Juan María José Francisco Javier de Paula Luis Antonio Domingo Rafael, de la casa de Braganza (1767-1826), recordado por la historia y por esta novela del autor argentino Alejandro Bovino Maciel como João VI, monarca del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, apodado El Clemente, sin duda no fue una de las figuras mayores del absolutismo todavía posible en su época.
Motejado de indolente, falto de toda capacidad política, carente del menor poder de decisión y autoridad en momentos en que su enorme reino, Europa y América vivieron uno de los períodos más convulsionados de aquel entonces. Juicio injusto para unos, apenas aproximadamente descriptivo para otros, inesperadamente se ciñó tan problemática corona por accidente, tras la inesperada muerte por viruela de su hermano mayor, el infante José de Braganza, a los 27 años de edad (1788), y luego de que su madre, María I de Portugal, fuera declarada incapaz de ejercer la regencia tras sufrir un ataque de locura irreversible a la salida de un teatro, en 1792.
Primero consagrado regente contra su genuina voluntad en reemplazo de la demente y luego coronado rey en 1816, fue ridiculizado abundantemente en su tiempo y aún después. Más aficionado a la buena mesa, la religiosidad, la música sacra y el arte que a los intrincados vericuetos de la diplomacia, el ejercicio de la fuerza y aún de cualquier forma de actividad física, se lo describe como cíclicamente depresivo y de carácter retraído. todo lo opuesto a las dotes personales que su reino, sus súbditos, la ambiciosa alta aristocracia que lo rodeaba y, desde luego, sus numerosos adversarios políticos esperaban de él. El bueno de João, un genuino rey por inconveniencia, para colmo de males se vio obligado a enfrentar como pudo -y no pudo- los tembladerales que provocó la Revolución Francesa en las bases mismas de las monarquías del Viejo Mundo, el ascenso al poder del tremebundo emperador Napoleón Bonaparte, dispuesto a conquistar todo el planeta, las alianzas y contra-alianzas que este originó entre las potencias mundiales del momento -donde Portugal pareció y padeció encontrarse unas veces de un lado y luego del otro- más las convulsiones internas que sacudieron su propio reino, amén de tener que administrar sus inmensas posesiones americanas.
Finalmente la poderosa Inglaterra decidió por el irresoluto monarca portugués y una fuerza invasora de 7.000 efectivos británicos "escoltó" a la familia real en 1807 hacia el lejano Brasil, supuestamente para protegerla de cualquier peligro.
Bien resume el sentido genuino de este episodio el autor argentino en su novela El rey prófugo de Portugal (1): "Una escuadra de quince barcos fletados de Lisboa en noviembre de 1807 trasplanta el gobierno lusitano llevándose el poder, que siempre es un símbolo, a las tierras del Brasil que pasan de ser colonias a ser la primera metrópoli sudamericana. El príncipe regente desembarca el 22 de enero de 1808 en Bahía de Todos los Santos y se instala en Río de Janeiro poco después". Las itálicas son mías.
Esta "fuga obligada" del irresoluto monarca portugués es la médula misma del extenso relato magistralmente documentado y escrito por Bovino Maciel, ducho veterano en el subgénero de la ficción histórica, como la acredita su extensa trayectoria autoral, antes y después de disfrutar y compartir la amistad y el trabajo conjunto con uno de los más grandes escritores de nuestra lengua, el paraguayo Augusto Roa Bastos (1917-2005). El argentino sabe muy bien como explotar las regiones ciegas del relato histórico, siempre incompleto, fragmentario y sujeto a las interpretaciones subjetivas y contradictorias de la historiografía oficial, así como al derrumbe estrepitoso de las teorías previamente aceptadas como canónicas en la materia, apenas surge a la luz otra documentación que las desmiente en todo en parte. Esos intersticios que no pueden iluminar los eruditos son el campo más fértil para la siembra y posterior cosecha de la ficción, la forma más sublime y perfeccionada de la mentira, pero asimismo el terreno en que las estatuas, los monumentos y los vestigios de lo que alguna vez fue el presente y hoy el pasado, cobran vida, encarnan, respiran, sienten, dudan, se angustian y se entregan a lo efímero de la esperanza, es decir, recuperan por la prestidigitación de la palabra la condición humana que alguna vez tuvieron en la realidad, por pretérita que ella resulte para nosotros y en nuestros días.
Desde luego, hay que ser un escritor de afiatada pluma para obrar como Pigmalión y darle carne y sangre nuevas a estos recuerdos del pasado y el trance de hacerlo es lo que pone a prueba las virtudes demostrables o no del escritor de ficción histórica.
Alejandro Bovino Maciel sale airoso del desafío merced a su capacidad para desarrollar la diégesis de sus ambiciosos trabajos con una naturalidad y fluidez que acertadamente desdeña el máximo pecado que pueda cometer un autor entregado a estas singulares labores: la tediosa acumulación de datos que convierte al boceto de una genuina novela histórica en algo a medio camino entre la monografía universitaria -lícita en su ámbito pero no en el de la literatura- y el malogrado intento de reflejar con alguna carnadura los hechos.
Antes bien, Bovino Maciel conoce de qué manera aludir y eludir, sugiriendo en vez de copiar y pegar fragmentos historiográficos disfrazados de diálogos, conflictos y situaciones. Sabe de qué manera, diáfana y convincente, lograr que siempre en el plano de lo verosímil, la narración contemple lo que no toma en cuenta nunca la realidad, ni la pasada ni la presente ni la futura: es decir, el suspenso, la intriga, las adecuadas elipsis que no ahorran las tediosas pausas de la acción que nos impone el tiempo real, tan diferente del tempo narrativo.
Así, su crónica de las desventuras y penurias sufridas por el rey portugués que no quería serlo y fue llevado por los caprichos y antojos de la realidad a convertirse en la cabeza visible de un imperio bi-territorial, logra que participemos activamente de situaciones dramáticas, en ocasiones humorísticas, desesperadas y desesperantes, siempre vitales, invariablemente salvadas por la pericia del escritor de la saña con las que las ha tratado el viejo dios Cronos, que siente un apetito insaciable por todos sus hijos.
En suma: el goce de la lectura de una novela histórica bien temperada, puesto al alcance del probable lector gracias a la profesionalidad, la imaginación y el talento de este escritor americano que bien conoce y mejor escribe acerca de episodios propios del Viejo Mundo, cuando no era tan viejo pero ya un cosmos de intrigas, equívocos y conflictos tan determinantes como aquellos que lo sacuden en el presente.
El autor
El poeta, ensayista, dramaturgo y narrador argentino Alejandro Bovino Maciel nació en la provincia de Corrientes en 1956. Entre otros, ha publicado los siguientes títulos: La salvación, después de Noé (cuentos y ensayos, Editorial Ocruxaves, Buenos Aires, 1989); Los conjurados del Quilombo del Gran Chaco (relatos, en coautoría con Augusto Roa Bastos, Omar Prego Gadea y Eric Nepomuceno, Edit. Alfaguara, Buenos Aires, 2000, Editorial Record, Brasil, Río de Janeiro, 2001); El trueno entre las páginas (conversaciones con Augusto Roa Bastos, Editorial Intercontinental, Asunción, Paraguay, 2002); Polisapo (narración en coautoría con Roa Bastos, Ed. Servilibro, Asunción, Paraguay, 2002, Editorial Libresa, Ecuador, 2005, Editorial Laberinto, España, 2006); La Bruja de oro (nouvelle infanto-juvenil, Servilibro, Paraguay, 2004); Prostibularias-1 (en coautoría con otros autores paraguayos y argentinos, Editorial Servilibro, Paraguay, 2002); Diários de um rei exiliado (Editorial Landmark, Sao Paulo, Brasil, 2005); El señor es contigo (en coautoría con Gloria Rubin, investigación sobre feminicidio en Paraguay, Servilibro, Paraguay, 2005); 20 poemas de humor y una canción disparatada (en coautoría con Pepa Kostianovsky, Servilibro, Paraguay, 2005); Culpa de los muertos (novela, Editorial Rubeo, Barcelona, 2007); Cuentos en la guerra y en la paz (Servilibro, Paraguay, 2011); La faute des morts (novela, Editions La Derniére Goutte, Estrasburgo, Francia, 2014); Teatro Político-1 (Editorial Intercontinental, Asunción, Paraguay, 2012); Enero. Los perros de Dios (Editorial Servilibro, Asunción, Paraguay, 2013); Teatro Político-2 (Editorial Nueva Generación, Buenos Aires, 2015); Teatro Político-3 (Editorial EUDEBA, Buenos Aires, 2016). Es director de Palabras Escritas, revista-libro, diálogo cultural entre Brasil e Hispanoamérica, Edit. Servilibro, Paraguay. Es miembro de SAL-REDAL, centro de estudios de la Universidad de la Sorbona, París, Francia.
Luis Benítez
NOTAS
(1)Ediciones Librería de la Paz, ISBN 978-987-8964-53-9, 370 pp., Resistencia, provincia del Chaco, Argentina, 2022.
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