“Quizá, y solo a veces, la vida se termina a tiempo, en ese momento en el que ya terminó todo lo demás”. Así analiza su situación el narrador del primer relato que abre "El último cuento triste", una antología en la que Eva Losada Casanova explica la soledad y la tristeza, a través de historias cotidianas, protagonizadas por personas casi invisibles y que parecen casi fotografías o fotogramas de una película. Con un estilo muy tierno, con descripciones cuidadas, los relatos nacen del día a día y nos llevan a fijar la mirada en esas cosas y personas que están siempre a nuestro alrededor pero en las que apenas nos detenemos: un ramo de flores, una persona que pasa sus días en una caja de cartón, una pareja que quiere vivir el momento al máximo, una madre que se obsesiona con su hijo muerto y que transita por los límites de la locura… El libro de Eva Losada es un conjunto precioso de relatos que hablan de la tristeza y de la soledad. Los personajes y narradores de las historias de El último cuento triste (Huso, octubre 2022) se encuentran en el terreno de lo invisible. Y es que la autora, consciente de que los pequeños detalles construyen grandes reflexiones, nos lleva a fijarnos en personas aparentemente invisibles y en esos objetos que día a día encontramos a nuestro paso. Así, estos relatos, que funcionan perfectamente en conjunto casi como una novela, proponen estampas, a modo de fotogramas, sobre el discurrir de la vida, los detalles cotidianos y las rutinas. Son retazos que huyen de lo magnánimo, de forma que cualquier persona se podría identificar con las sensaciones evocadas y con las reflexiones que plantea la autora a través de estos personajes. Además, el título tiene una bonita sonoridad y es un canto a la tristeza aunque también a la vida que palpita en las esquinas. Ya desde el “Cuento triste 1” titulado “La presa” vemos la contraposición entre ideas, a través de una trama que se desarrolla en el cementerio de La Almudena, en donde asistimos al entierro de la abuela del narrador, y reflexionamos sobre la soledad y la compañía, la juventud y la vejez, el pueblo y la ciudad, la muerte… “Comprendí los desapegos por lo impuesto, los silencios, su tristeza, el tinte de su vestido y que caminan de espaldas al pasado, en ocasiones nos permite vivir lo que nos queda de vida, construir un nuevo camino…”. Este relato ya nos conquista de pleno y poco a poco vamos avanzando en la lectura, que nos lleva a otras historias individuales pero que bien podrían formar parte del mismo barrio. Como el caso de una mujer en silla de ruedas que comparte un día con su pareja y cruza un puente de madera donde en el pasado había tenido un accidente para así superar sus miedos, u otra que tiene que abandonar su casa y deshacerse de sus queridos libros. También encontramos a una persona que se intriga por la vida de un indigente, y comienza un camino para indagar quién es y qué hace, dando lugar a un cuento que nos habla de las tristezas y los vacíos cotidianos. Y ya hacia los límites conocemos en “La llamada” a una mujer que transita por la locura y llama constantemente a un número de teléfono buscando a su hijo ya muerto. Supongo que ya lo advertiríais pero, ¿cuál es el gran tema de este libro? Los cuentos de esta recopilación funcionan bajo una temática común, pues todos tratan asuntos de candente actualidad y con los que todos y todas nos sentiremos identificados, como son la soledad, la tristeza o el abandono. El estilo de Eva Losada ensambla a la perfección el cuidado de las descripciones, con frases cortas y reflexiones muy potentes alrededor de estos temas, que nos hacen recordar a los cuentos de otra autora española muy exitosa, Laura Ferrero, que también me emocionó con libros como La gente no existe. El último cuento triste se define como un homenaje a las pequeñas grandes historias, a la tristeza y a la enorme capacidad de las personas para sobreponerse ante los avatares del día a día. Esto se consigue gracias a la unión perfecta entre fondo y forma, pues la autora es capaz de manejar los mecanismos de la intriga psicológica y construir tramas en las que a veces nada es lo que parece. Su capacidad es saber tratar asuntos profundos desde la aparente cotidianeidad, y en este sentido sus relatos están dotados de una enorme plasticidad, y casi pueden leerse como si viéramos una película u observáramos atentamente una fotografía. En definitiva, el libro de Eva Losada aúna un conjunto de relatos que nos hablan de la soledad y de la tristeza, y que se centra en los pequeños detalles del día a día. Eva Losada controla muy bien los mecanismos de intriga y sabe combinar el fondo y la forma, sin excesos, construyendo pequeñas grandes historias que funcionan como estampas o fotografías con las que todos y todas nos identificamos. Puedes comprar el libro en:
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