Douglas Stuart (Glasgow, 1976) continua el tapiz que comenzó a tejer con la “Historia de Shuggie Bain” con su segunda novela “Un lugar para Mungo”. En ella se intersectan ambas historias: “Aunque la historia de Shuggie haya terminado, él sigue existiendo”, explica el autor en la rueda de prensa que ha organizado Penguin Random House esta tarde de miércoles para poder comentar el que ha sido calificado por The Times como uno de los mejores libros del año. “Un lugar para Mungo” es la historia de un amor adolescente ambientado en el Glasgow post-Thatcher. Deja entrever cómo eran los mecanismos de la clase obrera a través de una familia protestante asediada por el paro, el sectarismo religioso y una violencia que se extiende por todos lados. En este contexto nos encontramos con Mungo que, debatiéndose entre sus deseos y la silenciosa imposición de ser leal a una madre alcohólica e intermitente que no consigue estar a la altura del amor que su hijo le profesa. Cuando conoce a James, todo empieza a cambiar; el amor rompe las barreras establecidas por sus respectivas comunidades, pero se ven obligados a fingir las actitudes masculinas que su entorno les exige. En aquella sociedad escocesa posterior al gobierno de Margaret Thatcher, la clase obrera ha sido reducida a una insignificante comunidad que, ante un escenario de pobreza, no sabe a dónde mirar. Las costumbres de la clase obrera están arraigadas en la familia Hamilton, la de Mungo, que se ha infectado de cinismo y desidia. La historia de “Un lugar para Mungo” está inspirada en las vivencias personales del autor que, como miembro queer de aquella sociedad, experimentó la misma soledad y la desolación que experimenta Mungo. Así como sus experiencias, también comparte rasgos con el protagonista, como el valor del perdón. “Como hijo de alguien que murió a causa de su adicción, tienes que aprender a perdonar”, confiesa Douglas. “Creo que igual que Mungo soy una persona fuerte, tengo una médula de acero que no me gusta enseñar pero se con certeza que puedo contar con ella, si se dan las circunstancias”. Entre los personajes que destaca el autor, el hermano mayor del protagonista, Hamish, encarna las dos actitudes que hemos mencionado anteriormente. “El personaje de Hamish me resulta fascinante”, confiesa. De alguna manera para él este personaje es un arquetipo similar a los presentes en clásicos griegos. Es un hombre que quiere que su nombre haga eco gracias a la batalla. “Ahora percibimos esta actitud como algo problemático, pero era esto precisamente lo que antiguamente hacía que un hombre ganase reputación”. A pesar de ser una obra que ponga de manifiesto la posible toxicidad de la masculinidad, también expresa que no siempre es tóxica. “Por eso el personaje de Hamish es central: es violento, agresivo, comete crímenes… Pero al final él es el héroe”. En esta novela los personajes cobran vida. Stuart no busca tanto, defender y dibujar su ciudad natal, como que el lector entienda a los personajes y establezca un vínculo con ellos para así comprender esta marginalización del adolescente queer en la sociedad de clase obrera de aquella época. “Refleja el realismo social que muchas personas atraviesan”, comenta cuando se le pregunta si le hubiese gustado leer esta historia. “No es habitual encontrar una historia gay en el seno de la clase obrera”.
“Un lugar para Mungo” ha supuesto un antes y un después en la literatura queer porque ha mostrado por primera vez a su comunidad lectora lo que es no sentirse identificado ni perteneciente a la comunidad obrera. Ofrece un espectro excitante para la comunidad queer porque se pueden comenzar a leer obras que representen un rango de historias completamente diferentes: “nos encontramos en un punto en el que las historias queer pueden ser tanto felices como tristes, inspiradoras o trágicas, desalentadoras o cómicas; y esto es algo que antes solo se le atribuía a las historias heterosexuales”.
Esta versatilidad del mundo en el que habitan los personajes de Mungo y Shuggie es lo que hace que el tapiz creado por el escocés provoque una fascinación en el mundo entero. Con su primera novela de camino a nuestras pantallas y una tercera en proceso de producción, podemos decir con total seguridad que Douglas Stuart no solo ha probado ser una gran promesa en el gremio de las letras, sino que se ha convertido en un afincado autor de renombre para el que, igual que Mungo, “el amor es algo por lo que merece la pena luchar”. Puedes comprar el libro en:+ 0 comentarios
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