Que yo sepa y controle (y controlo tope mazo) Úrsula Von der Leyen también tiene ese privilegio. Pero de otra manera. Letizia es sofisticada y la Von der Leyen, severa y austera. No es de bolsos ni de marcas pijas. Supongo que te habrás dado cuenta con la de veces que viene a España a ver a su amiguito Pedro Sánchez. Aunque quizás te has fijado más en los ojitos que le pone y la sonrisa que le dedica. Como la de Pretty Woman a Richard Gere. El roce hace el cariño. Veremos qué pasa en la cumbre de la OTAN. Igual es más tórrida que borrascosa.
Lo mío es envidia pura y dura y lo de esta gente calidad de vida, tío. Pocas mujeres, incluso reinas, pueden permitirse el lujo de ir sin bolso por la vida. Ni siquiera Isabel II, siempre aferrada a sus bolsitos pastelosos a juego con el sombrero. La estética que elegimos dice mucho de nosotros. Mira Zelensky, con su camiseta cheguevariana da el pego total, que es lo único que le interesa. O la mochila de Mónica Oltra. Ahí mete sus principios, su ética, su coherencia y se la echa a la espalda. Y a tomar por saco, oye. Que le quiten lo bailao.
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