Al corazón, en ese instante, le sirve de revulsivo cualquier detalle: una mirada, una sonrisa, por supuesto lo que se dice y, también, los silencios. Todo parte del pensamiento iniciático del cortejo. Se ha fijado en mí, igual que yo me he fijado, coincidimos en unos gustos simples y, si no, también es atrayente esa forma de ver, opinar y actuar sobre las cosas.
Dos personajes en escena, Diego y Bea, con la ilusión de la unidad corporal en un único sofá, en una única cama, en un único espacio compartido. Se sienten temblorosamente vivos, juntos, unidos. La relación es divertida, llena de descubrimientos, cada vez más íntima. “Cómo pude tener tanta intimidad contigo”.
Pero el corazón tiene vaivenes y arritmias e influencias externas. Hasta el punto que empezarán a cuestionarse si, realmente, estaban necesitados uno de la otra, y viceversa.
En Sofá y dos cuerpos, Mariano Rochman nos plantea la relación de pareja con una veracidad fuera de toda duda. Surgen los celos, surgen otros escarceos, surgen los límites de un terreno no delimitado, surgen las desavenencias y, con ello, comienza la incomunicación, los malentendidos, empiezan a molestar ciertas actitudes, y el enamoramiento se va desangrando en esos espacios comunes.
Solo una pareja muy bien avenida, como es el caso de Elena Rey y Xoel Fernández, con esa complicidad inicial que demuestran, para después llegar a esa difícil relación de no creerse nada, o dudar de todo, o no soportar esas miradas antes tan sugerentes, podrían llevar a buen término este trabajo, que Mariano Rochman se encarga de dotar de ritmo, de seguridad, bien medido, haciéndonos a nosotros, espectadores, cómplices de su convivencia que alcanza su punto álgido, para luego caer a las profundas sombras de una separación anunciada. Es, y nos hacen sentirnos, como si fuéramos amigos de la pareja, sin querer tomar partido por ninguno. A los dos los comprendemos, a los dos les damos la razón y se la quitamos, porque nos gusta verlos unidos.
¿Quién se atreve a decir cuál de los dos lleva razón? Esa es la sensación que nos queda. ¡Qué pena, con la buena pareja que hacen!
Sí, es cierto, hacen buena pareja interpretativamente hablando y con el gusto de verlos acaramelados y divertidos, enfadados y emocionados, comprensivos y hartos ya de lo mismo.
Comedia realista y cercana, con humor y ternura, con espíritu y cuerpo vivos.
FICHA TÉCNICA
TEXTO, DIRECCIÓN Y ESPACIO ESCÉNICO: Mariano Rochman
REPARTO: Xoel Fernández y Elena Rey
PRODUCCIÓN: Doble Sentido Producciones
ESPACIO: Teatro Lara, Sala Lola Membrives