Óscar Martínez es un escritor polifacético, además de profesor de arte en la EASD de Valencia. Lo mismo publica novelas infantiles, en Italia es todo un ídolo, como estudios académicos. "El eco pintado" traspasa todos los límites y es un libro donde se junta el arte con las emociones personales. "Suelo tener 2 ó 3 proyectos a la vez en la cabeza. La idea de este libro me surgió en una visita que hice la Museo del Prado el 11 de diciembre del 2021. Justo después de la pandemia y tras un tiempo sin visitar la catedral de la pintura", dice nada más comenzar nuestra conversación. "Quise escribir algo sobre la metapintura, con un enfoque que a mí me gusta mucho. No sólo quería hablar de ciertos cuadros, de los que ya muchos autores han estudiado, y quise dar un enfoque diferente, algo que a los lectores les entretenga y que no sea un ladrillo. Me fue surgiendo a los largo de muchos meses la idea, pero la escritura fue muy rápida apenas tardé tres meses en redactarlo", señala el autor de Almansa. En sus libros, consigue implicar al lector de manera original. Por eso señala que, "quiero que tenga un vínculo emocional, algo parecido a lo que hacen los divulgadores anglosajones. Me encanta encontrarme en los ensayos en los que el escritor está dentro del relato". El autor reconoce que trabaja mucho los títulos de cada capítulo. "Tomo apuntes constantemente, los hago con notas de voz en el móvil o en pequeñas hojas", confiesa Óscar Martínez que reconoce que disfruta mucho buscando las citas que acompañan a cada capítulo. "El tema del viaje está muy presente en mis libros. Me gusta que el lector vea cómo se puede llegar al sitio donde está el cuadro del que escribo. En eso, me parezco a autores que admiro como Javier Cercas o Irene Vallejo", indica y continúa diciendo sobre su estilo "escribo reflexiones muy cortas, como de media página, y capítulos autoconclusivos. Utilizo la técnica del cliffhanger en ellos. Disfruto cambiando de perspectiva, utilizando diferentes voces que pasen de la primera y a la tercera persona. Intento hacer una literatura híbrida". "Existe un banalización de la imagen"Óscar Martínez opina que en la actualidad, "hay una epidemia de falta de atención en el lector. Por eso, nuestra forma de escribir tiene que adaptarse a los nuevos tiempos. Existe una banalización de la imagen. Antes, las imágenes eran muy icónicas, tenían mucho poder. El lector se está acostumbrando a leer en diferentes aparatos electrónicos, por eso intento que cada capítulo se pueda leer de una sentada aunque se intercale con otros, para que no se pierda la atención. Tenemos demasiada información. Estamos demasiado saturados y muy sobreexpuestos, tanto a la información como a las imágenes. Ahora, es muy complicado concentrarse", evalúa el autor.
"En estos tiempos, no tiene mucho sentido las descripciones. Por eso, yo no describo cuadros, otros críticos de arte lo hacen mejor, lo que quiero es que el lector se fije en ciertos detalles. Me interesa que el lector sienta lo que yo percibí en un cuadro. Por eso, mis reflexiones son muy personales", sostiene Óscar Martínez. También se muestra muy crítico con la sobre abundancia de fotografías. "Desde que tenemos móvil con cámara se hacen demasiadas fotografías, que yo creo que no lo son, lo que se hace es postfotografías". En cuanto a su forma de escribir, el autor manifiesta que "no me pongo a escribir un libro hasta que no sepa con exactitud cómo voy a empezar y cómo va a concluir. Con los diferentes capítulos actúo igual. Algunos los escribo de una sentada. Siempre aspiro a la sonrisa del cerebro del lector, para ello suelo utilizar una historia de amor o de desamor", elucubra el autor. En "El eco pintado" están representados muchos de los grandes pintores universales, desde Diego Velázquez hasta Pablo Ruiz Picasso, pasando por Vincent van Gogh, Johannes Vermeer van Delft, El Greco, Hans Holbein el Joven, Roy Lichtenstein, Paul Gauguin, René Magritte o Édouard Manet. Las pintoras también están presentes en mi libro, pero en escasa proporción, Sofonisba Anguissola o Helena de Egipto a quien quiere reivindicar. "Fue la primera que hico un representación multipictórica de un espejo", afirma el autor. Las mujeres ocupan algo menos del 10% del libro, pero en las grandes pinacotecas del mundo no llegan a esa proporción, se quedan en un 1%. La pintura era un trabajo de hombres, las mujeres se dedicaban más a tareas domésticas. Sí, hubo mujeres en los estudios de pintores, de sus padres o maridos, pero no solían firma los cuadros", afirma el autor. Entre todos los cuadros que ha escogido para el libro, hay uno que es su preferido: "Cuadro negro sobre fondo blanco", de Kazimir Malévich. "Una obra muy original que me sugiere muchas sensaciones. El suprematismo ruso me ha atraído siempre mucho. En ese capítulo hago una reflexión muy personal sobre mi infancia", manifiesta y agrega "obras como esas consiguen que pueda hacer un libro con destellos de cierta lucidez". El libro está dividido en cuatro partes. El primero son de cuadros sobre cuadros, sobre el papel, sobre textiles, muñecas rusas y acaba con los espejos. "Un libro debe comenzar en alto y acabarlo igual. Un mal final estropea cualquier cosa", sugiere. Y concluye diciendo que "las alegrías de los cuadros suelen estar entre dos oscuridades. Así que disfrutemos mientras estemos aquí. Algo más que destello de felicidad". Puedes comprar el libro en:
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