Su calificativo de ‘Libertador’ me deja perplejo e irresoluto. Una corrección historiográfica, en una batalla que tengo perdida, pero que voy a seguir defendiendo hasta el infinito; y que se refiere al anhistórico y acultural concepto de América Latina, salvo que, los Hispanos de América, hablen latín o sean de cultura latina, algo inexistente, ya que los latinos son los habitantes del Lacio, cuya capital es Roma. Por consiguiente, son hispanoamericanos o, como mucho, iberoamericanos; y así seguiré defendiendo el hecho historiográfico riguroso sensu stricto.
«¿Simón Bolívar y el Bolivarianismo tienen algo que ver con la Revolución Bolivariana y los movimientos afines en la actual América Latina? ¿Es posible concluir que Bolívar fue el gran precursor de la integración Latinoamericana, según han repetido reiteradamente muchos académicos y políticos como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y sus múltiples seguidores o aliados repartidos dentro y fuera de la región, incluida España? Más allá de los esfuerzos de sus epígonos, resulta difícil sintetizar una esencia única del pensamiento bolivariano. Al igual que cualquier persona, las ideas del Libertador fueron evolucionando a través del tiempo, y más en los momentos difíciles y complicados que le tocó vivir. Bolívar fue un militar, un hombre de acción y un político más que un filósofo o un intelectual, y por eso muchas de sus opiniones fueron coyunturales. Buscaba la mejor respuesta a cada situación y para ello debía adaptarlas a las circunstancias. De ahí que ante desafíos cambiantes el Libertador diera respuestas también cambiantes. no se trata, como se dice, de identificar la existencia de un Bolívar conservador y otro revolucionario, sino de encontrarnos con un mismo personaje que en circunstancias diferentes adaptaba o modificaba sus posiciones a los estímulos circundantes. En ‘El Sueño de Bolívar y la manipulación bolivariana’, Carlos Malamud estudia el pensamiento de Bolívar, especialmente su idea sobre la unidad americana, puntualizando que unidad e integración, y más como la entendemos hoy en día, no son la misma cosa. También apunta que su figura ha sido falsificada a lo largo del siglo XX y en lo que llevamos del XXI por intereses políticos. Sobre todo en el caso de la llamada Revolución Bolivariana que ha revestido al Libertador de una serie de atributos políticos e ideológicos extemporáneos para poder convertirlo en el máximo profeta de la integración latinoamericana, del socialismo del siglo XXI y de la segunda independencia contra Estados Unidos».
El sentimiento violento de la independencia de los hispanoamericanos tiene a Francisco de Miranda como uno de los precursores de la emancipación, frente a aquella metrópoli que nunca les discriminó, ya que eran los españoles de América o de Las Indias; la mayoría de ellos muy próximos a la masonería. Miranda es uno de los precursores del pensamiento político del propio Bolívar. Miranda pretendió adaptar, curiosamente, la idea independentista nacida de las Trece Colonias norteamericanas, que ya habían dado lugar a los Estados Unidos de América y, por supuesto, también a la ideología política de la República revolucionaria de Francia; pero todo ello, con la dificultad que eso conllevaba, debería ser adaptado a la sociología política de la América hispana, precisamente por ello, su impacto entre los hispanoamericanos fue muy reducido. No obstante, es preciso reconocer que con Francisco Miranda se comenzó a modelar la identidad independentista de los hispanoamericanos. A este personaje, por oposición al calificativo liberador de Bolívar se le denomina como ‘el Precursor’. Francisco de Miranda nos ha legado 53 volúmenes de documentos, que contienen la pormenorizada opinión de sus asertos. Miranda vinculaba la unidad política del continente iberoamericano, porque presentaba rasgos culturales y sociológicos comunes, tales como la religión católica y la lengua castellana.
La historiadora Carmen Bohórquez escribe que: «Con Miranda con quien el problema de la identidad americana -ya prefigurada como conciencia de la diferencia-comienza verdaderamente a precisarse e, incluso, a tomar dimensiones políticas». Para John Lynch, las tres grandes causas por las que luchó Francisco de Miranda fueron: ‘la independencia, la libertad y la unidad’ de los hispanoamericanos, pero obviamente desde el punto de vista conceptual de lo que entendía “el Precursor” por esos asertos, en su mentalidad y en la concepción causal del momento histórico en que vivía. El escrito de Simón Bolívar, del 6 de septiembre de 1815, titulado ‘Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta Isla’, es conocido como la ‘Carta de Jamaica’, la que unida a la ‘Declaración de Cartagena de Indias’ del año 1812, son el sumatorio global del legado político integracionista del pseudolibertador, y lo califico así, porque no liberó nada que estuviese oprimido, sino que generó clases sociales y opresión a raudales.
Es obvio que uno de los dictadores manipuladores más eximios de la América hispana actual, es el presidente Nicolás Maduro de Venezuela, que crea todo un cuerpo; sin pretenderlo sensu stricto; conspirativo en contra del ‘Libertador’, al indicar que un párrafo que no aparece en la edición inglesa de 1818, pero sí en la de 1815, es una pura y dura conspiración contra Bolívar, y en ningún lugar aparece nada referido a la más mínima conspiración contra el descendiente de vascos, del pueblo homónimo de Bolívar. «Por otra parte, el tiempo de las apariciones ha pasado; y aunque fuesen los americanos más supersticiosos de lo que son, no prestarían fe a las supercherías de un Impostor, que sería tenido por un cismático o por el anticristo anunciado en nuestra religión». Con este prólogo, invito a los hispanos de Europa y de América, que tengan interés, y buena concepción historiográfica, por un libro sobresaliente, como este, a que se aproximen a esta obra, sobre Simón Bolívar “el Libertador”, que está enmarcado en nuestra historia común. «Quousque tandem abutere Catilina, patientia nostra?»
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