María Valdés Mendoza, destacada (y solapada) poeta cubana del siglo XIX jueves 27 de octubre de 2022, 17:00h
En medio de un ambiente intelectual marcadamente masculino sobresale la obra de esta escritora romántica, María Valdés Mendoza. Su producción poética marca un modelo de expresar sentimientos al gusto de la época. María de las Mercedes Valdés Mendoza nació en la población cubana de Guanabacoa el 11 de noviembre de 1820 dentro de un círculo familiar muy propicio para el conocimiento y desarrollo de la cultura a través de la educación esmerada que recibió de sus padres y gracias a las lecturas que le proveía la biblioteca de su casa. Fácil suponer, por tanto, que desde muy pequeña sintiera inclinación por los clásicos a los que según sus propias palabras admiró por su sabiduría y su templanza de ánimo. Se sintió atrapada por escritores románticos de su país y extranjeros y deseó emular redactando de forma incipiente y silenciosa poemas, sin la intención de darlos a conocer públicamente. El lugar y la época no auspiciaban buenos augurios para una mujer poeta, que vivía sin proyección social, retirada en un ámbito doméstico tal y como exigían los cánones del momento. Muy propio de aquellas décadas eran las tertulias literarias, eminentemente frecuentadas por hombres, y fue en el salón de Nicolás Azcárate personalidad influyente en La Habana por entonces, donde el famoso dramaturgo cubano Francisco Javier Foxá leyó La rosa blanca cuya autora desconocía cómo habían ido a parar sus versos a dicho escritor que se animó a recitar ante un público selecto concitado en aquella ocasión que aplaudió y encomió el arte de la joven, ausente, por supuesto; todo muy masculino; pero fue a partir de esa velada, cuando su opacidad se transforma y se hace visible el carácter literario de nuestra fémina; comienza, pues, a ser reconocida en ámbitos intelectuales de la isla y más allá del océano. De esta manera encontramos muchos de sus trabajos recopilados en el tomo I de sus «Noches Literarias». Muere con 75 años en La Habana en 1896 llegando a ser famosa en su propio país y en Europa. La crítica posterior ha calificado su poemario impregnado de una temática cotidiana y lleno de personajes enternecedores que se debaten en su interior entre el sentimiento y la pasión, la obligación y el debate. Todo ello con un estilo muy natural y una técnica cuidada. Dominan los contrastes, las comparaciones y las imágenes, propias de una escritura arrebatada y vitalista o serena y contenida, paradójicamente. Su poemario ve la luz a lo largo de su vida en distintas publicaciones de España y Cuba como El Liceo de La Habana, Guirnalda Cubana, Cuba Literaria, entre otras. Son famosos sus títulos de Cantos Perdidos, Canto a Cristóbal Colón (traducido al inglés y al alemán). Figura en alguna antología (de curioso título): Poetisas Americanas. Ramillete poético del bello sexo hispano-americano o en el Florilegio de escritoras cubanas y Galería de Poetas entre otras colecciones que reúnen a escritores y escritoras del siglo XIX en sus más distintos géneros literarios. + 0 comentarios
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