Antes de comenzar he de señalar que el libro tiene un tono notablemente inclinado hacia un futuro optimista.
Por supuesto, todos los humanos tenemos un sesgo que nos hace creer que todo tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El ser humano nunca ha vivido mejor, tenemos las menores tasas de mortalidad infantil, la mayor esperanza de vida de la historia, el menor índice de guerras, el mayor índice de desarrollo humano desde que se tienen registros. y nada nos hace indicar que esta tendencia se vaya a detener. Adentrándonos un poco en materia de política internacional, no hace mucho hincapié en el conflicto entre Rusia y Ucrania y el papel que tendrá Rusia en el mapa internacional de aquí a 100 años. Rusia tras la guerra va a dejar de ser un actor geopolíticamente relevante y su influencia tendrá unos límites regionales. Su ejército va a quedar completamente destruido y le llevará al menos una década recuperarse y para cuando lo haga el resto de actores de primer orden le habrán sacado mucha ventaja. Además, la economía rusa también va a sufrir. Si a todo eso le sumamos su escasa fuerza demográfica tenemos una Rusia irrelevante en el panorama mundial. Estados Unidos también se encuentra en una situación muy diferente a la que tenía hace unos años con una población muy polarizada en opiniones políticas. En efecto, aunque esto es una tendencia que también afecta a Europa. Estados Unidos está en una posición difícil, cuyo trono está amenazado por otras grandes como India y sobre todo China. No obstante, confío en la sociedad estadounidenses que siempre ha sido muy impermeable a conflictos civiles. ¿Qué problemas desencadenaría, como menciona, que muchos países se alinearan con la autocracia del gobierno chino en vista de unos futuros acuerdos económicos sustanciales? Que China haga crecer su esfera de influencia afectará sobre todo al dólar, que perderá cuota de mercado respecto al renminbi. Si el dólar deja de ser la moneda de referencia mundial, cosa que aún está lejos, Estados Unidos perderá esa ventaja competitiva que le da la capacidad de financiarse casi gratis. No obstante, China también tiene alrededor muchos rivales como Japón, Australia, la India, Corea del Sur o Vietnam. Y en el caso de la Unión Europea, ¿qué significaría la pérdida de parte de su poder e influencia de aquí a unos años? La Unión Europea tiene dos retos principales a los que enfrentarse. Por un lado, necesita aumentar su productividad por trabajador para hacer frente al envejecimiento de su población. Por otro lado tienen que dejar de depender energéticamente del resto de países y para eso la UE necesita completar la transición energética. Ahí España se va a beneficiar mucho de ello. "El Ártico es una perita en dulce para las grandes potencias". ¿Qué consecuencias tendrá que las potencias empiecen tanto a crear una ruta comercial entre Asia y Europa, como la explotación de los recursos naturales que alberga el Ártico? Este hecho tiene un lado bueno y el malo. El bueno es que tendremos más recursos y que el comercio internacional será más eficiente. El malo es que la creación de estas nuevas rutas comerciales son fruto del calentamiento global. Actualmente hay una carrera por dominar estas nuevas rutas en la que el eje Pekín-Moscú lleva la delantera.
La situación de las pensiones en España es un tema difícil de abordar, tanto para unas generaciones como para otras. ¿Es usted optimista también en este tema?
En este me cuesta serlo. El reto de las economías desarrolladas está en subir la productividad por trabajador para así mitigar el efecto que tenga el envejecimiento de la población. Para ello nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica o el blockchain serán claves. Sin embargo, esto no está pasando y como los pensionistas tienen cada vez más fuerza electoral son pocos los gobiernos que se atreven a meter la tijera y dejar de endeudar a las generaciones futuras. ¿Se lanzaría a dar unas predicciones en materia de economía para España? España tiene ante sí la mayor oportunidad de su historia desde el descubrimiento de América. Tenemos la posición geográfica perfecta para convertirnos en una potencia energética y el know-how en renovables. Además, parece que tanto gobierno como patronal son conscientes de la situación y estamos lanzándonos a aprovecharlo. Por ese lado la cosa pinta bien, pero también tenemos el mayor reto demográfico de toda Europa. Con los ojos puestos en la IA, el escenario que nos plantea es esperanzador a la par que inquietante. No sé si un futuro como el de 'Yo, robot' sería posible. Sin duda. Habrá que legislar estos temas, pero de la misma manera que las IAs nos traen un futuro apasionante, también podrán ser un motivo de preocupación cuando estas caigan en manos equivocadas. A corto plazo los deepfakes serán habituales, pero a largo plazo con el desarrollo de la robótica la cosa se pondrá más seria. Queda preguntar si una vez haya desaparecido casi por completo el componente humano del campo de batalla habrá más guerras. Las guerras siempre se libran con tecnología desfasada. Las guerras que estamos viendo en el siglo XXI, aunque incorporan algún elemento moderno, son guerras que se libran con armamento del siglo XX. Pasará mucho tiempo hasta que veamos una guerra futurista. Pero sí, la tendencia es que poco a poco el componente humano de las guerras vaya disminuyendo tanto en el campo de batalla como en los puestos de mando. ¿Cree que hemos aprendido de los errores del pasado o seguimos tropezando con la misma piedra? Poco a poco vamos aprendiendo, pero eso no quita que muchas veces tropecemos con la misma piedra. Sin embargo, si comparamos nuestro mundo con el de principios del siglo XX o con el del siglo XIX nos damos cuenta todo lo que hemos avanzado, tanto a nivel económico como a nivel social y cultural. Puedes comprar el libro en:
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