- ¡Qué no bonita! Por ahí no paso, no se lo consiento más ¿Habrase visto tamaño descaro? ¡Puri, estoy negra con estas gilipollas!
- ¡Pero Vani! Te veo cegada por la ira, indignada por un enfado mal canalizado que suele ser una fuente de energía inagotable si se dirige bien. No hay nada como exteriorizar la mala leche para ponerte en tu sitio y exigir tus derechos. No se puede normalizar una situación de mierda porque sea habitual. Hemos aprendido a nadar en la excrecencia, y eso nos acaba por atragantar.
- ¡Mayormente, tía! ¡Qué más da lo que seas si no ejerces!, que dice mi amiga Ana, la pintora. No se puede estar todo el día tragando Quina Santa Catalina dejando que se aprovechen de ti, hasta que un día vas y explotas como una bomba. Encima dirán que soy una borde poligonera, pero estoy hasta la higa.
- ¡Quítate primero los rulos, que me recuerdas a Mildred reconviniendo a George! ¡Así no tienes credibilidad guapa! Darás la impresión de que las emociones básicas son negativas, y de eso nada, monada. Vamos a reivindicar el miedo -del que ya hemos hablado-, la tristeza, el enfado, el cabreo, la indignación, la ira… Lo que estoy aprendiendo con Luis Miguel Real y su libro No pienses en un oso verde. Incluso dice más tacos que nosotras, tía.
- Yo me siento como un león, rugiendo ante la injusticia. Siempre tragando ruedas de molino y ya me planté. ¿Qué Amparito quiere que celebremos el cumple de mi madre en una casa rural con jacuzzi? ¡Pues yo voto por un parador con pátina del pasado y blasones! ¿Qué mi hermana aboga por una parrillada de verduras? ¡Pues yo prefiero una caldereta de cordero o un cuchifrito! ¿Qué mi tía está buscando una orquesta que interprete música regional? Pues yo me entono con salsa y bachata… ¡Ahí lo dejo! Se acabó el ceder y esto es solo el empezar a no ser siempre una pringada con los demás. ¡Hasta el culo ya!
- Cosas simples, al fin y al cabo, otras más importantes tienes encima, pero si estás segura de que esto es el inicio, está bien. Hay que aprender a decir NO con contundencia y convencimiento. Es todo un arte cuando comienzas por priorizar tus necesidades y no te precipitas al dar una respuesta, es decir, reflexión reflexionada y firmeza.
- ¿Y de esa manera se evita la manipulación y eliminamos las complicaciones que se derivan de ir a rebufo por culpa de una mala decisión? Yo ya paso de que los demás se enfaden, soy de Me la Suda de Abajo. Cada uno va a lo suyo y ha llegado el momento de parar, que aprendan a sacarse las castañas como yo he hecho toda la vida. Y no soy castañera mayormente.
- ¡Esa es la actitud Vani! Saca la tía cojonuda que llevas dentro y te sentirás mejor. Empieza por pensar en ti y en quererte. ¡Tú eres lo más importante! ¡Cabréate! ¡Al guano -léase excremento de aves marinas- con los abusos y los chupones, que tú lo vales! ¡Y qué vivan los pingüinos!
- Y estaré triste cuando lo necesite y me lo pida el cuerpo, porque tengo todo el derecho, y si quiero llorar, ídem de ídem; cuando me salga el torrente -yo casi soy de catarata-, si alguien no quiere tristeza a su lado que se pire, que se jodan y se aparten. ¡Nasti de plasti, colega!
- A la mierda el bloquear las emociones, que no queremos rompernos Vani. Qué vuelen libres, que salga la tristeza para que podamos encontrar la distancia necesaria para ser capaces de superar pérdidas, desilusiones y fracasos. Todo junto y a la vez, aunque si lo comparto contigo, mejor con achuchones y cariño cercano y sincero. Me gusta que no me juzgues como floja e incapaz.
- Lo del cabreo tiene su puntito tía. Me gusta que expreses el mal humor, que te enfades por situaciones que te frustran porque las cosas no son como deberían ser. El enfado sirve para poner todo en su sitio, a Amparito, a tu hermana y a tu tía, mayormente. Si no lo exteriorizas no serás capaz de poner límites ni de arreglar tu posición. ¡No te lo comas! Así no arreglas nada. ¡Actúa ya! Di lo que piensas, lo que quieres y ponte en tu sitio, pero sin desatarte, porque te conozco enfadada y te sales de madre. Sutileza, pequeño saltamontes, porque la violencia, tanto física como verbal, no arregla nada. ¿Para qué queremos la mano siniestra? Para dar mamporros sin que lo noten y quedarse a gustito de una puta vez. Cuenta Real que decía Asimov que la violencia es el último recurso del incompetente. Que no te ganen a zorra, que ya ves cómo se las gasta el personal.
- Pero Puri, ¿y si sufren por mi arrebato si me encaro con ellas y les digo cómo me siento? Pobrecitas, tal vez no tengan mala intención…
- Vani, dice el del Oso verde que cuando estamos de bajón la culpa aparece impenitente y nos trae recuerdos de los errores cometidos, sobre todo cuando hemos roto alguna de nuestras normas personales, nuestro código moral o de honor. Concluyendo, cuando hicimos algo que iba en contra de nuestros propios valores. ¡No es tu caso, criatura! ¡Tú temes herir y tragas y normalizas la mierda! No me jodas con la culpa ni vayas de víctima. Perdona, si te sale de dentro, pero no es obligatorio. Ni tienes que olvidar las ofensas tampoco, porque siempre dejan marca. Aunque no quieras porque, en este caso, son de la familia. ¿Quieres vivir siempre de rodillas? Pues cómprate un felpudo y ponte mirando a Cuenca.
- Estoy hecha un lío tía. Siento decepción porque siempre me manipulan, incredulidad porque encima me mienten, enfado conmigo misma porque siempre trago, ira porque quiero plantarles cara y no me atrevo, y culpa porque puede que sufran. En realidad, estoy jodida y paralizada… tal vez con el tiempo se solucione todo…
- Entiendo tus sentimientos, pero no tu falta de reacción porque, si eres capaz de detectar dónde están tus problemas, no puedes dejar de actuar. Te lo he dicho muchas veces: las cosas no cambian si seguimos actuando de la misma manera y el tiempo soluciona una mierda. Lo enquista y llegas a pensar que tienes lo que te mereces… y en el fondo es cierto, porque no le echas ovarios al asunto. ¡Y quítate de una vez los rulos, que así no se puede discutir! De momento dejamos la venganza para otro día, aunque también es legítima cuando te han hecho daño, no siendo que te sientas peor y se te agudice la culpa. Vamos con un poco de chapa y pintura para estar decentes y empiezas a tomar decisiones.
- ¡Menudos rizos me han quedado por detrás! Podemos ir a tomar algo y mañana empiezo…
- ¡No me jodas Vani! ¡No me jodas!