Teoría del Complot en estado puro, con una salvedad: se apoya en una base documental sencillamente enciclopédica. Sólo el capítulo de referencias de su obra canónica -Deep Events and Deep Politics-, abarca ciento cincuenta páginas. ¿Cuál es su tesis?
Desde los años ’70, el poder real en EE.UU. obedece a un Deep State -un estado profundo y paralelo- basado en un proyecto de dominación mundial sostenido por las altas finanzas y la industria petrolera, e implementado por una “maquinaria de guerra fuera de todo control”. Scott documenta la implicación de la CIA en centenares de golpes de Estado, en la geopolítica del narcotráfico, en la insurgencia de la red Al-Qaeda. En todo aquello que Tzevan Todorov ha definido como el Nuevo Desorden Mundial, cuyas últimas derivadas serían la escalada de provocaciones que han desencadenado la guerra de Ucrania y la creciente tensión con China.
Llamamos dictadura imperialista al régimen de Putin, también al de Xi-Jinping. ¿Cómo llamar a esos poderes secretos verticales que en EE.UU. gobiernan la acción pública y la toma de decisiones políticas en base a la preservación de intereses privados, los de las grandes corporaciones petrolíferas y armamentísticas? Documento sobre documento, Dale Scott argumenta cómo las decisiones aparentemente irracionales- incluso paranoicas-, de los sucesivos presidentes norteamericanos responden a un concepto no menos terrorífico, que define como “Supramundo”, fundado sobre su obsesión por su propia seguridad, pero también sobre su irrefrenable expansión imperialista.
“Guerras preventivas” como la de Irak, o perversamente inducidas, como la de Ucrania, siempre alzadas bajo la bandera de la filantropía neoliberal y ominosamente asentidas por una Europa al servicio de la OTAN. Acciones criminales abiertas o encubiertas, obscenas imbricaciones económicas y geopolíticas, un abominable teatro de sombras que se burla de todo atisbo de derecho internacional. Es así como la aparente búsqueda del orden y la seguridad no cesa de acrecentar el desastre del vigente nuevo desorden mundial y la inseguridad global a todas las escalas, fuera de todo control democrático.
Podemos seguir manteniendo la política del avestruz, comulgar con el pueril maniqueísmo que nos vende el mainstream. Las consecuencias están a la vista. Otro poeta, Paul Valèry, escribió: “El hombre sabe lo que hace, pero nunca lo que desencadena eso que hace”. No digamos ya lo que renuncia a hacer. Ningún problema: el Deep State americano, el Supramundo, lo hará por todos nosotros.
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