Si escribir un libro y publicarlo es otra forma de salir de la zona de confort y de ponerse a los pies de los caballos, dar la opinión lectora a pecho descubierto es otro tanto de lo mismo, quizá más inconsciente si cabe. Es un deporte de alto riesgo. Con el marchamo de "bestseller" y Premio Nadal 2023 (5ª edición ya de su libro "Nosotros" y más de 40.000 lectores) Manuel Vilas asegura dice remarca en una entrevista para el periódico Granada Hoy, disfrazado de sepulturero, que, "la poesía no tiene lectores, es un género muerto. Está muerta y enterrada porque no le interesa a nadie salvo a los eruditos (los eruditos que son poetas), aunque a veces algún libro se salva." Así que leeré este poemario de Andrés Ortiz Tafur con cierto complejo de médico forense o de lector "homeless" pariente de los Hermanos Fossores. Valga mi lectura como otra autopsia, no tan lozana, cinematográfica y vivaz como la que Andrés Ortiz Tafur nos regala en la página 90 con el poema titulado Pensaba en mi autopsia. Jorge Luis Borges advierte que "cuando uno extraña un lugar, lo que realmente extraña es la época que corresponde a ese lugar; no se extraña los sitios, sino los tiempos". Henry David Thoreau escribió: "Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente y enfrentar solo los hechos de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida". Y todo esto es lo que nos ofrece Andrés en sus textos. Un artículo publicado en Zendalibros titulado ¿Qué es la liternatura? y firmado por Ramón J. Soria dice: "Se trata de una literatura del yo, pero en la que el narrador no es el centro ni es protagonista, sino un animal más que está, observa, siente y también cuenta, narra, relata. Puede ser un monólogo interior con aroma diarístico, pero también un diálogo con los seres animales y vegetales del entorno y, sobre todo, un diálogo cómplice con un lector que está al otro lado y saben avisado, cercano, entendido. Todos escriben saboreando el tiempo, la curiosidad, la recuperación de lo sensitivo que habían olvidado." "En liternatura sobro todo importa y es original el cómo lo cuentan. Los autores explican detalles naturales, científicos, pero también subjetivos, poéticos, minimalistas. Rompen o diluyen las fronteras entre lo civilizado y lo salvaje, lo cultural y lo instintivo". Fue Gabi Martínez quien españolizó el anglicismo "nature writing" como liternatura. Y en otro artículo publicado en Valenciaplaza.com, titulado "Nature Writing" y firmado por Marta Moreira leo en boca de la poeta Luci Romero que "una de las cosas que me fascina de este género es lo flexible que es. Abarca, y a veces mezcla, narrativa, ensayo, poesía, diarios y crónicas, y toca muchísimos temas desde el punto de vista filosófico, científico, autobiográfico o político. Pero sobre todo creo que su principal valor añadido es que nos ayuda a recuperar la capacidad de mirar. El valor de lo local es otra de sus características esenciales". Además Luci Romero tiene una teoría sobre la causa por la que la liternatura tardó tanto en cuajar en España: "la despoblación rural fruto del desarrollismo franquista a partir de los años 60 estableció una imagen negativa del mundo rural, asociada a la miseria y la escasez. Solo recientemente ha empezado a verse como algo más positivo. Ahora se está poniendo más de moda la idea de la vuelta al campo. lo más importante es aprender a observar de nuevo". Cuando uno abre un libro es como si nos asomáramos por una ventana abierta al campo y al horizonte, cada observador lector podrá fijarse en una cosa distinta, pero todos estarán viendo lo mismo, o sea, el paisaje que habita tras la ventana. Cada mirada es parte indisoluble del paisaje. Escribir o leer es una forma como otra cualquiera de ubicarse en el mundo. Javier Esturillo dice en El Nuevo Observador que "Andrés Ortiz Tafur se confiesa en Traigo noche en los zapatos. El escritor linarense presenta su último libro marcado por la personalidad de un tipo que utiliza cada renglón como mercromina para las heridas del tiempo", "en este último encargo vuelve a brillar la calidad de narrador en el que transforma en relato poético" la memoria. Xenia García comenta en la contraportada que el autor dibuja en este libro "una orografía de paisajes perdidos y por perder (espléndidos, sí, pero también tiranos) que transcienden la nostalgia celebrando con honestidad y lucidez poética las esquinas de nuestra memoria". El poeta Álvaro Hernando apunta que "en literatura, en la vida, se puede llegar a la sabiduría aceptando que uno no ocupa lugares, sino tiempos. Ortiz Tafur, escéptico entusiasta, compone este cuaderno de bitácora entre lo iluminado y las sombras que nos habitan". En Diario Jaén Sonia Jiménez Tirado escribe que "es un libro, pero bien podría ser un puente colgante de nostalgias y realidades entre ayer y mañana, escrito desde un hoy lúcido y consciente". Santos Doval Vega, gran lector, corrector y amigo del poeta escribe en su muro de Facebook que "lo primero en lo que me fijé, cuando lo leí por primera vez, fue en que me reconocía en muchas de las experiencias vitales que narra Andrés en él. Siempre que leo poesía me parece estar adentrándome en la intimidad del autor, es como espiarlo. Voy leyendo como un susurro, como pidiendo perdón por estar, como si eso que tengo entre las manos se lo hubiera robado al autor. Por eso me parecen siempre los poetas unos valientes, que se muestran desnudos ante los lectores. Y luego está la voz narrativa de Andrés, con la que yo me siento cómodo, en la que es un placer dejarse llevar". José Luis Morante publica en su blog Puentesdepapel56 que "Traigo noche en los zapatos recuerda en su comienzo una certeza: en el discurrir existencial no hay regreso, todo es una senda de sentido único, con frecuentes apeaderos de extrañeza, dolor e incertidumbre, donde reserva sitio la ausencia. Así cobra sentido un discurso poético sosegado y plural que percibe la intimidad como acuciante venero argumental". "Coloquial, intimista y cercano al discurrir biográfico, el libro abre una exploración de la propia identidad entre la memoria y los sueños". Traigo noche en los zapatos de Andrés Ortiz Tafur. Ediciones de la Isla de Siltolá. Sevilla 2023. 97 páginas y 62 poemas repartidos en tres partes. La primera titulada Nuevo Catecismo con 21 poemas, la segunda titulada Fogata con 20 poemas y la tercera, Traigo noche en los zapatos, que da título también al conjunto, con otros 21 poemas. Poemas escritos en verso libre o prosa poética, de 4-5-6-7 8-9.17-18-19 sílabas. El poeta atrapa la poesía en la telaraña de sus versos con un tono coloquial y sencillo. Al leer a Andrés Ortiz Tafur podríamos pensar que estamos leyendo a un "nature writer" de casta y encuadrar su escritura dentro de la liternatura. Su escritura bebe de una literatura que disfruta y se nutre de la vida cotidiana y los recuerdos, de la naturaleza, crítica con la sociedad de consumo y con la estresante vida urbana; que se hace eco y sinopsis de la España vacía y donde el asombro y la contemplación se convierten en brújula. Que Andrés Ortiz Tafur es hijo del deseo y de su tiempo ya lo sabíamos, que se mueve como pez en el agua del pensamiento líquido y fragmentario también. Dotado de una gran habilidad para reflejar la realidad y darle un toque de documental lírico lo demuestra en cada uno de sus textos. Para el autor escribir es una forma de ser y de estar en el mundo, de vivir su día a día y compartirlo con nosotros en una especie de litereucaristía a lo Jean-Baptiste Grenouille y su perfume. Se sacramentaliza por nosotros sus lectores. La voz de su consciencia, que se hace consciencia de todos, atraviesa como un relámpago cada uno de sus poemas y todo el libro. "¿qué desazón es esa/ capaz de convencernos de que resulta lícito/ quitarle el abrigo a otro para paliar nuestro frío?" -leemos en la página 20. Traigo noche en los zapatos son un conjunto de pisadas, un compendio de poemas huella que trazan un itinerario vital, una militancia, una batalla, un fuego, una luz que da sombra, una resistencia. "Sin embargo, sobre todas las cosas,/ de los peces nos sorprende su falta de memoria,/ su necesidad de olvido" -recita en la página 56. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que Andrés Ortiz Tafur escribe "a lo Walden" en un entorno de naturaleza salvaje como es Santiago-Pontones y Cortijo Viejo, enclavado en el corazón de la Sierra de Segura, como un auténtico "nature writer". Lo podemos ver en su espléndido poema "Sierra Profunda" de la página 50. También en otros versos como "Cada tarde,/ desde una de las ventanas/ del edificio en el que trabajo, veo un caballo blanco/ merodear por la era del pueblo. que sueña con la libertad de una era" ; "Vivo en uno de esos parajes en los que la altura y el viento se afanan inútilmente en descabezar a los árboles"; "con toda la atención prestada al horizonte/ me he visto tras las montañas, sin vértigo ni ciudad,/ en otro campo en el que los leones aún siguen durmiendo"; "Y ahí estaban:/ el perro,/ las cabras,/ los pájaros,/ el silencio"; "El pueblo es un punto claro/ con un denso bosque dentro". Otros verán otras cosas, porque por suerte la poética de seda que Andrés Ortiz Tafur despliega en sus escritos es variada y se adapta a cada cual según su mirada. Léanlo hoy mejor que mañana. Andrés Ortiz Tafur es un autor en estado de gracia. La poesía está más viva que nunca. Puedes comprar el libro:
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