La cuidadosa editorial radicada en Barcelona, nos ofrece un más que curioso libro de unas 900 páginas, dedicado a todo lo que se puede considerar que son las Españas, desde la Prehistoria hasta el momento de la aparición del coronavirus, tal como reza la portada. Por mi formación de Medievalista, me voy a ceñir a este capítulo del libro, muy inteligentemente desarrollado, y que es titulado como: CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS. Es indudable que la tierra es el valor primordial de riqueza natural, en el comienzo de la Alta Edad Media; por lo que los hispanos de esa época dependían de ella, y luchaban por su defensa. «Toda historia es una genealogía del presente. Cuando este nos plantea escenarios inquietantes y las sociedades humanas presentan señales evidentes de quiebra y desesperanza, necesitamos comprender qué está sucediendo y buscamos en el pasado la clave interna de los proyectos sociales que han llegado a nuestros días y la explicación de por qué otros no consiguieron prosperar. Más allá de sus estragos, la pandemia de covid-19 ha revelado el grado de desigualdad categórica en que vive la compleja sociedad española del primer cuarto del siglo XXI y ha expuesto, casi obscenamente, vergüenzas incómodas: nuestra atención sanitaria misma, cuya debilidad estructural nos ha sorprendido a todos; el quebranto de nuestro estado de bienestar, castrado por los recortes y la austeridad desde la Gran Recesión de 2007; la angustiosa epifanía de que sin el turismo nuestra capacidad de generar riqueza es muy modesta; que para seguir adelante necesitamos la ayuda económica de Europa; que no sabemos cómo construir un futuro para nuestros jóvenes en paro; que no encontramos en nuestros políticos esperanza, sino incompetencia o algo peor; que tal vez seguimos siendo un viejo país ineficiente… Necesitamos datos para alimentar respuestas alternativas a las consolatorias o a las falaces que se nos ofrecen. Necesitamos llamar a la puerta de la historia». Se indica en el capítulo que estoy analizando, que los poderosos, por medio de la violencia en ocasiones, habían incrementado su patrimonio, hurtándoselo a los humildes; algo cierto a medias, ya que esto se produce en los territorios extremeños y andaluces, por mor de la Reconquista, en casi ninguna ocasión en los territorios pertenecientes a la Corona de León, por encima del río Tajo, conformada la misma por la unión del Reino de León, los condados galaicos y del territorio portucalense, los condados de Castilla, y partes del Reino de Toledo. Sí es verdad que las otrora amplias villae, ahora habían incrementado sus territorios. Deseo indicar algunas correcciones a este capítulo, aunque muy enjundioso, 1º) No existe en ninguna ocasión la anhistórica Corona de Castilla. 2º) Nunca ha existido una desaparición del Reino de León en Castilla. 3º) No hay ningún Territorio castellano-leonés o un Reino de Castilla-León. 4º) Fernando III “el Santo”, infante leonés por haber sido nato en la leonesa Zamora, es Rey de León y de Castilla, o viceversa, y así firma siempre. En el año 710, los hijos y clientes del penúltimo y atrabiliario rey visigodo de Toledo, Witiza, pidieron ayuda al califa omeya de Damasco, Al-Walid, para seguir en el trono de Toledo, e impedir, de facto, que el nuevo monarca godo sea un enemigo, como lo era el duque Roderigo de la Bética. Los beréberes del Atlas derrotaron, por la defección de los vitizianos, mandados por el liberto Táriq ibn-Ziyád, al rey Roderigo, en la batalla de Guadalete, ya estamos en el año 711. En 712, esta milicia ya está incrementada por las tropas del walid Musa ibn-Nusayr. En menos de dos años, los próceres hispanos habían aceptado la sumisión ante el Islám. Estos mahometanos no deseaban conversiones, sino extraer en poco tiempo la mayor riqueza posible de aquellos infieles, y de una península llamada ahora Al-Andalus. El respeto hacia los habitantes, mayoritariamente y todavía cristianos, del territorio conquistado, es nulo. El estudio sobre la sociedad mahometana, realizado por el prof. Pontón es extraordinario. Todo ello va evolucionando hasta llegar a la batalla de Covadonga (722), que a posteriori, y sobre todo en la curia regia del Rey-Emperador Alfonso III “el Magno” de León y de Oviedo, será el punto de partida para aquella Reconquista única en Europa, y que, de forma absurda, se encuentra inmersa en multitud de diatribas. En este momento histórico, comienzan a escribir la Historia con mayúsculas, un grupo de cristianos sojuzgados en Córdoba, y que tienen claro que su futuro está cerca del trono-imperial de los Magnus Basileus del Regnum Imperium Legionensis, son los mozárabes, que se encargarán de imprimir un carácter especial al Reino más paradigmático peninsular, y que es el Reino de León. Ahí toma de carta de naturaleza el mozarabismo; la foralidad con Alfonso V de León, año-1016; el Reino de León como ‘Señorío de Mujeres’; y, el desideratum de lo máximo, que es la Cuna del Parlamentarismo, en las Cortes del Reino de León, del año 1188 con Alfonso IX de León “el legislador o el de las Cortes”. Siempre y todo nace en León, y Castiella (en llingua llionesa) en todas las ocasiones es una rémora. Alfonso IX realiza una tregua con los almohades, pero su hipervalorado primo Alfonso VIII de Castilla “el de Las Navas de Tolosa” ya había hecho lo mismo. Otra figura interesante del Medioevo hispano es aquel de la existencia de las parias, o tributos muy cuantiosos que los reinos andalusíes abonaban a los monarcas cristianos, por poder seguir existiendo como soberanos independientes. Y, por cierto, Alfonso VI no es rey castellano SINO DE LEÓN o Emperador de Hispania, con Castilla dependiente del Reinu de Lleón. La estupenda narración del prof. Pontón va desgranándose hasta la reconquista del Reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos Isabel de León y de Castilla, y Fernando I de Navarra, II de Aragón y V de León y de Castilla, los denominados como ‘Reyes Católicos’. Con la presión, inequívoca, realizada a los musulmanes en territorio cristiano o mudéjares, para conseguir su conversión o su marcha, finaliza este libro que considero posee un interés más que suficiente. ¡Muy recomendable! «Et hoc est quod comites. ET. Tibi colenda est virtus». Puedes comprar el libro en :
Noticias relacionadas+ 0 comentarios
|
|
|