Hacia bastantes años que no le entrevistaba y que echaba de menos sus ideas y razonamientos sobre la literatura. Luis Leante es un escritor singula y sus páginas tienen una fuerza irresistible donde la originalidad de los planteamientos de su escritura cobra un plano principal. Su nueva novela trata sobre la humillación que sufre un joven en su instituto, pero narrado desde diversas perspectivas, siete en este caso. De hecho, al autor le importa poco a quien van dirigidas sus obras. Puede escribir una novela juvenil y gustar al público adulto y viceversa. "Cuando empiezo a escribir una historia no tengo claro si va a ser juvenil, de adultos o una obra teatral. Territorio desconocido, tiene una parte de los dos géneros: juvenil y de adultos. El leit motiv de esta novela es el sufrimiento de la víctima, que es el joven que sufre la humillación", dice nada más comenzar nuestra charla y añade "las etiquetas me cuesta trabajo ponerlas. Lo que me hace decidirme por un género es la edad que tenga el protagonista. Eso es lo que me decanta, y no suelo utilizar un lenguaje diferente en uno u otro género". Luis Leante ha sido profesor de instituto durante más de 20 años, por eso conoce perfectamente el mundo de los adolescentes. "Los niños no son satélites, viven juntos y ellos son un reflejo del mundo en el que viven. No es un mundo ajeno al de los adultos porque están continuamente interrelacionándose", dice. "Yo no tengo mucha imaginación. Los nombres que utilizo en la novela son los de amigos míos. La directora del instituto lo es, la conocí en el instituto y la hermana de ella, que se llama Luci, también la conozco y trabaja en una escuela de primaria, como en la novela. Lo que realmente hago es observar mucho, lo cual es un buen ejercicio", cuenta el autor afincado en Alicante, desde que dejó su trabajo en el instituto para dedicarse en exclusiva a la escritura. "Invento poco, lo que hago es adornar ciertos recuerdos"Paradójicamente, Luis Leante no había escrito ninguna obra juvenil hasta que abandonó la enseñanza, sin embargo todo cambio cuando finalizó ese ciclo. "Me he agarrado a mis recuerdos, guardo muchas anotaciones de mis años de profesor y son los que utilizo para mis novelas juveniles. Invento poco, lo que hago es adornar ciertos recuerdos y experiencias", detalla el autor.
"El mayor reto de Territorio desconocido es la voz. Está entre el periodismo, la falsa entrevista, el documental e incluso el teatro. Me pongo en la piel de los protagonistas y la voz sufre una transformación. Se empieza hablando en primera persona, para pasar a la tercera, es como un fundido a negro que casi no se percibe. Muchos creen que la literatura juvenil está contada para tontos y eso no es cierto", expone Leante y agrega "lo que más me apasiona es la trama. Me gusta jugar, superar retos. El descubrimiento constante de retos es la verdadera literatura". Para Luis Leante, "la clave de la escritura está en la reescritura. Yo no tengo un don especial, por eso dedico mucho tiempo a mejorar mis textos, pero lo que quiero fundamentalmente es contar algo distinto, de forma diferente". Después, analiza su forma de escribir. "La trama y la estructura lo tengo que tener en mi cabeza antes de empezar una novela. Al principio, es un puzle. Es como si fuera el plano de una casa. Sinopsis, tratamiento y estructura de la novela. Territorio desconocido era muy complicada de ejecutar. Cada uno cuenta una parte y se dejan cosas, tienen algunas lagunas, lo cual lo hace más interesante", desarrolla. La población donde se desarrolla la acción de la novela es Hondares, una ciudad hecha a imagen y semejanza de Caravaca de la Cruz. "Tengo mucho pudor en utilizar mi pueblo. En realidad es Hondares el nombre de un barranco cercano donde hay una preciosa catarata. Yo tenía en mi mente mi pueblo. El mercado de los lunes. Eso me acerca a la realidad porque necesito agarrarme a ello, pero necesito libertad. Necesito distancia. Me cuesta más trabajo escribir sobre algo que conozco demasiado. Hace unos años, me costó mucho esfuerzo escribir una novela que se desarrollaba en Alicante", confiesa con ese pudor característico suyo.
"Los escritores de la periferia tenemos cierto complejo de inferioridad literario. Parece que cuando es más cercano no tiene glamour. A no identificarlos con ningún sitio, te dan más libertad. Así el foco del lector no te sitúa en ningún sitio. Por ejemplo, tienes menos libertad para crear los nombres de las calles o puede haber una jerga específica de la localidad y eso te da bastantes problemas", expone el autor. Otro factor clave en su literatura son los diálogos. "Suelen ser muy complejos. La reproducción del lenguaje de los jóvenes tiene que ser verosímil y acercarse a la realidad. Los personajes no pueden hablar como filósofos. No debe ser una reproducción literal porque eso es muy difícil pasar al papel", opina. Leante y nos descubre que "muchos de los nombres que utilizo en la novela están sacados de la pandilla de mi hija". Otra característica de su novela es que la investigación de los hechos se produce cuatro años después. "La investigación tenía que haberse hecho en el momento. La inmediatez es interesante en el mundo del periodismo, pero en la literatura, esa diferencia de cuatro años es muy interesante. Lo que me interesa es la evolución de los personajes. Ver como viven en ese momento. Necesitaba la perspectiva del literato". "En mi época, también se deba el acoso escolar y la humillación a los niños. Formaba parte de la vida de los adolescentes. Y los padres y profesores somos en ocasiones indulgentes y lo quitamos importancia. Como profesor me he encontrado padres que eran muy tolerantes y que justificaban ciertos comportamientos Hay que recordar que a veces los niños son muy crueles y no todo el mundo lo tiene claro", expresa razonadamente. Para finalizar, Luis Leante reconoce que "no me gusta escribir con moraleja o que se vean mis propias ideas en el texto. Me gusta poner un espejo donde todos nos reflejemos. Hay niños maltratadores y la novela es una forma de mostrarlo. Lo que sí he querido es no tomar parte por nadie. No he tomado partido", asevera. Un problema que cada vez es más importante es el suicidio juvenil. "La causa de muerte más numerosa entre los adolescentes que no es muerte natural. Hay como un consenso para que no se informe. Se tapa. Entre los jóvenes se da por supuesto que callarlo es bueno. Y con el maltrato ocurre lo mismo", disecciona. "Si se mira en perspectiva, la educación está mejor que hace unos años, pero sólo en cuanto pedagogía. Cambiar el curriculum cada cuatro años es un error. En Finlandia no se cambia nada si no hay un consenso total. En España, se van dando demasiados bandazos. Y lo cambian todo. Tendría que hacerse una especie de pacto de Toledo de la educación. Que los políticos se hagan la foto y sean los técnicos los que lo desarrollen los planes de estudio. Creo que ahora hay una regresión en la educación", concluye a la luz de su experiencia. Puedes comprar el libro en:
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