Además, nos movemos y actuamos (o interactuamos) por impulsos. Basta que me digan algo para querer hacer lo opuesto. O, viceversa, si me aconsejan (la sociedad) que siente ya la cabeza será porque me estoy haciendo mayor y hay que cumplir con lo que de mí se espera.
Una casa, aunque sea de treinta metros cuadrados. Un trabajo, lo suficientemente pagado para cubrir los gastos primarios y algún capricho, aunque me exploten vilmente. Una pareja, aunque no la quiera. Un ordenador, un móvil, hoy en día absolutamente necesarios para que te tengan en cuenta. Una pasión, o al menos ciertos gustos diferenciadores del vulgo futbolero y de bares. Un vivir coherente, un guardar las formas, una queja no muy lastimosa, al fin y al cabo, para el caso que me hacen…
Me encuentro bien, pero no quiero buscarme. Cada día con sus noches, y solo durmiendo me gusta dejarme llevar. Y no, no confío. Que si hay que estar animada, que si los inviernos ya no son como eran antes, que si es de locas hablar sola, que si estoy triste y no tengo motivos, dicen.
Si cuando me preguntan si estoy bien digo que estoy mal, no está bien. Y si digo que estoy mal estando bien también está mal. Todo parece sacado de un chiste. Pero no me hace ni p… gracia.
Lula, o M.A.R.I.L.U.L.A, que es la protagonista de nuestra crónica, de nuestra escena, de nuestro monólogo interior verbalizado, de nuestro día a día cotidiano, es una mujer que se necesita a sí misma. Que necesita esas medicinas de siglas que la inmunicen de virus contagiosos de las buenas formas. Que echa pestes, pero a escondidas, en la soledad de su cuchitril, en algún whastapp perdido, o en alguna poesía sin rima, qué se yo.
El texto es de Lena Kitsopoulou, que es griega, actriz, dramaturga y directora de teatro y nos plantea, (fíjense, al escribirlo me salió planeta, por algo será), la desgracia dentro de la felicidad y la suerte a base de golpes y trabajo. Por ejemplo. Lo pone en pie Olga Goded que es actriz, actriz, actriz, y parece una chica normal, oigan. Ella le da ese encanto, ese humor, nos muestra ese escudo que quiere construirse para hacerse fuerte, ese amor personal de quien no ama, esa protesta, ese no esperar lo que esperan de ella. No está dispuesta a venderse ni a alquilarse, aunque quiera quitarse de en medio, porque se encuentra bien, pero está cansada de buscarse.
Dirige esta receta, esta medicina teatral, César Barló, que es director de escena, dramaturgista, actor, docente y diseñador de iluminación y cualquier cosa más que no nos cuenta. Entre los tres, y allegados, nos plantean estos problemas con sonrisas. Estos deseos que ahogan penas. Este trago amargo que sabe dulce, esta pastilla única que no hará que el mundo se vea de color de rosa, sino del color que corresponda.
Tómense una píldora de este medicamento y confíen, déjense llevar, (o vayan solos, allí estarán acompañados), y no hagan lo que todo el mundo espera de ustedes, porque si no tiene arreglo, es mejor disfrutar, siempre.
Ficha artística
Actriz: Olga Goded
Dirección: César Barló
Autora: Lena Kitsopoulou
Producción: Surca Teatro
Espacio: Teatro Nueve Norte