"La vida íntima de un escritor suele transcurrir entre el deseo de crear, sus pasiones confesables, las razones huidizas de sus traumas, y los libros que va leyendo en el camino. Sobre este último elemento, hay obras que le dejaron una huella imborrable, sobre todo en sus comienzos, en ese tiempo en que que aún creía, a base de frases y palabras, poder dar con las claves del mundo que le rodeaba. A mí me ocurrió con el "Rojo y negro" de Stendhal, con "Demian" de Herman Hesse, el "Aleph" de Jorge Luis Borges y, sobre ellos, con "El extranjero" de Albert Camus. De todos ellos, nunca de podido librarme de éste último.
Por fin he podido enfrentarme, desde mis vísceras, con aquella lejana tarde, donde, con apenas dieciséis años, tras almorzar con mis padres en la ciudad de Oujda, en la frontera entre Marruecos y Argelia, me fui a pasear solo mientras ellos deambulaban por su zoco. Fue así como tropecé con una oscura y pequeña librería, en la que había más polvo que libros. Y ojeando en una de las estanterías, combadas por el peso y arañadas por la carcoma, di con un pequeño libro, editado en francés, bajo el título de "El extranjero". Debí pagar una ridiculez por el libro, ya que el rostro del librero expresó la sorpresa de deshacerse de aquel ejemplar, infinitamente manoseado. Me senté en un café de la plaza El Attarine junto al Souk Kednasa. Pedí un té con yerba buena y abrí la obra. Su primera frase jamás la he olvidado: "Aujourd'hui, maman est morte. Ou peut-être hier, je ne sais pas. J'ai reçu un télégramme de l'asile: Mère décédée". Tampoco la última: "Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, no me queda más que desear, en el día de mi ejecución, la presencia de muchos espectadores que me acojan con gritos de odio". Ni, mucho menos, a su personaje principal: Meursault, que personifica la carencia de valores del hombre, degradado por el absurdo de su propio destino; ni el matrimonio, ni la amistad, ni la superación personal, ni la muerte de una madre... nada tenía la suficiente importancia, ya que la angustia existencial de este antihéroe inundaba todo su ser.
Ahora me ha llegado el momento de ahondar en la huella que escarbó, dentro de mi cerebro, aquella obra. En absoluto pretendo equiparar, con mis dotes narrativas, la enorme capacidad de Albert Camus. Pero, como autor que emprende el viaje de su novela número treinta y ocho, en el año 2023, en plena decadencia del espíritu humano, me someto a los dictados de mi cerebro y obedezco la orden de revocar aquel viejo recuerdo argelino que, poco a poco, me convirtió en escritor", nos cuenta el escritor como primicia.
ARGUMENTO DE LA NOVELA
La trama es una reflexión continua sobre las relaciones y los juicios éticos y morales de un hijo sobre sus padres; dos ancianos encerrados en una residencia, aislados el uno del otro, en una fase terminal dentro del Oscuro Reino del Alzheimer. El personaje es un hombre sin ambiciones y sin sentimientos. Trabaja en una oficina bancaria, en el tramo más bajo del escalafón. Un extraño caso de persona que vive aislado en sí mismo, junto a una mujer virtual, creada a su imagen y semejanza, único ser casi humano cuya presencia soporta.
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