El trabajo ganador hace una lectura detenida del mejor Salinas a través de su trilogía amorosa (La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento) —examinada a partir de las teorías que el propio Salinas expone en su ensayo La realidad y el poeta y de su epistolario— y de los libros de su exilio americano en Puerto Rico y Estados Unidos, El contemplado y Todo más claro y otros poemas. El jurado, reunido en la Residencia de Estudiantes, ha destacado la pertinencia y madurez de este ensayo que no es un análisis académico sino una «recreación ordenada de la vida y la obra del poeta para subrayar la profundidad y la belleza de la escritura de Salinas y guiar una lectura contemporánea de su poesía».
A partir del verano de 1932, la biografía de Pedro Salinas y también su obra están atravesadas por la presencia de la profesora norteamericana Katherine Whitmore, pasión que nutre su poesía amorosa, en la que recorre los tres momentos de su relación: amor, ruptura y dolor. Salinas y Whitmore se mantuvieron vinculados hasta 1947. Durante esos quince años, Whitmore fue la destinataria de más de trescientas cartas del poeta que han podido ser reveladas y publicadas a los veinte años de su fallecimiento, ocurrido en 1982, y que han obligado al hispanismo a releer la trilogía amorosa de Salinas a la luz de esos textos.
La Guerra Civil sorprendió a Salinas en Santander, en la Universidad Internacional de Verano, que había contribuido a fundar por encargo del ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes Fernando de los Ríos y de la que era secretario. Comenzó ahí el exilio americano del poeta y de su familia, su esposa Margarita Bonmatí y sus hijos Solita y Jaime —quien años más tarde sería primer editor de las Obras Completas de Gerardo Diego en la editorial Aguilar—, y sus años de enseñanza en el Wellesley College y la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, y en la Universidad de Río Piedras, en Puerto Rico, donde pasó dos años, 1943 y 1944, como profesor visitante.
«Allí se traslada con mi madre y empiezan para los dos los años más felices de su exilio, el nuevo encuentro con su idioma —explicaba Solita Salinas en un ciclo que la Fundación Juan March dedicó al poeta en 1991 por el centenario de su nacimiento—. Salinas declara: “Sí, he vuelto a respirar español en las calles de San Juan”. Para mis padres el traslado a Puerto Rico representó una doble alegría: la de vivir en español y la de volver a encontrarse junto al mar. Porque Salinas, hombre de tierra adentro, en 1911 había descubierto el Mediterráneo. En sus primeros libros escribe varios poemas sobre el mar vivido por él en sus veranos de Alicante. Ahora, ante la belleza del mar antillano, concibe la idea de un largo poema sobre el mar. Y así escribe su Contemplado».
Pedro Salinas murió en Boston en 1951 y está enterrado en San Juan, Puerto Rico, en el cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis mirando al Atlántico.
El Premio Internacional Gerardo Diego de Investigación Literaria está convocado por la Fundación Gerardo Diego, la Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Santander. Juan Cuesta Diego, nieto de Gerardo Diego y vicepresidente de la Fundación, ha recordado en el acto de comunicación del fallo la labor de ya veintitrés años de un premio que «contribuye en cada edición al apoyo y difusión de la poesía». El trabajo ganador será publicado por la editorial Pre-Textos antes de final de año.
MANUEL J. RAMOS ORTEGA es catedrático de Literatura Española de la Universidad de Cádiz y novelista. A lo largo de su carrera académica ha publicado estudios sobre la figuras de los poetas Luis Cernuda, Carlos Edmundo de Ory, Rafael Alberti o Gerardo Diego, así como diferentes trabajos sobre las revistas literarias del siglo XX, los poetas de la generación del 50 o los surrealistas andaluces. En su faceta de narrador, ha publicado cuatro novelas. Por Las campanas del Duomo recibió el Premio Mario Vargas Llosa de Novela. Vive en Cádiz.
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