La serie "Mujer equivocada", cuya protagonista es Úrsula López, escrita por la autora uruguaya Mercedes Rosende, ha sido galardonada con el prestigioso premio LiBeraturpreis en Alemania en 2019 y ha sido finalista en Francia este año para el premio Violeta Negra. Después de haber sido publicada en Alemania (Unionsverlag), Francia (Quidam Editions), Italia (Società Editrice Milanese) y el Reino Unido (Bitter Lemon Press), la serie finalmente llega a España. Mercedes Rosende nos adentra en el mundo de Úrsula, una protagonista peculiar de novela negra, a través de su prosa ágil y mordaz. A pesar de la aparente ligereza de la trama, la historia tiene un impacto abrumador y nos sumerge en un mundo fascinante y sórdido al mismo tiempo. Las aventuras de Úrsula han sido traducidas a varios idiomas y están causando sensación en toda Europa, a pesar de su peso extra, eterna insatisfacción y humor negro. Mujer equivocada es la primera novela de la trilogía cuya protagonista es Úrsula López, publicada en 2011. ¿Por qué ha tardado tanto tiempo en ver la luz en España cuando ya había salido en Argentina, Francia, Italia y Alemania? "Mujer equivocada" salió en otros países, además de los que citas, de hecho es mi libro con más ediciones, y hay reseñas de Taiwán o de Australia, menciones del libro en bibliotecas de lugares que no sabría ubica en el mapa. ¿Qué sucede en el mercado español? No tengo ni la menos idea porque soy una recién llegada al mundo del negocio literario. Pero es bien curioso, por dar un ejemplo, que circule en Estados Unidos y Canadá, en ediciones en francés e inglés, y que hoy no esté en ningún país de América Latina, salvo Uruguay. ¿Cuándo podremos disfrutar de las dos siguientes, Lágrimas de cocodrilo y Qué ganas de no verte nunca más? Creo que el programa editorial de Alrevés es publicar la trilogía en el plazo de dos años. Su protagonista es una gorda diagnosticada, similar a una ballena salida del acuario… ¿Considera que existe la llamada por el Ministerio de Igualdad español, gordofobia? Yo diría que la gordofobia, como todo el rechazo a lo diferente, es tan evidente que no debería ser necesario ni mencionarla. Pero resulta que no solo se discrimina al que no entra en la norma (estética, social, política, de género) sino que se invisibiliza ese mismo rechazo, todos hacemos de cuenta que poniendo dos o tres modelos gordas (pero hermosas) y obligando a vender talles grandes de ropa, ya cumplimos con la inclusión que mandan los derechos humanos y las buenas costumbres de los buenos ciudadanos. Escribo sobre una gorda porque siento rabia ante la banalización del problema, porque estoy harta de ver que se rechaza al diferente pero se disimula ese rechazo con medidas inútiles que solo sirven para aplacar las conciencias de los tontos y dar rédito político a los listos. Le gusta llamar a las cosas por su nombre, sin censuras ni paliativos ¿Cómo tomarán en nuestro país la utilización de determinadas palabras que aquí se sustituyen por otras que, aparentemente, no hieren la sensibilidad de los considerados diferentes -gordos, calvos, bajitos…-? ¿Rompe con las imperantes normas de género? No escribo para un lector prejuicioso. Desde el momento en que intento plantear una sátira al género negro, una broma al policial convencional, nada estaría más lejos que hacerlo con palabras ascépticas o eufemismos políticamente correctos. Evito la lengua que utilizan los ministerios, la que consagran los oficinistas del buenismo. ¿Cómo podrían tomarlo en España? Pero si son los españoles son los inventores del cachetazo a los convencionalismos, y fueron de los primeros en hacerlo con las películas de Torrente. ¿Cómo consigue meterse de manera tan convincente en la piel de una persona gorda alguien que es flaca? Todos somos gordos. Trataré de explicar el concepto: el mercado o la sociedad es tan exigente con la apariencia, sobre todo con la de las mujeres, que siempre le está pidiendo más. Si es bella, que sea más bella; si es joven, que sea más joven; y si es flaca que lo sea más. La idea no es mía ni es nueva, ya lo decía Coco Chanel: ¨Nunca se es suficientemente joven, suficientemente rica, ni suficientemente delgada¨. Entonces, es cierto que técnicamente nunca estuve pasada de peso, pero como tantas mujeres, la mitad de mi vida la pasé sientiendo que era gorda y fea. Nadie va a enseñarme qué se siente. “Intento no pontificar sino mostrar una realidad”¿Cuánto tiene de denuncia social Mujer equivocada? Lo primero que intento con mi literatura es que sea todo lo buena que yo sea capaz de ofrecer, lo segundo es contar una historia que atrape al lector, que lo interese, y lo tercero es que hable de temas que me inquietan. No sé si intento hacer denuncia social, eso me suena más a panfleto, y lo que intento no es pontificar sino mostrar una realidad. Un ejemplo, soy y me siento feminista, pero no quiero escribir un manifiesto, lo que quiero es señalar que la mayoría somos víctimas de un canon de belleza impuesto, y lo hago mostrando a una mujer en el probador de un tienda viéndose en el espejo, intentando entrar en un vestido, hablando con la vendedora a través de una cortina. Una escena con humor y patética, que todas hemos sufrido. El humor está presente en su obra desde la primera línea, enmascarando el trasfondo ¿diría que su humo es negro, o muy negro, punzante y crudo? Nunca faltan quienes creen que el humor es incompatible con determinados temas que, faltaba más, ellos mismos enumeran: la enfermedad, la muerte, el racismo, la discapacidad; pedagogizan, nos enseñan que esas bromas son chabacanas, frívolas, ofensivas, de mal gusto, que el humor está bien pero que todo tiene un límite. Son los que siempre se ofenden, y si se ofenden es porque tienen razón, infieren ellos mismos, los ofendidos. Son la contraofensiva de la dopamina y el placer de la risa, de la reflexión a través de ironía, la censura sobre el devaluado humor negro. Son las voces de los guardianes de la moral y las buenas costumbres, los que nos dictan sobre qué tenemos permitido reir. Una especie de club de buenas personas que emite discursos llenos de palabras lindas: respeto, convivencia, solidaridad. Y como no queremos quedar del lado de los malos, vacilamos y nos preguntamos ¿cuál es el límite del humor? ¿Quién lo establece, quién decide con qué se hace humor, cuándo y hasta dónde? Y como no queremos quedar del lado de los malos, vacilamos y nos preguntamos ¿cuál es el límite del humor? ¿Quién lo establece, quién decide con qué se hace humor, cuándo y hasta dónde? Mi humor es humor, solo eso. La novela está escrita en primera persona y la trama se desarrolla en solo siete días. ¿Cómo surge Mujer equivocada? ¿A quién va dirigida? "Mujer equivocada" surge con el personaje, Úrsula, que fue el génesis de este libro. Alguien en una espera de un aeropuerto me habló de una mujer (que nunca conocí, por cierto), me la describió minuciosamente, me habló de su carácter. A los pocos minutos supe que allí tenía un personaje. Después llegó la idea de la llamada en medio de la noche, una voz en el teléfono que decía tener secuestrado a su marido, que pedía un rescate y que la citaba en un café del centro de Montevideo. Tenía el personaje, tenía la llamada, hice que ella acudiera a negociar el rescate de su marido con el secuestrador. Pero ella, Úrsula, no tiene marido.
La necesidad de aceptación por los que se sienten y sentimos diferentes, el mobbing… ¿es más fácil enfrentarlos a través de la ironía? Lo dicho anteriormente, el humor y la ironía rompen las normas, son indomesticables, y ejercerlos es una forma de ser libres con las palabras, es pasar de largo frente a los discursos solemnes y aleccionadores que pretenden leer todo en clave binaria de feminismo o patriarcado, de derecha o izquierda, de bien o de mal, es hacer caso omiso de esas reglas de conducta que nos someten e infantilizan a fuerza de corrección, de miedo, de autocensura. Conflictos no resueltos con los muertos, sentir que no vives tu vida, sino que es la prolongación de otro al que ya no quieres, aunque te legó tantas cosas… ¿alguna vez lo resolverá la protagonista? No lo sé, no me lo ha dicho. Úrsula es reservada. ¿Teme que haya lectores que no perciban el trasfondo de la obra y se queden solo en el divertimento? Qué devaluada está la palabra ¨entretenimiento¨, tanto que hoy es difícil confesar que queremos entretenernos y pasarlo bien mientras vemos una serie o leemos un libro. Yo escribo para hablar de temas que me preocupan, la violencia, el delito, la presión social sobre las mujeres, pero también escribo para ellos, para los que llegan a una novela buscando entretenerse. ¿Quién no entró a la literatura por esa ventana? Con su lenguaje claro y directo, ¿quiere provocar a la sociedad dormida? ¿Busca reacciones ante la injusticia y el dolor? No, no quiero cambiar el mundo, soy demasiado perezosa. Para eso están los iluminados, los políticos y los profetas. ¿Los débiles siempre te arrastran en la pendiente de su debilidad? Prefiero no pensarlo, seguramente he sido débil y habré empujado a alguien por la pendiente. Su próximo proyecto literario… En mi casa se convirtió en un clásico bromear con que estoy terminando el cuarto libro de la trilogía de Úrsula. Y después vendrá lo que la vida me ponga delante, no soy ordenada, no planifico ni tengo proyectos a largo plazo como no sea vivir. Puedes comprar el libro en:
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