¿Cómo nace la idea de escribir un libro basado en el recorrido que hizo en el verano de 2021 por la Riviera italiana y francesa?
En este caso, a diferencia de mi libro anterior en la misma colección, “Cinco horas en Venecia”, inicio el viaje con la certeza de que acabaría escribiendo sobre la experiencia. Pese a las lógicas improvisaciones, el viaje estaba más o menos planificado. Las motivaciones para elegir el itinerario fueron dos. La primera, indagar en una información que leí en un manual de literatura inglesa: allí se decía que hubo poetas románticas, como Felicia Hemans, Lady Blessington o Letitia Elizabeth Landon, que eran más populares y vendían más libros que sus colegas hombres, como Lord Byron o Percy Shelley. Su pista me llevó a Génova. El segundo motivo para elegir este itinerario fue mi fascinación por el disco de los Rolling Stones “Exile on Main Street” y el deseo de conocer el lugar donde fue grabado, el pueblo de la Costa Azul Exile on Main Street. En cuanto a la motivación para escribirlo, quería dar continuidad a lo que había empezado con “Cinco horas en Venecia”. De hecho, tras dejar Venecia, Lord Byron se fue a las costas de Toscana y Liguria, donde arranca mi nuevo libro.
“Siete días en la Riviera" trata de un viaje que hizo en el verano del año pasado. ¿Le ha costado resumir todo el viaje en 237 páginas?
Cuando se trata de narrar una experiencia vital intensa todo el espacio es poco, pero he acabado seleccionando los elementos que de alguna manera ayudan a articular la trama. No se trata de resumir, sino de dejar solo lo que es esencial. En cualquier caso, supongo que mi oficio de periodista me ha enseñado a economizar el espacio cuando es escaso y a extenderme cuando la trama lo requiere. Aunque, si he logrado o no hacerlo con elegancia, es algo que tienen que decirlo las lectoras y los lectores.
¿Qué se le ha podido quedar en el tintero?
Más que quedarse en el tintero, hay situaciones que tal vez sugieran nuevas historias. Hay mucho que escribir sobre las poetas románticas que he citado, injustamente olvidadas por el canon literario. Sus vidas y sus obras son un filón por explotar. Y es muy sugerente la historia del pobre grumete Charles Vivian, un chaval inglés de 18 años que murió en el naufragio de Percy B. Shelley. El chico, de alguna manera, fue una víctima colateral de una locura romántica. Animo desde aquí a que alguien indague en su historia y nos la cuente, ya sea en formato de libro o de película. Su cuerpo fue incinerado en algún lugar de la playa de Viareggio.
¿Da tiempo en una semana a recorrer todos los rincones que cita en su libro?
Estamos hablando de un recorrido de 300 kilómetros por carreteras magníficas en una semana de principio del verano, cuando los días son eternos. Es un recorrido en el que te puedes recrear en los detalles. De hecho, visité muchos más rincones de los que aparecen en el libro. Prescindí de describirlos porque no están relacionados con la esencia de la historia que quería contar.
¿Tomó notas para escribir el libro?
Suelo tomar notas en todo tipo de situaciones. De los libros que leo, de las exposiciones que visito, de las películas, de las obras de teatro, de las conversaciones, de las comidas de trabajo… Tengo el escritorio lleno de libretas, además de las apps de notas de la tableta. Sí, tomé muchas notas, como las tomo de todos los viajes que hago. Hay un momento en la vida en el que te das cuenta de que ya no puedes fiarte de la memoria como lo hacías en tu juventud.
Leyendo el libro uno se encuentra que hay muchas anécdotas ¿se ha documentado para escribirlas?
Sí, es una parte que me encanta de mi actividad literaria, documentarme, indagar, descubrir. En lo referente a los poetas románticos y su paso por Toscana y Liguria, me he documentado en biografías antiguas y modernas. En el de los Rolling Stones en la Costa Azul, con publicaciones de prensa, libros y testimonios directos de personas que vivieron su paso por la costa francesa en 1971.
En el libro cita a Patti Smith, Byron,The Rolling Stones y Eugenio Montale, entre otros escritores y músicos ¿qué le ha llevado a elegirlos?
Como digo en el libro, Patti Smith es una gran admiradora de los poetas románticos de los que hablo. Además, estaba en la costa italiana en los mismos días en que yo hice el viaje. Byron y los Stones, como verá el lector, son el motivo mismo del viaje. Y Montale un poeta que siempre he admirado y que escribió bellos versos sobre la zona que visito en el viaje.
A lo largo del libro hay siete capítulos y en la gran mayoría el título el capítulo hace referencia al nombre de una cafetería, ¿existen estos lugares citados por usted en el libro?
Algunos sí. En Liguria hay varios cafés dedicados a Byron o a los Shelley. Otros no, son imaginados. Como explico en el libro, en la Costa Azul decidieron olvidar el paso por allí de los Rolling Stones. No hay apenas nada que los recuerde.
¿Qué hay de real y de ficción en el libro?
Todo es real, menos el nombre de la mujer que me acompañaba. Elegí Elisabetta por sus connotaciones vampíricas. Por lo demás, obviamente, las conversaciones están recreadas y adecuadas al ritmo de la narración. La literalidad me la reservo para mi trabajo periodístico.
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