En los últimos años ha creado y dirigido varias series documentales para la televisión pública asturiana (RTPA), como Camín de cantares (2007-2011), Camín (2012-2016), Ende (2012) –codirigida con Luis Argeo-, Güelos (2014) o L’alzada (2015). En el mismo canal dirige desde hace diez años la revista audiovisual de cultura asturiana, Pieces. Con más de una decena de libros editados, una selección de su obra narrativa, escrita originalmente en asturiano, ha sido traducida al castellano en el volumen Las habitaciones vacías (Caballo de Torya, 2010). En diciembre llegará a las librerías su nuevo libro, “Cuaderno del paisaje. Materiales para un ensayo cinematográfico sobre la guerrilla republicana asturiana” (Shangrila). ¿Qué va a encontrar el lector en su última novela? Tengo una relación extraña, de no aceptación, con los géneros literarios. Mi último libro, “Cuaderno de la Revolución” (Pez de Plata), se puede leer como una novela que cuenta la historia de un cineasta que se documental y rueda una película sobre la revolución asturiana de 1934, pero en verdad es muchas cosas más: el guion expandido de la película “Cantares de una revolución” –película que estrené en 2018–, un cuaderno de cineasta, una antología de textos históricos, un cancionero comentado, un ensayo sobre la propia revolución… ¿Cómo ha sido el proceso de creación de este libro? Fue un proceso largo… como muchos de los libros que más me interesan en estos momentos, se escribió más con lecturas que escribiendo. Leyendo, buscando, reflexionando… Fue un proceso paralelo al de la preparación y rodaje de la película “Cantares de una revolución”. En este sentido, es un libro que cuenta la misma historia de la película, a la vez que recoge el proceso de rodaje de la misma. ¿Cómo ve el mundo de la cultura en el mundo de hoy en día? La respuesta a esta pregunta excedería con mucho el espacio de esta entrevista. No se puede contestar en corto sin banalizar. Dejaré planteado un problema, radicalizado seguramente por la situación de confinamiento en la que vivimos mientras doy respuesta a estas cuestiones: estamos confundiendo y asimilando la cultura con el ocio y el entretenimiento. Y esto es un problema muy serio… Si pudiese cambiar algo en este mundo a través de sus libros, ¿qué sería? Los libros no pueden cambiar el mundo. Las personas que los leemos sí. La mayor necesidad que tiene en este momento el ser humano –y el planeta– es la superación del sistema capitalista depredador.
¿Cuál es su récord de tiempo escribiendo del tirón? No soy un plusmarquista de la escritura. ¿Qué hace cuando se atasca escribiendo? Dejar de escribir y, en condiciones normales, salir a dar un paseo. ¿Qué sacaría de su casa en llamas? A mi familia. Y, si puede ser, mi cuaderno de notas. ¿Con qué tres adjetivos le describirían su lector ideal? No tengo lector ideal. Que alguien me lea ya me parece un milagro. ¿Cómo se ha sentido la primera vez que le publicaron algo? Era muy joven e inconsciente. Sentí una felicidad enorme, que para nada se justificaba con el material publicado. ¿Algo de lo que nunca hablaría en tus textos? Nada. No tengo temas vetados. ¿Con qué personaje literario se identificaría? Durante mucho tiempo con Meursault, protagonista de “El extranjero” de Albert Camus. ¿Qué libro poco conocido le gustaría que leyera todo el mundo? Cualquiera de Marguerite Duras. “Una tarde de Monsieur Andesmas”, por ejemplo. ¿Vino o cerveza? Depende del momento. Aunque desde hace un tiempo soy prácticamente abstemio. ¿Escribe de noche o de día? De día. Por la noche pienso en lo que voy a escribir (o a filmar). Y, por último. ¿Cuál ha sido su mayor fracaso? Todo lo que haces tiene un punto de fracaso. Todo, siempre, se queda muy lejos del sitio al que querías llegar. En este sentido –y en muchos otros– soy muy de Beckett: “Fracasa. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Puedes comprar el libro en:+ 0 comentarios
|
|
|
Si (
No(
