Un eco vestido de canciones, de nostalgia, de recuerdos. La oportunidad de dejar de ejercer la resistencia obligada que nos ofrenda la adultez, condenándonos –más de una vez- a volvernos los verdugos de nuestro propio destino y, a pesar de los años y los daños, dejarme llevar por la música en la que se acunan todos aquellos sueños recién paridos que, irónicamente, son los mismos que la vida nos va robando de a pedacitos, como si nos desollara, con la única y monstruosa intención de ayudarnos a “crecer” (obligándonos a creer, entre otras cosas, que la muerte existe). “Había una vez dos niñitas que inventaban canciones. Pero, Ada Elba tenía una bicicleta con alas y no se dio cuenta y pedaleó hasta el cielo. Entonces, Liuba María ya no tuvo con quien cantar. Ah, pero su guitarra era milagrosa y de pronto, empezó a tocar sola… ¡Y todos cantamos con Liuba María…!” Ivette Vian Letras que se transforman en alas que nos agitan la sangre. Una ofrenda que Liuba decidió hacerle a Ada Elba Pérez, esa amiga que se fue a destiempo (otra gran artista reconocida ) y que es la autora de una parte importante del contenido de esta obra repleta de canciones y poesías infantiles), para que su memoria haga huella y se deje ver a través de los colores, las melodías y las ilustraciones que Huso decidió inmortalizar en cada una de sus páginas. Adivinanzas, travesías mágicas y señores arcoíris. Lunas, vendedores de asombros y marionetas que se van a dormir. Páginas suaves y aterciopeladas -dueñas de una calidez y calidad pocas veces vistas- que se entrelazan y se fusionan como todas aquellas almas que están obligadas a encontrarse. Una portada impetuosa y saturada de colores, con ilustraciones de la artista Lidia Morales Morales, que se ocupa de abrigar el contenido de un libro tan mágico, como ancestral y que los niños en su interior podrán colorear… Tan artesanal, como interactivo (porque también cuenta con un código QR para que los niños puedan ingresar a través de su móvil) y, de alguna manera, puedan ser testigos y protagonistas de cada una de estas historias transformadas en canciones (y al revés). Un libro heterogéneo. Distinto. Único, lúdico, hiperactivo. La excusa y el motivo de vivir para contar. Para cantar. Para crear y creer. “Gracias a Mi niña imaginada, por el privilegio de habitar su reino de papel, por permitirme estar siempre a salvo, por no correr el riesgo de convertirme en una persona mayor”, escribió Liuba, en su introducción. Les regalo esa frase. O la promesa y la certeza de Liuba que, a partir de ahora, por suerte (y gracias al cielo) nos brinda la misma oportunidad a todos nosotros. A esos niños que fuimos, que somos, y que nunca –pero siempre- volveremos a ser. Nota: Liuba María Hevia firma los días 4 y 11 en la caseta 141 de la Feria del libro de Madrid, de 11:00 a 13:00 su libro para niños Mi niña imaginada. Puedes comprar el libro en:
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