Acompañado por cuarenta y tres hermosas ilustraciones del pintor Javier González Gumiel y de un prólogo bastante clarificador de Fernando Ugeda Calabuig, que ha realizado una brillante exposición del contenido del texto: “Alexis utiliza, de manera literaria, infinidad de recursos marinos para referirse a asuntos terrestres y mundanos con una mirada crítica que se debate entre el desencanto y la esperanza.”
El libro contiene sesenta poemas y tal como anuncia el autor en la introducción “está dividido en cada una de las zonas en que se clasifica el mar, según su profundidad: zona de neuston, zona epipelágica, zona pesopelágica, zona batial, zona abisal y zona hadal.”
Los recuerdos de la infancia macerados por el paso de los días y envueltos en un halo cuasi onírico imprimen a los poemas de Alexis López Vidal un sello distintivo que atrae y seduce al lector: “Los lobos de los esteros, de piel escamosa / y brillantes aletas dorsales, como pabellones, / aferran entre las fauces el intestino inmaculado / del mártir, pez que caminó sobre las aguas. / Se entretuvieron devorándolo, por siglos, / dentellada a dentellada de pedradas, / de palos, de hurgonazos y de hurtos / del cajón exhausto de la conciencia.”
También es recurrente el uso de la elipsis en bastantes poemas de este libro, que terminan un buen número de ellos con un latiguillo que pareciera querer hacer de epílogo: “Aún confían en las artes de pesca. / Madejas de pelo sucio adormiladas / en los acantilados de las azoteas / que sembraron de nidos torpes / para el divertimento de los escorpiones. / Aún confían en las artes. / Padres de los idiotas guarecidos / bajo los aleros de uralita / que asomaron de crisálidas deformes / para el deleite morboso de los televidentes. / Aún confían.”
El duro trabajo de los marineros, sin tener la certeza de regresar a tierra cada vez que salen, que se enfrentan diariamente a esa inmensidad en donde habita lo imprevisible, condenados al temor siempre presente de quedarse al pairo en ese lagunazo sin límites sobre el que caminan como guerreros no reconocidos y mucho menos pagados por su esfuerzo: “Estas manos curtidas por el agua de mar / y los aires cortantes, definitivos, que exhalan / los leviatanes, estas y no otras, ásperas, / imperfectas, toscas como las cuadernas / de una armazón de barco, que revelan / sobre la piel de sus palmas las rutas / hacia las otras pieles cuyos secretos / revelaron, hoy se muestran incapaces / de sostener el peso ni soportar lo urente / de un corazón cobarde.”
“Catálogo de bestias marinas” de Alexis López Vidal, es un poemario lleno de alegorías y simbolismos que el lector habrá de rastrear hasta encontrar las huellas de la extrañeza, esa condición necesaria en todo libro que se precie de llamarse tal: “Despójate del musgo luminoso. / No hay dique para guarecer / tu bahía del deseo prisionero / en la lengua de las ostras, / perla negra de ruina y aguafuerte. / Despójate de la túnica de salitre. / Y ven.”
Un poema más que habla del desaliento y de la desesperanza: “Porque en la torpeza de mis caricias / hallas arquitrabe donde componer / el palangre de mi derrota. / Así nuestros amores.”
Un gozo “Catálogo de bestias marinas”.
Puedes comprar el poemario en:
Si (
No(
