La presente obra es un clásico de la historiografía sobre los Reyes Isabel I de Castilla y de León, y Fernando V de León y de Castilla, II de Aragón y I de Navarra. En esta obra se da cuenta de todos los hechos y las hazañas memorables que llevaron a cabo estos esclarecidos y memorables soberanos de León y de Castilla y de Aragón, los cuales se encargaron de asentar el nuevo concepto de un Estado de las Españas, consolidando las fronteras que ya definían a este territorio. El cronista Hernando del Pulgar nació en Madrid hacia 1436, y falleció en 1492. Es considerado un humanista e historiador de prestigio. Sus antecesores podrían ser judíos, lo que marcaba bastante en esa época a cualquiera. Su padre se llamaba Diego Rodríguez, y se sabe que era un escribano de Toledo, y este tipo de profesión estaba reservada a los judíos, por su cultura y cuidado en la forma de trabajar. El joven se educó en la curia regia del Rey Juan II de Castilla y de León; el sucesor Rey Enrique IV “el Impotente” de Castilla y de León le nombró secretario-real, profesión que seguía ocupando cuando llegó al trono la Reina Isabel I “la Católica” de León y de Castilla, quien le nombró, además, Consejero de Estado. En el año 1473, estaba como embajador plenipotenciario en El Vaticano, siendo Sumo Pontífice Sixto IV; a continuación, fue enviado a París, ya en el año 1475, para comunicar a la corte de los Capeto, Rey Luis XI de Francia, sobre el fallecimiento del Rey Enrique IV “el Impotente” de Castilla y de León. Era un estupendo docente, por lo que tuvo varios alumnos de la nobleza de los Reinos de León y de Castilla. A partir del año 1479 ya tiene una situación social y económica lo suficientemente importante, como para poderse retirar a una finca con importantes viñedos, sita en Villaverde Alto, pero le duró poco el descanso, ya que en 1481 los Reyes Católicos le nombraron cronista-real, su imagen histórica sería la del historiador romano Tito Livio y su obra Ab Urbe Condita. Será en este momento histórico cuando elaboró la obra magistral que les ofrezco; obra que abarca los años 1468 y 1490. El gramático Antonio de Nebrija realizó una traducción al latín por encargo de la Reina Isabel “la Católica”, versión que fue publicada entre 1545 y 1550. Como, muy probablemente, era un judío-converso o descendiente directo de ‘marranos’, se atrevió a ir contra las opiniones del cardenal-arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo de Acuña, lo que conllevó una crítica indolente del Inquisidor General de Castilla y de León, fray Tomás de Torquemada. El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición presionó a los monarcas, y por ello fue degradado de secretario-real a cronista-regio. Esta situación, nueva para él, le permitió realizar un trabajo sobre personajes importantes, que él denomina VARONES ESCLARECIDOS DE CASTILLA, son 24 semblanzas al estilo de Plutarco, donde realiza un análisis de tipo apologético sobre todos ellos. Remeda, con rodo respeto, a otro cronista de la época, Hernán o Fernán Pérez del Pulgar. No obstante, su obra de mayor fuste seria la ‘Glosa a las coplas de Mingo Revulgo. La obra-versión que hoy les presento proviene, como facsímil, de la Imprenta valenciana de Benito Monfort, del año 1780. La obra comienza con el elevado número, con sus nombres y sus profesiones, de todos aquellos que fueron señores-subscriptores; y como todos los libros de la editorial Maxtor está muy cuidado y no hay nada que le falte. Comienzo con el Prólogo del Editor: “Ofrezco al público la Crónica de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, escrita por Hernando del Pulgar, una de las más importantes por su objeto, y por su estilo de las mas bien escritas que tenemos. Como desde el principio anduvo en diversas manos, donde se desfiguró, mudó, y aun llegó a perder el nombre de su verdadero autor. No será extraño que tomemos el asunto en su origen para hacer ver los defectos que contraxo, y la diferencia que hay en esta edición á las otras dos anteriores. Hernando del Pulgar, sujeto versado en letras divinas y humanas empezó á escribir la Crónica de los Reyes Católicos por autoridad pública el año 1482, como parece por su Letra XI, escrita á la Reyna Doña Isabel”. En el inicio de la Crónica, Hernando del Pulgar se dedica a desfacer entuertos, dejando claro y prístino cuáles son las titulaciones de los soberanos, que son objeto de su atención; lo cual deja bien claro la ignorancia de ciertos españoles con respecto a éste concepto y, sobre todo, que nunca desapareció el hecho del REYNO DE LEÓN de la titulación ejerciente de los dos monarcas; negando la existencia del falsario concepto de Corona de Castilla. «CRÓNICA DE LOS MUY ALTOS É MUY PODEROSOS DON FERNANDO É DOÑA ISABEL, REY É REYNA DE CASTILLA, DE LEON. Con el ayuda de Dios é de la Reyna celestial, entendemos escribir la Crónica de la muy alta é muy excelente Princesa Doña Isabel, hija del muy alto é muy poderoso Rey Don Juan el Segundo de Castilla é de Leon. En la qual se verá como por la gracia de Dios subcedió por Reyna en los Reynos del Rey su padre, é casó con el Príncipe Don Fernando hijo heredero del rey Don Juan de Aragon é de Sicilia: el qual ansimesmo subcedió por Rey en aquellos Reynos, é juntos en matrimonio reynáron en toda la mayor parte de las Españas. É porque la Historia es luz de la verdad, testigo del tiempo, maestra y exemplo de la vida, mostradora de la antigüedad: recontarémos, mediante la voluntad de Dios, la verdad de las cosas, en las quales verán los que esta historia leyeren, la utilidad que trae á los presentes saber los hechos pasados, que nos muestran en el discurso desta vida, lo que debemos saber para lo seguir, é lo que debemos huir para lo aborrecer. Otrosí haremos memoria de aquellos que por sus virtuosos trabajos mereciéron haber loable fama, de la qual es razón que gocen sus descendientes». En suma, una auténtica obra maestra, que deseo sea aceptada como esencial para aclarar sobre quiénes y como eran los Reyes Fernando V e Isabel I de León y de Castilla. Estimo, modestamente que, tanto los que somos historiadores profesionales como los aficionados a la Historia de las Españas, para tener un concepto cierto de la Historiografía de que se trate, las crónicas son vitales. «In occasu saeculi sumus. ET. Errare humanorum est». Puedes comprar el libro en:
+ 0 comentarios
|
|
|