosa y valiente. Leía y leía: cuentos de hadas de diferentes países, tebeos, hazañas bélicas, diccionarios, historias sagradas, antiguos imperios, historias de la humanidad, poesías, vida de santos, novelas para adolescentes, la Biblia, devocionarios, las enciclopedias… y nunca he cesado de seleccionar lecturas. Escribir es mi pasión, la lectura mi gran devoción.
¿De dónde te viene esa gran fuerza que albergas en tu interior, no solo para la poesía?
Me considero una luchadora en defensa de muchas causas, no solo de la poesía escrita por mujeres, si no de la poesía en general y de las artes en sí. La temática social siempre me ha interesado. Mi profesión ha contribuido también a ello. Ser profesora de Pedagogía Terapéutica y Psicomotricidad es lo mejor que me ha podido pasar. Me relacioné con las esferas más necesitadas de la sociedad, de los humildes y discapacitados. Ha sido un magnífico regalo. He aprendido mucho de mis alumnos, del entorno que les rodeaba, tomé conciencia de la realidad de la existencia, de lo importante que es la vida, el valor que a veces le damos no es el verdadero valor. La verdadera esencia reside en lo natural, en lo sencillo y humano; el calor de la amistad, de la profesión, de la familia, del amor a todo lo creado. Es necesario cultivar las capacidades personales y desarrollarlas para afrontar los diferentes tramos y caminos no siempre fáciles.
¿Qué te ha aportado la poesía?
Sobre todo, tengo necesidad de escribir, no puedo imaginarme mis días sin poesía. He nacido con ella, lo sé. Me ayuda a conocerme mejor; conforma mi complejidad, mi desarrollo como persona. Me une a mi esencia, perfecciona mis conocimientos y, en la constante por saberme, me hace crecer en todos los niveles posibles e imaginables. Poder plasmar mis sentimientos, inquietudes, creencias, insatisfacciones, amores, desamores… todas esas impresiones unidas a mi capacidad de expresarme por medio de la lírica deviene fuente de deleite y dolor. Mi poética toca fondo, y la psique arde con todas sus pasiones. Los opuestos glorifican a la vez que arbitran o sentencian. Crear poesía de experiencias únicas, de sabores inconmensurables, simplemente me fascina.
Háblanos, brevemente, de toda tu trayectoria.
Cada libro de poemas ha sido un hallazgo. Las claves de mis poemarios posteriores las encontramos en las páginas de mi primer libro Del árbol genealógico del héroe. Desde entonces cada poemario ha sido un continuo devenir en constante evolución y ebullición. Representa etapas de mi psique comprometida hasta los huesos conmigo y con el mundo que me rodea. Desde mis primeros poemas publicados de tono más surrealista (donde todo parecía importante y no deseaba eliminar nada de lo escrito a Isómero de Sol-inocuo hay un gran trecho). He transitado por espacios diversos, por viajes extraordinarios, elucubraciones mágicas y territorios míticos y místicos para salvar y sanar heridas y sinsabores siempre navegadas en la esfera del simbolismo. Mis temas son y serán desde que la lírica existe los de siempre: amor, nostalgia, desconsuelo, ira, rabia, desasosiego, soledad, universo cosmológico, esotérico, reflexivo con estilo propio. Creo que mi obra, vista desde la distancia y confirmada por diferentes críticos, es densa, conceptual, sensual y, a la par, reivindicativa. De difícil encasillamiento por el océano de realidades y metarrealidades que posee. También por las metáforas y asociaciones sorprendentes, por el bagaje cultural que desprende y porque, en definitiva, es mi verdad y compromiso con el mundo.
ALGUNOS COMENTARIOS CRÍTICOS SOBRE SU OBRA:
Durendal (Ed. Alcap, 1992):
“El libro está repleto de una atmósfera artística que prevalece sobre otra referencia concreta y determinada. Es pues una escritura en la que predomina el embellecimiento y lirismo.
Conformado por un esplendor de imágenes que es donde reside la voz individual de la autora, fruto de la emoción y el sentimiento.” (Santiago Fortuño. Catedrático de Lengua y Literatura Españolas).
De la Ira (Ed. Libertarias, 1993):
“De la Ira es un canto épico que parte de los principios filosóficos de los que se nutre nuestra cultura greco-latina: agua, fuego, tierra, aire, unidad, armonía… El yo poético desea y participa del cosmos en una unidad panteísta que ya en nuestra poesía castellana contemporánea tiene una tradición.” (Santiago Fortuño. Profesor titular de Literatura de la Universidad Jaume I de Castellón).
“Se revela como una escritora del conocimiento, más allá de los límites de la experiencia,
en un canto cósmico que comprende su propia transfiguración y catarsis. La poética que
subyace bajo estas modulaciones personales marca una constante fluctuación entre lo onírico y sus manifestaciones o signos propios.” (José M. Barreda. Crítico Literario del ABC).
Ofelia, espacio inverso (Ed. Libertarias, 1995):
“Poemario que ficciona los hechos al servicio de la palabra. Tono festivo, lujoso, exuberante. Cada verso tiene su reverso, cada construcción su deconstrucción. Todo el libro imprime su lectura mágica. Todos los versos son un único verso. Un universo.” (Pedro J. de la Peña. Dr. en Filología. Profesor titular de Literatura Española de la Universidad de Valencia).
Espejo de Alabasdría (Huerga y Fierro, 2001):
“Rosa María no ofrece poesía romántica, sino más bien intrigante, incluso provocante. Su creatividad nace de una fuente desconocida y está estimulada por una memoria que se agita. Es poesía -rebelde- escrita por manos nutridas de incendios y con uñas de alguien que ha llegado malherida hasta la puerta de su fortaleza.” (Werner Verbeke. Profesor de Historia Medieval. Facultad de Arte Universidad Católica de Lovaina de Bélgica).
“Sin duda nos encontramos ante una poetisa de un carisma especial. Su afán por difundir la poesía la ha llevado a actuar en escuelas, institutos, universidades, teatros, auditóriums…
Destaca en sobremanera su peculiar forma de recitar: indiscutiblemente sabe crear una entrañable atmósfera entre la palabra y la intimidad que fascina a sus seguidores. El tono y la manera con la que siempre nos sorprende, remueve las entrañas y nos incita a seguir el vértice de su creatividad tan personal”. (Francisco Chiva. Médico. Coordinador de Tertulias Adall).
Brisa ahora, tierna brizna antaño (05 ediciones, 2009):
“Después del astral Sine Qua Non, estamos ante posiblemente su poemario más audaz y atrevido de la autora, y uno de los más sobrios. La horaciana cita inicial nos empuja hacia la parte primera, Florecida hebra de abril, donde se desvela la preocupación por la ausencia. De nuevo estamos ante el anhelo, pero esta vez se encuentra en el pasado. Es por ello que estamos ante un poemario donde de nuevo se unen formas complejas y sencillas, dando una sensación de totalidad incluyente, con un predominio del afán por la palabra compacta y precisa, para lo cual, de nuevo, la autora no escatima esfuerzos en el hallazgo de neologismos que permitan el encuentro con el concepto designado.” (José Vicente Peiró. Profesor y Crítico de Artes Escénicas. Actual presidente de los Premios de la Crítica Valencina de CLAVE).
Isómero de Sol-Inocuo (Olé Libros, 2022):
“Pero vamos a analizar los entresijos del libro. Es un entramado complejo. Hay que decir que la complejidad no afecta sólo al lenguaje, a la retórica, lo hace también con la estructura, donde sigue por caminos no estrictamente trillados. La originalidad prolifera en casi todos sus poemas. Se le da importancia a un mundo de sensaciones, de sentimientos propios que son exclusivos, así como a un lenguaje especial que los vehicula, con características extremas, por un lado barrocas (el uso de metáforas y símbolos o del léxico extraordinario y florido), por otro de sencillez de compresión directas como corresponde al momento actual (orden manido y brevedad en las oraciones). Todo ello aderezado con una dosis de emoción implicada en la esencia del ser.” (Manuel Vélez González. Doctor en Filología Hispánica y Catedrático de Lengua Española).
Eres también una gran promotora cultural, ¿por qué, desde cuándo?
Siempre me he sentido reivindicativa, promotora a nivel cultural en todas partes donde he pertenecido desde mis estudios hasta mis posteriores trabajos. La cultura y el saber me atraen, la unión de las diferentes disciplinas que conforman son para mí placeres selectos; música, literatura, pintura, historia, filosofía, alquimia, astrología… el mundo, a mi parecer, no valora lo suficiente lo que tenemos en este aspecto; poner el acento en la educación, inculcar, infundir costumbres o valores, cultivarnos y culturizarnos es lo que deseo para las futuras generaciones.
Por eso, me propuse luchar para contribuir a su difusión. Mi personalidad y formación docente y literaria me ha impulsado a ello. Desde las diferentes asociaciones, perspectivas, trabajos y gestiones relacionadas con y para la educación cultural procuro extender mis conocimientos y mejorar propuestas. Pertenezco a diferentes ámbitos: formo parte como miembro de jurados o juntas directivas donde ejerzo coordinación y gestión participando activamente tanto organizando eventos como interviniendo en recitales poéticos, conferencias, publicaciones, presentaciones de libros y demás eventos relacionados.
Cómo fue la experiencia de ser finalista de los Premios de la Crítica Valenciana.
Teniendo en cuenta que he quedado cuatro veces finalista-candidata de los Premios de la Crítica Valenciana en Poesía, debo decir que son experiencias maravillosas. Gran satisfacción pero a la vez gran compromiso. Representa por mi parte, reivindicar la poesía escrita por mujeres, llamada de atención a la creación poética. Los premios salvaguardan los valores literarios, dan a conocer las obras de los autores/as de la comunidad y afianzan la autoestima de los autores. Ejercen de motivación constante. Desde aquí agradezco el trabajo y el esfuerzo que representa la institución de los premios y su mantenimiento. Este año he compartido la mención con varios poetas, entre ellos con Isabel Alamar, poeta, crítica y redactora de estas líneas. Ha sido y es una gran compañera de viaje. Gracias Isabel por tu invitación para realizar esta entrevista.
¿En qué estás ahora inmersa?
Como autora estoy preparando varios libros de poemas para una próxima publicación de temáticas distintas: social, confesional, comprometida, amorosa, vivencial… y sobre todo un conjunto temático que abarca diferentes estilos y tendencias manteniendo mi esencia. Participo en colaboraciones puntuales: revistas, antologías, presentación de mis libros y de otros poetas, recitales, así como distintos advenimientos. Desde mi posición de vicepresidente de Alcap, reviso la programación del nuevo curso literario, revistas, recitales y demás instancias relacionadas con la poesía. Y espero publicar pronto un nuevo libro.
Comparte con todos nosotros si eres tan amable un poema de Isómero de Sol-Inocuo (Olé libros, 2022) para terminar esta entrevista.
POEMA 45
Hoy, no sé por qué, el viento ha tenido un
hermoso gesto de renuncia, y los árboles han
aceptado su quietud.
José Saramago
De pronto, tú llegabas
por el huerto colmenar y el camino de duraznos
se extendía.
No imperaban arrecifes ni océanos violentos,
solo la singularidad de las nubes
en pausada quietud.
Nuevo era el paisaje. La diosa de arena
impregnaba su reloj
en médanos de espejo y danza.
Otra vez amaba en ti pequeñas cosas,
sépalos de tus cabellos,
anclas minúsculas de tu voz,
espacios disidentes donde aprendía
suspiros varados, sonetos de torvo futuro.
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