"Hice una investigación sobre los verdugos hace treinta y tantos años. Durante ese tiempo, fui acumulando toda la documentación en mi archivo. Fue durante la pandemia cuando aproveché el tiempo para ponerme a ello gracias a la insistencia de mi mujer que me decía que todo ese material tenía que ver la luz", cuenta el escritor jienense nada más comenzar la entrevista que mantuvimos. El libro "A garrote vil" comienza dando una visión sobre la crueldad. "¿Es la crueldad algo natural?", se pregunta el escritor. Los animales matan para alimentarse y de la manera más práctica. "Cuando atacan es por mera supervivencia. Siempre atacan al cuello, a la yugular. La naturaleza no tiene ética ni moral. Solo los humanos se complacen con el dolor ajeno. Parece que existe en el hombre un impulso de violencia que es la raíz de una tensión biológica, emotiva y espiritual. Yo, en el libro, no juzgo, pero vivimos inmersos en un mundo muy cruel", señala Juan Eslava. A la hora de hablar sobre la tortura, Juan Eslava se queja de la consabida Leyenda Negra. "En muchos países y a nosotros nos pasa también, seguimos colgados de ese producto de los protestantes que crearon en el siglo XVI: las imprentas. La Inquisición no es un producto sólo español. La tenían en todos los países del norte de Europa y era muchísimo peor que la nuestra, ya que asesinaron a muchas personas que la Inquisición española. Bien es verdad que la nuestra fue la última en disolverse. No fue hasta el primer tercio del siglo XIX cuando ocurrió", relata el escritor. Para el autor de Arjona, "los inquisidores españoles no tenían una gran imaginación a la hora de torturar, utilizaban el torque o torniquetes en las piernas o bien los colgaban boca abajo o les practicaban el ansia, que era el tormento de echarles agua en la boca para ahogarles. Casi todo lo que vemos en los museos de aparatos de tortura de la Inquisición son puras invenciones, sobre el 95%, pero el morbo ayuda y parece que nos gusta ver eso a los españoles". "Tenemos gusto por el morbo, por la sangre""Isabel me ha ayudado muchísimos con las reproducciones, con la documentación y también con la escritura", atestigua el escritor ganador del Premio Planeta con "En busca del unicornio", además de otros muchos premios y ser el autor de la famosísima serie "Contada para escépticos". "Hay un punto de crueldad en el elemento humano. Y no me extraña; en la actualidad, un niño ha visto en la tele muchísimos asesinatos en los informativos, en las películas o en los videojuegos. Sentimos atracción por el morbo, por la sangre. Parece una faceta de la naturaleza humana que la tenemos dormida, pero no es así", señala y pone como ejemplo que en los informativos nos avisa cuando se van a poner escenas de violencia. "Nos avisan para que lo veamos", afirma con un tono quejoso. Juan Eslava Galán apunta que "normalmente las fieras depredadoras dan el golpe a sus enemigos en la garganta. No lo hacen por placer, tiene una lógica, lo hacen por supervivencia, por comer. Sin embargo, en el ser humano hay sadismo. Las ejecuciones públicas se celebraban en las calles. En Madrid, primero se hicieron en la Plaza Mayor y luego en la plaza de la Cebada. Se llegaron a poner puestos de churros o de otros productos para distracción del público en los alrededores donde se ponía el cadalso. Afortunadamente, se suprimieron en su momento, pero hasta entonces, no fueron rechazadas por el público, más bien al contrario".
En el arte de la tortura y de las ejecuciones los grandes maestro fueron los asirios. "Muchas crueldades proceden de allí, en el Museo Británico, podemos ver muchos de los artefactos se utilizaron. Algunos eran de una gran crueldad como el que utilizaban para empalar a las personas por el ombligo. Aún así, las torturas se extienden por todas las civilizaciones. Los romanos utilizaron también muchas y eran muy crueles, pero no más que otros pueblos, lo que pasa es que sobre Roma tenemos mucha información", recuerda el autor. Otro dato que nos ha sorprendido del libro es que "entre los musulmanes utilizaban frecuentemente la crucifixión. Los romanos lo hicieron hasta los tiempos de Constantino, aunque en Hispania se se continuó con dichas prácticas, cuenta Juan Eslava y sigue relatando, "en tiempos relativamente recientes se rapaban a las mujeres, sobre todo después de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Era una forma de humillar a las mujeres. Se hizo en la España franquista, unido a darlas aceite de ricino, ya sabemos todos para qué, los hicieron los franceses al final de la guerra mundial, sobre todo a las colaboradoras horizontales de los alemanes, pero donde empezó esta práctica fue en la Italia fascista de Mussolini". "Verdugos ha habido siempre, era el elemento fundamental de la república ateniense, nos lo contó Aristóteles. Era una consulta a los dioses, en las entrañas del sacrificado se podía ver el futuro, decían. En la Edad Media se hizo un oficio. Había verdugos en todas la ciudades", nos recuerda el autor. En España fue un oficio casi oficial. "Todavía en el año 1948 había cinco plazas oficiales de verdugo, pero realmente solo se ocuparon tres: las de Sevilla, Madrid y Barcelona. El director de cine Basilio Martín Patino y Daniel Sueiro produjeron un documental sobre ellos, y fue el director quien me facilitó mucho material. Tuvieron un contacto directo con estos verdugos. Yo solo traté a Vicente López de Barcelona, pero me pidió dinero por su testimonio. Como no me iba a decir nada nuevo, no lo acepté", expone Juan Eslava. Un valor añadido del libro son las muchas fotografías que pueblan sus páginas, algunas realmente terroríficas, otras las adjuntamos a esta entrevista. El tono del libro es muy serio y riguroso, pero al autor siempre le gusta añadir un toque de humor negro para suavizar el tono. "Intento ser muy fiel con la historia, pero con un poco de gracia", asevera el autor. Juan Eslava Galán nos hace un recorrido sobre diferentes formas de ejecutar a los reos. "Fue muy universal la picota. En ellas, se exponía a la vergüenza general a los culpados. Era tradicional el degüello para los nobles y la horca para los villanos, ésta muy cruel porque en ocasiones tardaban hasta veinte minutos en morir. La guillotina fue una forma más sofisticada del degüello, porque en ocasiones fallaba. En Inglaterra inventaron la caída larga para romper el cuello y en España el garrote vil. Afortunadamente, ya en el siglo XVIII se fue prohibiendo ese tipo de ejecuciones, pero tardaría en hacerse efectivo. Todavía se mantiene en unos 55 países del mundo, en algunos tienen una moratoria", explica. "En España, los últimos ejecutados por garrote vil fueron el 2 de marzo de 1974. Se hicieron dos simultáneas, la de Salvador Puig Antich en la Cárcel Modelo de Barcelona y la del preso común George Michael Welzel (Heinz Chez) en la de Tarragona. Éste era de origen pretendidamente polaco, pero en realidad era alemán, se adujo que era polaco porque por aquel entonces no había relaciones con Polonia y, por lo tanto, no habría quejas diplomática", detalla Juan Eslava. Para finalizar, el escritor jienense apunta que "lo que hemos querido hacer con el libro ha sido informar de lo que ha sucedido en el pasado y sigue ocurriendo en muchos países. Creo que es un libro de denuncia sobre la crueldad humana", concluye. Puedes comprar el libro en:
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