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"Gengis Kan y la creación del mundo moderno", de Jack Weatherford

Ed. Ático de Libros. 2022
martes 23 de mayo de 2023, 18:35h
Gengis Kan y la creación del mundo moderno
Gengis Kan y la creación del mundo moderno
Estamos ante otra obra estupenda de la editora 'Ático de los Libros', sobre un personaje esencial en el final del Medioevo, que creó uno de los mayores imperios de la Historia. El prof. Weatherford es un narrador muy encomiable y destacado.

«La biografía definitiva del fundador del imperio más grande de la historia. En veinticinco años, Gengis Kan y sus ejércitos mongoles conquistaron más que los romanos en cuatro siglos, y fundaron el imperio más extenso que el ser humano ha visto nunca. Nacido Temuyín, un paria de las estepas, el hombre destinado a hacer historia como Gran Kan de los mongoles conquistó todos los territorios sobre los que posó la vista: desde Georgia y Armenia hasta Corea. Gengis Kan se erigió como un líder inesperadamente moderno: abolió las torturas, garantizó la libertad religiosa y destruyó los sistemas feudales basados en el privilegio aristocrático. Cuando nació, con un coágulo de sangre en la mano, su madre predijo que aquel niño cambiaría el rumbo del mundo, y así fue: Gengis Kan unificó a todas las tribus mongolas de las estepas y transformó su modo de vida; creó el ejército más eficaz del medievo, abrió rutas comerciales que conectaron el mundo conocido y fundó un imperio que se extendía desde Europa hasta Asia oriental. Sus sucesores fueron reyes, kanes y emperadores en China, India y Rusia, y su legado fue imperecedero. Desde los inicios de la vida de Gengis Kan y su ascenso y transformación del mundo tribal de las estepas hasta la explosión civilizadora del Imperio mongol, este brillante ensayo de Jack Weatherford, antropólogo especialista en historia mongola, nos cuenta la épica historia de cómo se forjó el mundo moderno».

Los mongoles, el pueblo de Gengis Kan, han padecido todo tipo de vicisitudes y de genocidios; concretamente entre 1937 y 1939, el stalinismo criminal envió a sus comisarios para exterminar al mayor número de mongoles, el cómplice necesario sería Khorlooglin Choibalsan, por lo que la población se redujo en un 5%, en esta represión también cayeron los monjes y monjas budistas, en un número no inferior a 16.000 religiosos. Gengis Kan poseía, para identificarse frente a sus gentes, dos estandartes, el primero con crines de caballo blanco para los tiempos de paz, y, como solía ser de rigor, de crines de caballo negro para los tiempos de guerra. Su entorno familiar fue desastroso, ya que creció en un territorio, típicamente de la cultura socio-política de los mongoles, de una enorme violencia entre las diversas tribus, que se caracterizaría por los múltiples asesinatos, secuestros entre grupos, y la consiguiente esclavización de las personas.

"Como hijo de una familia proscrita, abandonada a su suerte en las estepas, probablemente apenas llegará a encontrarse con unos pocos cientos de personas en toda su infancia, y no recibió ningún tipo de instrucción en el sentido literal de la palabra. De este duro entorno aprendió, con todo tipo de detalles escabrosos, a conocer las emociones humanas: el deseo, la ambición y la crueldad. Siendo todavía niño, mató a su medio hermano mayor, fue capturado y esclavizado por un clan rival y consiguió escapar de sus captores".

Desde el punto de vista psicológico, y al ser tan pequeño y tan maltratado por su medio natural, se le incrementaría su instinto de supervivencia y de conservación; aunque esto no dejaba de ser más que un modus vivendi, pero, así de este modo y manera, su carácter se fue modelando, para poder hacer frente al futuro, qué con este presente, no se anunciaba muy boyante. Siempre tuvo una doble capacidad, paradójica, que fue la de irse creando amigos y enemigos a la par. Año tras año fue incrementando su poder, utilizando o creando alianzas a su conveniencia. Cuando llega a la cincuentena, ya estaba en condiciones de enfrentarse a aquellos pueblos, que considerados civilizados, siempre habían perseguido y esclavizado a las tribus nómadas, a las que despreciaban y humillaban, en grado superlativo. Tras ir conquistando tierras y pueblos unos tras otros, se vio obligado a mutar su forma de combatir, el centro de su desarrollo militar sería su caballería y esta, muy disciplinada.

"En vez de confiar en fortificaciones defensivas, hizo un uso brillante de la velocidad y la sorpresa en el campo de batalla, además de perfeccionar las técnicas de asedio hasta el punto, que logró poner fin a la época de las ciudades amuralladas. Gengis Kan enseñó a su pueblo no solo a luchar a través de grandes distancias, sino también a mantener sus campañas militares durante años, décadas e incluso, llegado el caso, durante más de tres generaciones de combate constante".

Sus conquistas abarcaron a buena parte de las civilizaciones, del momento histórico en que le correspondió vivir. Cuando su Imperio mongol llegó a su culmen máximo, ya abarcaba la friolera de un territorio de entre diecisiete y diecinueve millones de kilómetros cuadrados. En la nacencia de su Imperio, en el año 1162, su esfuerzo bélico había conseguido conectar, social y políticamente, a la Vieja Europa con la China de más rancio abolengo. El imperio creado por Gengis Kan seguiría creciendo durante otros ciento cincuenta años más. Sus descendientes siguieron ostentando títulos, pero que ahora ya eran los de kan, emperador, sultán, rey, sah, emir y dalái lama. Gran parte de los grandes conquistadores de la Historia, hasta llegar a Gengis Kan, tuvieron un final trágico, desde Jerjes I, hasta Alejandro III Magno, pasando por Gayo Julio César, Aníbal Barca "el Grande", Pirro I "el Grande", etc., mientras que el Gran Kan de los mongoles pasó a mejor vida, casi con los 70 años cumplidos, acostado en su propia cama, dentro de su tienda de campaña, y rodeado del respeto, afecto y veneración, de su familia, de sus más leales amigos y de sus fidelísimos soldados; todos ellos dispuestos, en toda ocasión, a dar su vida por la de él. Aunque se realizaron numerosos cuadros e imágenes del Gran Kan mongol, no existe ningún retrato realizado cuando aún estaba con vida.

"A diferencia de otros conquistadores de la historia, el Gran Kan nunca permitió que nadie lo plasmara en un cuadro o en una escultura, o que grabara su nombre o su busto en una moneda, y las únicas descripciones que hicieron de él los hombres de su época resultan más intrigantes que informativas".

El presente volumen, realmente a la altura de la calidad del global del catálogo, que a mí me interesa, de la editora 'Ático de los Libros', presenta una buena cantidad de documentos, que nos ayudan a comprender la repercusión del Gran Kan en la Historia. Por consiguiente, estamos ante una biografía necesaria, y sumamente esclarecedora, sobre uno de los personajes históricos más conspicuos de los siglos XII y XIII de la Edad Media. La obra tiene tres partes: desde su aparición en las estepas y la unificación de los mongoles, hasta la tercera que analiza el influjo de sus instituciones en nuestra sociedad, y la segunda dedicada a la guerra mundial de los mongoles. «Fremitu iudiciorum basilicae resonant. ET. Non videre, sed esse».

Puedes comprar el libro en:

9788417743628
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