“Todo empezó con la bajada a una mina en mi infancia, un verdadero laberinto de galerías. Entonces yo vivía en Cartagena, y algunos días mi padre nos llevaba a visitar barcos, como una corbeta o un submarino. Aquellos viajes se han materializado en diversos trabajos, convirtiéndome en una rastreadora de vestigios, documentos y archivos”, narra Rosell Meseguer (Orihuela, 1976). Quizá por eso sus proyectos se basan en numerosas ocasiones en libros y cuadernos de ideas e imágenes que llegan a ser parte de la obra final y que se complementan con libros de artista donde expone su proceso creativo y con cuadernos de viajes que reflejan su metodología y su manera de estar en el mundo como artista. O lo que es lo mismo, como investigadora.
De esa exploración surge esta singular y poética exposición donde más de 40 de esos libros y cuadernos, que enseñan el material recopilado durante años en diferentes proyectos y las distintas temáticas que conforman su trabajo, se mostrarán en diálogo con más de una docena de libros de la Biblioteca Lázaro Galdiano, joyas bibliográficas que abarcan manuscritos, impresos raros y curiosos, fruto de la recopilación de un gran bibliófilo, José Lázaro Galdiano, que sentía “delirio por las letras”, como decía de sí mismo. “Delirio natural” que comparte Rosell, y que, desde el 2 de febrero hasta el 30 de abril en la vitrina de la Sala 1 y el Gabinete de Tejidos del museo, desvelará las sinergias entre pasado y presente, evidenciando que “los conceptos y temas clásicos son contemporáneos y universales”, como destaca, y que no son sino llaves para explicarnos el mundo de hoy.
Entre esos libros de artista, Meseguer ha escogido piezas únicas, libros que aún no se han visto, cuadernos de viaje, fanzines y publicaciones seriadas compuestos por diversos papeles y el uso de distintas técnicas. Como Quadra Minerale, fruto de una Beca Botín en 2017, un tomo enciclopédico de los elementos de la tabla periódica en el que articula nuevas narrativas a través de analogías inesperadas en la intersección entre la química, la economía, la geología y el archivo personal de “memoria” de la artista en forma de mapas, dibujos, fotografías y bocetos que han formado parte de su corpus artístico desde 1999 o incluso objetos familiares como unos vasos de soldados de la Guerra Civil española de su abuelo. Un ejemplar fruto de la investigación sobre las Tierras raras, minerales usados en la industria tecnológica que toma como punto de partida la guerra, profundamente vinculada a la colonización mineral. “El libro expresa el uso que le damos en la vida cotidiana a los elementos de la tabla periódica y a todos los conceptos vinculados a los minerales críticos y a cómo están relacionados a problemáticas sociológicas, geopolíticas, económicas, medioambientales, además de intentar encontrar un equilibrio entre las consecuencias de la minería, y la utilización continua de estos a través de una lámpara, un móvil, una mesa”, explica.