Marcela y Mirtha son dos mujeres que se encuentran inextricablemente ligadas de por vida por un crimen. Este vertiginoso relato que se desenvuelve en torno a la dominación, la demencia y la muerte confiere un rol protagónico a la culpa a lo largo de toda su extensión. Se narra así la historia a través de Amanda, quien años más tarde hereda la fortuna de Mirtha, habiendo hablado con ella tan solo en una ocasión. La joven protagonista, acompañada por su amante periodista, emprende una investigación acerca de la identidad de la anciana y descubre la historia que vinculó su existencia con la de Marcela. Dos mujeres de gran pujanza que compartían secretos atroces, acosadas por la culpa y enredadas en una relación tóxica que culmina en un desenlace inquietante. Amanda, pues, no sólo heredó una considerable fortuna, sino también una carga de responsabilidad moral: la culpa. “Hay varios tipos de culpa o responsabilidad: culpas sociales, por ser mujeres, por vivir en la época y en el lugar en el que viven… No es descabellado”, afirma Soler, que también pone el acento en “la violencia de una sociedad que provoca el arrastre de culpas sin que uno lo merezca”. Así, la novela se caracteriza por poseer “detalles insospechados” que requieren el trabajo simultáneo del lector. “No me gusta dar todo por hecho”, confiesa la periodista. “El libro podría estar escrito por dos autoras diferentes”, subraya María, “es una novela dentro de una novela”. La acción se desenvuelve mediante dos tramas distintas: la primera de ellas corresponde a una novela de corte psicológico que relata la historia de ambas mujeres en formato diarístico narrado por Mirtha; en tanto que la segunda corresponde a un thriller que detalla la identidad de sus protagonistas. Mediante esta técnica la autora ha logrado apelar a dos tipos de público: “tanto gente muy literaria como aquella no muy lectora que disfrutan de los thrillers: a ambos les encanta”. Se trata de una obra que “se lee rápido, los capítulos son muy cortos”, explica. “La rapidez en la lectura no importa tanto como que sigan avanzando. La parte central, la más íntima, requiere más esfuerzo, pero en todo momento al lector debe resultarle agradable la lectura”, aclara la periodista y escritora. "Un libro tiene que ir más allá de la trama de los protagonistas"Lo más peculiar de la novela son sus personajes secundarios: “Son muy importantes porque dan credibilidad al relato. Ninguno está de paso y aportan vida propia a la novela. Si tuviese que escribir mi propio diario, me pararía en los pequeños personajes. Son ellos los que están en el libro”, afirma y agrega que “el libro siempre debería ir más allá de la trama de los protagonistas”. “Lo bueno de mi trabajo es que soy muy libre a la hora de escribir”, señala la autora que a la hora de crear, la autora gallega asegura que: “escribo cómo yo quiero”. “La Culpa” es una historia cargada de profundidad contada no por ella, sino por sus protagonistas. Tardó cinco años en escribir la novela y, en referencia a sus anteriores obras, de ésta decía que “era la única que tenía claro cómo quería que fuese la trama”. No obstante el tiempo que se veía obligada a dedicarle a la escritura era bastante poco dado que su trabajo como periodista cultural le requería la atención en el momento en el que comenzó a escribir. Por este motivo, “La Culpa” se trata de una novela “muy trabajada” en la que “se cuida el detalle de los diarios y las reflexiones personales”. Al final la historia la componen “dos voces literarias, una en tercera persona y otra en primera, para contar la misma historia”. Sobre si su próxima novela será de esta índole: “Siempre me meto en la trama, mi próxima novela se dirigirá a un público más juvenil, para cambiar el género y de público, pero siempre con la misma música”, garantiza María Solar. Puedes comprar el libro en:
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