Imagina un mundo perfecto.
Donde tus sueños ya se han hecho realidad.
Donde todas tus necesidades están previstas y cubiertas, incluidos esos caprichos que raramente confiesas, porque lo saben todo de ti.
En QualityLand —ese maravilloso lugar donde los algoritmos deciden qué te apetecerá mañana o qué pareja te conviene—, las aguas parecen haber vuelto a su cauce y Peter Sinempleo (en QualityLand tu apellido es el oficio de tu padre cuando te concibió) trabaja ahora como terapeuta de máquinas con graves problemas psicológicos.
Marc-Uwe Kling (1982) reside en Berlín. Ha estudiado filosofía y teatro, y es cantante y cómico. QualityLand y QualityLand 2.0 condensan, con descacharrante ironía, las promesas y amenzas del presente en una sátira sorprendente, visionaria y llena de actualidad en torno al «sistema» en el que vivimos inmersos, principalmente el mundo cibernético.
A excepción de sus libros y de sus lecturas públicas, Kling no hace nada por fomentar su popularidad y hace años que no concede entrevistas en Alemania. Sin embargo, sus lectores pueden verlo actuar en su querido cabaret de la «Lesedüne» en Berlín. Kling destina la mitad de las ganancias que percibe por sus tours de lectura y la totalidad de los ingresos de su tienda online a proyectos sociales.
A Marc-Uwe Kling no le gustan las estufas de exterior, ni las religiones, ni los desfiles de carnaval, ni los fuegos artificiales. Tampoco los taquillazos en 3D ni las comedias románticas con Jennifer Aniston. Ni los abogados, ni los banqueros, ni los publicistas, y tampoco le gustan mucho los médicos, pues hace años que sufre migrañas. Lo que sí le gustan son las visiones políticas de naturaleza idealista, como, por ejemplo, la renta básica universal.
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