Un libro de casi 700 páginas sobre el escritor portugués, que a tantas personas ha concitado en torno a sí y a sus dobleces: los heterónimos que lo conformaron. He tenido la posibilidad de disponer del libro antes de su llegada al mercado y deseo saber por boca de él mismo algunas cosas que me inquietan. Decido hacerle una entrevista para la revista Todo Literatura, y Moya acepta. Este es el resultado: ¿Quién es Pessoa para un lector actual? Pessoa, gracias al misterio que recorre su figura, y quizás también a los mitos que se han ido fraguando en torno a él, es uno de los poetas más seguidos, traducidos y estudiados de la actualidad. Hay muchos ensayistas y críticos hablando de él. Sigue siendo un fenómeno literario, una referencia indiscutible, pero es también una rareza, un tipo que nos saca una y otra vez de nuestras casillas. Por si fuera poco, es también una especie de nube que sobrevuela el aire de Lisboa. ¿Y quién es Pessoa según tú? Pessoa es un hombre muy zarandeado en su niñez por la desgracia, pues perdió a su padre y luego a tres hermanos. Un muchacho que recibe una exhaustiva formación inglesa en una ciudad colonial sudafricana, que será su soporte ideológico y literario al que siempre continuará atado. Es un tipo que se busca la vida en Lisboa, que busca alquileres baratos, que vive al borde de la penuria, pero que no por eso abandona sus ideas liberales. Es un escritor genial, que abandonaba casi todos sus proyectos, un tipo que en vez de papelera tenía un arca donde iba echando todo cuanto escribía, y escribía mucho, muchísimo. Fue un hombre de su tiempo, aficionado, como era la moda, a las novelas policiales, a las ciencias psiquiátricas, a los inventos y al ocultismo, que participó en la opinión pública, que más allá de escritor ofició de inventor, publicista, editor, traductor, bebedor, hacedor de horóscopos, poeta vanguardista, autor de heterónimos. Una especie de hombre orquesta, para resumir. Desde las primeras líneas del libro tratas de echar abajo esa convención de que Pessoa no tuvo biografía, pero al parecer sí la tuvo, ¿no es así? Pessoa tuvo biografía, claro. Se han escrito biografías pessoanas de 1200 páginas. Esta tiene 700 y mi mayor trabajo de redacción ha sido sujetar las bridas para no irme a las 1500. Con Pessoa ocurre un fenómeno curioso. Como nunca o pocas veces salió de Lisboa, como apenas se le conocen relaciones amorosas, como se lo ha querido ver como un personaje solitario e inédito, es fácil colegir que no tuvo biografía, como aventuró en 1961 Octavio Paz, y no es cierto. Desde su llegada a Lisboa, tras una infancia accidentada, quiso no tener biografía, pero no le fue posible. Él no hubiera querido tenerla, pero la tuvo. ¡Y qué biografía! ¿Cómo y por qué se ha construido este personaje que no se compadece con la realidad? Bueno, Pessoa murió joven. Aunque publicó mucho más de lo que parece, hay que entender que el 95% de lo que escribió fue a parar al arca. Quizás de esa desproporción venga la leyenda de que publicó poco. Poco en sentido relativo, habría que añadir. Pronto se lo mitificó. Se trataba de una rara avis, de un tipo originalísimo, sin parangón en el medio literario. Su primera biografía salió a los 15 años de su muerte y ciertas cosas de las que allí se decían incomodaron a los amigos y familiares, aunque el biógrafo, Joao Gaspar Simoes, lo había tratado y mantenido una muy interesante correspondencia con él en sus últimos años. El caso es que poco a poco, a falta de datos precisos, se fue creando y recreando una leyenda que atrajo la atención de mucha gente. Pero la leyenda fraguó o cristalizó antes que la obra, pues todavía el arca apenas si había sido desentrañada. Esta es grosso modo su vida post-mortem. Quizás sea más fácil y seguro no contravenir los mitos, que ponerlos en duda. Y con Pessoa se había construido una ficción que en unos casos se acercaba a la realidad y otros se iba alejando. El trabajo del biógrafo consiste en sopesar lo que hay de cierto y lo que hay de leyenda y honestamente tratar de poner orden. ¿Por qué motivos te introdujiste en un proyecto tan arriesgado? Estudio y traduzco la obra literaria de FP desde hace quince años. Comencé por Libro del desasosiego, que primero se publicó en Baile del Sol y luego en Alianza Editorial. Me ocurrió sin embargo, que a medida que profundizaba en su obra y en su vida, entendía que muchas de las cosas que leía sobre Pessoa no respondían a lo que iba encontrando por el camino. Cosas del tipo que era un poeta indolente, triste y solitario, desconocido, sin biografía, y que había vivido en una torre de marfil, pero nada de esto, al contrastarlo con los hechos, parecía cierto. Y no lo es, pero es que en torno a él se ha venido tejiendo una leyenda, un mito como dije, que presenta poca correspondencia con los datos que tenemos. Me parecía importante, pues, reconstruir el personaje a expensas del mito. Pero la biografía no se centra en absoluto en esta reconstrucción. No es una biografía a la contra, ni mucho menos. Simplemente he subrayado estos aspectos. ¿Cuáles han sido los principales escollos que te has encontrado para hacer el libro? Lo más complejo fue releer a Pessoa de forma crítica, intentado dar una visión de conjunto que a veces chocaba con lo que yo mismo había escrito antes sobre él. Durante años tomé apuntes, me hice con un mapa temporal de textos, contextos y publicaciones. Leí biografías, ensayos y todo cuanto encontraba sobre él. Orbitaba sobre su figura y cada vez mis vuelos eran más precisos. Incluso llegué a escribir una novela, Lluvia oblicua, que tiene a Pessoa como protagonista en sus días finales. Pessoa, que era un hombre discreto y tímido, fue un parlanchín ante un papel. Veía un papel y se lanzaba a escribir cualquier cosa y, claro, muchas apuntaban hacia él, a lo que ocurría dentro de él y a sus alrededores. En esos papeles está grabada gran parte de su vida. Su primer biógrafo fue él, solo que sus apuntes están dispersos. Pessoa es contradictorio, como lo fue Unamuno, pero a pesar de ello va dejando miguitas a quienes se obstinen en seguir sus pasos. Eso, claro, y buscar un editor que asumiera la publicación. En este sentido, el apoyo y el trabajo de rebotica de Laura Claravall han sido fundamentales. ¿En qué difiere esta biografía de las otras que han salido sobre el autor? Hay que decir que las biografías sobre Pessoa son todas muy buenas. Que yo sepa esta es la octava. Unas han aportado unas cosas y otras otras, pero, en general, han sido y son muy recomendables. Nuestra aportación al conocimiento de Pessoa es el retrato de una persona a la que le tocó vivir en un tiempo convulso, pero a la vez fascinante, y que él es hijo de ese tiempo. Nació en una Lisboa decadente, desencantada y llena de interrogantes. Vivió la voladura de la monarquía, la industrialización y con ella, el colonialismo, el fracaso que supuso la Primera Guerra Mundial, la llegada de la revolución rusa, el auge de los fascismos con todas las convulsiones que esto trajo consigo, el auge de las vanguardias de las que será un adalid en Portugal; vive la agitada escena política portuguesa desde la caída de la monarquía hasta el asentamiento del salazarismo, y todo esto muy en primera persona. No estamos, pues, ante el típico poeta enajenado, lejano a la realidad. Él hubiera querido desaparecer, no tener que intervenir, pero eso no le fue posible. ¿Entonces, según lo que me estás manifestando, Pessoa es bastante desconocido aún para el gran público? Bueno, hay aspectos de Pessoa que se han mantenido más o menos ocultos y otros que se han sobredimensionado en exceso. Se tiende a ocultar o a minimizar su vida política, su posición crítica ante el modelo democrático y su simpatía por dictadores como Sidónio Pais o Salazar. Se enfatizan los últimos meses de su vida, cuando rompió con el salazarismo, pero durante casi ocho años acepta el papel de la dictadura y escribe panfletos que la justifican. Se suele minimizar el factor alcohólico, cuando fue el alcohol lo que lo llevó a la tumba y, bueno, existe la tentación de sexualizarlo, cuando él fue un ser bastante asexual, aun cuando la sexualidad le comía un poco el coco. Se habla poco de su misoginia que en todo caso no fue activa y que quizás estaba en el ambiente, como lo estaba la xenofobia o el pensamiento de clase. En fin, hay algunos aspectos convenientemente ocultos cuando se habla de Pessoa, un ser fascinante, que soporta con creces todas las críticas. Al fin y al cabo, Pessoa era un tipo constructor de mundos y de sueños, o de mundos-sueños y eso, el alcohol, la heteronimia, el esoterismo, la quimera, la locura... eran temas que a la fuerza habrían de interesar a un escapista en el sentido de soñador empedernido como él era. ¿Qué nos falta saber entonces sobre Pessoa? Conocemos mucho sobre Pessoa. Fue un hombre muy expuesto, que hizo muchas cosas. La faena del biógrafo pessoano de hoy ya no consiste en desentrañar novedades, sino en reconstruir al personaje, en eliminar todo cuanto se nos ha transmitido sin ser cierto o no lo es completamente. Esta biografía trata de reconstruir la vida pessoana no con suposiciones o leyendas, sino con datos concretos que nos ayuden a conocer mejor al personaje. Y entonces, hay que hablar de sus penurias, de su alcoholismo, de su vida política, de su magnífica reputación como escritor, de su carácter reservado, sí, pero no huraño o asocial. Y sobre su mundo plural. En tu libro aparece la heteronimia como parte de un proceso vital, ¿qué puedes decirme de eso? Con frecuencia a Pessoa se lo conoce más por su originalidad heteronímica que por el contenido real de su obra. Esto es difícil de erradicar, aun cuando Pessoa es uno de los grandes poetas y pensadores del siglo XX, a la altura de Proust, Joyce, García Márquez o Kafka. En una carta escrita al final de su vida él cuenta a un amigo cómo fue su proceso heteronímico, pero lo que cuenta no se atiene a la verdad. Él cocinó su propia leyenda, haciéndonos ver que todo ocurrió en un día triunfal de 1914, haciendo que ese día, esa noche más bien, nacieran sus tres heterónimos principales, Caeiro, Campos y Reis y, por extensión, él mismo. La historia que narra en esa carta es fascinante, pero, ay, no es cierta. Hoy sabemos sin ningún género de dudas que los tres nacieron en fechas distintas y a veces distantes de esa noche de febrero. La heteronimia es un proceso complejo que nace con la pérdida del padre en su infancia y que se va desarrollando poco a poco, hasta eclosionar en 1914, con la ayuda necesaria del patrón Shakespeare y el empuje de su amigo Mário de Sá-Carneiro. Ya en 1905, antes de llegar a Lisboa con 17 años, y siempre con Shakespeare como horizonte, había concebido nada más y nada menos que 75 voces distintas, muchas de ellas absolutamente irrelevantes, claro. Eso llegó a crearle dudas psiquiátricas cuando era aún adolescente. La heteronimia, por decirlo así, es un proceso, no un accidente o una genialidad. La visión que tenemos de Pessoa es la de un hombre tímido y solitario, pero, en tu libro, se da a entender que estuvo muy implicado en los hechos de su tiempo. Explícame eso. Pessoa fue casi siempre un tipo sociable. Quizás no por elección, sino por destino. Era, sí, un tipo rutinario en sus cosas. Lo que hubiera querido era encerrarse a cal y canto en su mundo, pero eso no fue posible, porque no era, como su amigo Sá-Carneiro, un hombre rico. En todo caso nos dejó casi 30.000 documentos, lo que supone muchas horas de soledad. Pero no es en absoluto el tipo huraño y solitario que ha llegado hasta nosotros. Mantenía una relación muy cordial con sus familiares directos e indirectos, se relacionaba con los trabajadores y jefes de sus más de veinte oficinas, acudió regularmente a tertulias hasta dos días antes de su muerte, tenía lazos de amistad con sus vecinos, con los tenderos, con los barberos, con los camareros, con los loteros, con los libreros y alfarrabistas, lo mismo conocía a políticos como a limpiabotas. En definitiva, que contaba con amigos o conocidos en todas partes. Era, eso sí, muy celoso de su intimidad. Hasta unos años después de su muerte no se supo de sus amores con Ofelia. Ofélia… ¿cuéntame algo de sus amores con Ofélia? Ofélia es todo un capítulo de su vida. Quizás un espejismo. Pessoa se decantaba por lo ideal y condenaba lo real en todas sus vertientes, de modo que el contacto físico lo aturdía. Tengo la sospecha de que Pessoa se enamoró de Ofelia, a través del personaje de Shakespeare y no de esa chiquita Lisboeta que tanto lo quiso. De haberse llamado Isabel o Amélia quizás ni siquiera se habría fijado en ella. En cuanto se le pasó la etapa del enamoramiento ideal, en cuanto Ofélia se le presentó como un ser de carne y hueso, y se vio ante la realidad, se sintió muy incómodo y trató de huir. Hay aspectos de Pessoa que, acaso por la prematura muerte del padre, que lo trastocó todo, se quedaron en la infancia, y este de la sexualidad acaso sea uno de ellos. Pessoa prefería mantener relaciones con sus personas queridas mediante la distancia. Tenía un verdadero pavor a las relaciones físicas, pero, bueno, aparte de Ofelia existió otra mujer, cuya relación se ha conocido hace muy poco tiempo. ¿Te refieres a Pessoa como una especie de Sísifo de nuestro tiempo…?, ¿qué quieres decir con eso? Pessoa fue un trabajador y fracasador incansable. Intentó hacerse de dinero de todas las formas posibles, pero en todo naufragó. Ya digo, él militaba más en lo ideal, que en lo real. Todas sus empresas, que fueron bastantes, fracasaron por su propia incapacidad, por su dispersión, por su nulo sentido práctico. Y, aun así, no se rindió. El fracaso no lo amilanaba, lo destruía, pero no lo amilanaba. Fue un fecundísimo soñador, sí, pero también un hombre incansable que carecía de medios y tenía que buscarse los cuartos como fuera. Nunca puso tregua en el trabajo ni en el fracaso. Como su banquero anarquista, él quiso ser libre a través del dinero, pero todo le salió mal. El dinero era lo que le daría tiempo para escribir, pero siempre vivió acosado por las deudas, dando sablazos. Por eso, por no tener dinero, fue que publicó pocos libros en vida. Mensagem, que salió en 1934 con 100 ejemplares, se lo pagó él, como había hecho con sus libritos ingleses, en 1925. Un poeta entonces (y en muchos casos ahora) tenía que autopublicarse sus libros y él nunca tuvo un pavo. Y de aquí, de su falta de dinero, nace el mito de que publicó poco en vida y eso tampoco es totalmente cierto: publicó más de 200 poemas en diarios y revistas, 300 artículos y folletos, se autopublicó cuatro libros, fue reseñado en vida tanto en España como en Inglaterra o Francia, leyó traducciones suyas tanto en español como en francés, se realizaron ensayos sobre su obra estando vivo, se le invitó a publicar su obra completa, fue objeto de entrevistas y era considerado por muchos el más grande poeta portugués del momento. Su muerte no pasó desapercibida y fue recogida por 11 periódicos portugueses, la mitad de ellos en provincias. A su sepelio asistieron numerosos amigos y poetas. Como he dicho, mucho de lo que repetimos sobre Pessoa son puras y repetidas leyendas sin soporte real. ¿Qué esperas de esta biografía? De esta biografía espero un mayor conocimiento de Pessoa y que se eviten las leyendas infundadas que lo tapan. También, que se lea más a Pessoa, uno de los escritores más fascinantes de todo el siglo XX. Leer a Pessoa en su Libro del desasosiego o en sus poemas es una experiencia única, parecida a la lectura de un poeta como Machado, con quien tantas concomitancias tuvo incluida la heteronimia, un hombre que toma la pluma para hablarnos a los ojos, sin afeites, sin trucos. Un genio. Fuenteheridos, 22 de enero de 2022
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