Ante un nutrido grupo de asistentes al acto, Javier Velasco Oliaga comenzó por delimitar la realidad de la novela negra española actual y de la narrativa de género, especialmente la ciencia ficción, con una meditación sobre su originalidad, sobre el gran número de nuevo escritores negros y criminales que han surgido en España, y cómo el thriller se ha impuesto por su rapidez en la sucesión de hechos, y planteó a Miguel Ángel de Rus la primera pregunta de la noche, sobre si la novela de género debe ceñirse a ciertos cánones o no.
Para el escritor y editor de M.A.R. Editor, Miguel Ángel de Rus, “yo, como escritor, tanto como editor, busco que se rompan los límites del género, porque la novela negra se puede mezclar con el terror, la crítica social, la sátira, el erotismo, y de cada fusión de elementos nace algo más rico. No debes encasillarte como escritor de novela negra o de género, debes ser escritor. Un escritor que es capaz de afrontar los diversos géneros. Vimos en el S.XIX grandes escritores que unieron la narrativa negra detectivesca con el terror, hubo un gran desarrollo en el Pulp, y de hecho en las novelas negras de Boris Vian encuentras violencia, erotismo, y todo ello al servicio de la crítica de la racista sociedad estadounidense de la época”.
Javier Velasco Oliaga puso como ejemplo de esa fusión la novela “Akasha”, de Javier Hernández Velázquez, presentándola como un scifi noir con evidentes toques Pulp. El autor afirmó “ En mi obra todo empezó con la búsqueda de la verdad durante la pandemia; encerrado en casa, busqué información sobre los archivos akáshicos, leí mucho, y llegas a la conclusión de que lo más importante es el alma. El valor del alma es el centro de esta novela. Es una obra entre futurista y negra, que transcurre dentro de un siglo, y que nos hace replantearnos si lo que estamos viviendo lo pudimos vivir en el pasado y podrá repetirse en el futuro, si al mismo tiempo que vivo esta vida puedo estar viviendo otras vidas. Y de esas elucubraciones sale una novela que ganó el Premio Villiers de M.A.R.Editor, ahora es finalista del Celsius, de la Semana Negra de Gijón, y descubres que tus dudas son compartidas por más gente”.
El director de Todoliteratura quiso saber si el escritor de género está más influido por sus lecturas o por la realidad, llegándose a la conclusión de que es la realidad la que nutre al escritor y son las lecturas las que le permiten dar forma a esas ideas gracias a los conocimientos recibidos de otros libros. De Rus puso como ejemplo la vida de Balzac, Dumas o Villiers, “qué prácticamente vivían para escribir, en la pobreza, y que del material cercano que les ofrecía la vida sacaron las semillas de obras literarias que a veces son de una desbordante imaginación”.
Se meditó sobre los hechos reales que escapan a nuestro conocimiento, casos con hijos separados de los padres al nacer y que décadas después surgió en ellos las mismas cualidades artísticas que tenían los padres, o cómo mellizos separados al nacer acabaron casándose con mujeres que resultaron ser casi idénticas. Hernández Velázquez aseguró que “esas cosas que escapan a nuestra comprensión tienen una base racional. Y es lo que intento que se refleje en mi novela”.
Para finalizar, en el turno de preguntas del público se preguntó qué claves deben tener las novelas que se salen de lo habitual, a lo que De Rus afirmó: “verosimilitud: el narrador debe tener una voz y una perspectiva propias. Con esos tres elementos puedes escribir cualquier obra”.
Javier Velasco Oliaga acabó agradeciendo el papel de Tenefife Noir para difundir la novela negra en el Ámbito Atlántico, y reflexionando sobre el gran auge de festivales literarios especializados que demuestran que hay un gran interés en la sociedad por salir de lo conocido y descubrir nuevos autores, nuevas formas narrativas, nuevas ideas, “Algo que se ve en webs literarias como Todoliteratura, que cada día amplían el número de lectores porque hay gente que necesita ir más allá”.
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