El escritor de origen italo-suizo escribió su opera prima en 2021, antes de la invasión de Ucrania. El año pasado fue publicada en Francia y ha vendido más de medio millón de ejemplares, muy pronto estará disponible en casi veinte idiomas. Con "El mago del Kremlin" se ha hecho con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y con el Premio Honoré de Balzac. También ha sido finalista de los premios Goncourt e Interallié. Y ganador del Premio Goncourt edición española, fallado hace escasos días. La novela tiene una increíble capacidad para mostrar los mecanismos del poder, de lo que Putin sabe mucho después de haber protagonizado una fulgurante carrera en el servicio de contraespionaje del KGB, para adentrarse en las mentes de los hombres. Después de ese periodo abandona el servicio para comenzar su carrera política, primero como asesor y después como político en puestos cada vez más relevantes hasta llegar a la presidencia de Rusia sustituyendo a Boris Yeltsin. El protagonista de "El mago del Kremlin", o más bien el hechicero es el enigmático Vadim Baranov, el consejero más cercano a Putin, aunque no sea un asesor al uso: culto y vinculado a la vanguardia artística, es también un manipulador sin escrúpulos capaz de transformar un país entero en un escenario teatral en el que solo se representa la voluntad del líder. Pero en las altas esferas un paso en falso a menudo es el último, y pronto descubre que el régimen que ha contribuido a construir puede dejarlo caer en cualquier momento. Este relato ficticio nos sumerge en el corazón del poder ruso, en el que aduladores y oligarcas están involucrados en una guerra sin cuartel. Es una montaña rusa intelectual, antropológica y emocional que alumbra a un personaje único, un Maquiavelo moderno y desalmado, a la par que una meditación magnífica sobre la fascinación por el poder, el mal y la guerra. Para el sociólogo, "mi novela tiene una profundidad histórica. Putin ha convertido a Rusia en una Disneyland soviética, después de un intento de democracia experimental que protagonizaron Gorbachov y Yeltsin. Putin imprime un orden vertical al poder, en el más puro estilo soviético y lo hizo a raíz del atentado a un edificio en el otoño de 1989. Al principio, nadie creía en sus capacidades, pero da la vuelta a la tortilla y se constituye en el supremo hacedor del nuevo régimen, supuestamente, democrático". "La política se tiene que hacer con sentimientos primarios"Giuliano da Empoli como sociólogo y ensayista conoce muy bien cómo se manipula a las masas. "La política se tiene que hacer con sentimientos primarios: patria, orden, seguridad. Los votantes rusos no deseaban una pérdida del control y por eso se utilizaron mitos y leyendas, apoyadas ahora por la redes sociales, en las que Putin y sus asesores son auténticos maestros", señala.
"A Putin le fue bien en las guerras locales o de bajo intensidad, pero ha cometido un error fundamental de evaluación en Ucrania. Se creía que Zelenski era un simple cómico que iba a salir corriendo tras la invasión y se ha encontrado con una situación muy diferente. En lo que sí es un maestro Putin es en imponer el caos y no el orden. Lo hemos visto con las interferencias digitales en Europa", explica Giuliano de Empoli. Para el sociólogo italo-suizo, "Putin no va a ganar la guerra de forma rápida, pero no se puede decir que no lo vaya a hacer. Las dinámicas del poder son las mismas en los diferentes contextos". Lo que sí ve el autor es que "en Europa, se ponen muchos más límites al poder, en Rusia no se pone casi ninguno. Mientras en Europa existe la separación de poderes, Rusia no los tiene. En Occidente se pone tiempo al ejercicio del poder, Putin lleva más de veintitrés años ejérciéndolo con mano dura y podría estar en él hasta bien entrado la década siguiente. Lo malo de extender tanto esos periodos es que se pierde la perspectiva y la empatía con los demás", analiza certeramente. "Putin es un señor de la guerra, pero pre-moderno, mientras que su consejero, en la novela, es postmoderno, se dedica al teatro de luces y sombras. La novela te permite mayor creatividad que un ensayo. En ella, casi todo está basado en hechos reales, pero los diálogos son imaginados. Mantienen ambos protagonistas una relación, como la que describía Maquiavelo, entre el consejero y el príncipe. En esta relación, siempre se corre el riesgo de que un buen consejero termine por ser cesado o eliminado. La novela me ha permitido meterme en la mente de los personajes, lo cual es muy interesante", elucubra el autor. Para finalizar, Giuliano de Empoli asegura que "El mago del Kremlin ha supuesto un punto de inflexión en mi carrera. Hasta ahora solo había escrito ensayos y hacer novelas en mucho más interesante porque se moviliza muchas partes del cerebro, como he dicho antes", concluye este autor que ha escrito una novela valiente y de una gran profundidad de ideas. Una de las mejores del año casi con toda seguridad. Giuliano de Empoli es un sociólogo, ensayista y asesor político de origen italo-suizo. Dirige el think tank Volta en Milán e imparte clases en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po). Ha trabajado en el sector editorial, y también como columnista y colaborador en diversos medios. Puedes comprar el libro en:
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