¡Qué sí Vani, que sí! Que me lo contó Piluca el viernes tomando unas birras cuando le pregunté por su novio.
- ¿Novio yo? Que no te enteras mona, que se lleva el amor interruptus. Que yo solo sabía lo del coito, pero eso es más antiguo; de lo del amor interruptus no tenía ni idea, pero ¡mola mogollón! Parece supercómodo.
Dice que es más fácil que deshojar una margarita, porque con la puta sequía no encuentras ni una. Mejor encender las luces del coche, esas que pones para sacar las maletas y estacionas toda la tarde, esas que se encienden y se apagan… sí, no; sí, no… No tienes ni que preguntar…
- ¿Me quieres cariño?
- Tontorrona, sí tú lo sabes…
Amor intermitente, ahora sí, ahora da igual, ahora sí, ahora me la pela… Manuela.
¡Oye, qué cómodo! ¿Que os vais juntos de vacaciones? Pues toca que sí y a pasarlo dabuten; ¿qué te toca finde largo? Pues eso, a disfrutar como locos, cubata, pipa, un buen revolcón y lo que se tercie. ¿Qué se va con la amiga íntima -no te equivoques, siempre hay una sacándole brillo al ego- o con unos amigos? ¡Pues toca que no! ¡Es guay! porque no tiene ni que llamar por teléfono y tú te aguantas, porque esto es el amor interruptus. Luego no vengas con malas caras ni te llames a andanas. Si no te enteras de que las nuevas relaciones son así, es tu problema. Haber pedido un idilio más normal de esos de declaración y compromiso. ¡Si serás antigua! Tantos años y pareces nueva o te has caído de un guindo.
Ay Vani, que no tienes ni puta idea de qué van ahora los amores. Ya no hay obligaciones, ni acuerdos, ni responsabilidades, ni riesgos. No hay que dar ninguna explicación, ni siquiera por respeto. Ni decir la verdad, basta con callarte o con poner carita inocente y afirmar que no tienes ni idea cuando te hacen una pregunta; así salvas la situación y te quedas tan pichi. Que ya te digo, ¡que es pura comodidad!
Y pensando un poco, me da que esta moda tiene que ver con la terapia Gestalt, eso del aquí y el ahora: “todo sucede en el presente, el futuro es una fantasía y el pasado importa tan solo como parte de la realidad del ahora”. Es decir, todo se reduce al presente. Hay que concluir un ciclo para pasar a otro…, pero no podemos olvidar que somos responsables de las respuestas que damos ante la realidad de cada momento, y no preguntarnos por qué hacemos algo, sino para qué lo hacemos…
¿Los amores intermitentes proporcionan beneficios? Con un buen entrenamiento, seguro que sí. Solo tienes que planificar bien las fechas y endurecer tu corazón, que quede como puro pedernal… porque ¡tú siempre ganas! Para ti siempre es sí: ahora sí, ahora sí, ahora sí, ahora también, ahora me toca y siempre me sigue tocando… con una, con la otra, con ellos… ¡Siempre sí!
Que sí Vani, que sí, que para el es jauja, pero para ti… ¿Qué haces cuando es que no? Te jodes y esperas a que pasen las dos semanas de rigor -porque como mínimo siempre son dos semanas-, porque suele volver, y con un par de cervezas artesanas y ricas te deja como nueva. Y a repetir el ciclo y ¡a pasarlo otra vez dabuten!
El peligro del aquí y el ahora es que se olvide del allí y entonces... Porque siempre es presente. ¡Fíjate tronca si se queda enganchado con la otra en un aquí que no te mola! ¡Qué putada! ¡Como que creo que ya no me apunto mona!